"Pasa algo de tiempo con tu hija”, murmura Damien. “Pasas todo tu tiempo entrenando, trabajando o con Maddie”.

“¡¿Me estás acusando de estar abandonando a mi hija?!”. Las fosas nasales de Brax se agitan mientras empuja las manos contra la mesa como si tratara de contenerse.

Damien lo fulmina con la mirada. Era exactamente lo que estaba diciendo.

“¡Arréglenlo!”, les digo con molestia. “¡Ya tengo bastantes problemas en esta manada y no necesito que estén constantemente peleándose! ¡Resuélvanlo!”.

Ambos se callan. Supongo que Evrin no es el único que está agotado.

“¡Voy a hablar con mi hija y averiguar qué pasó exactamente!”, suelta Brax antes de salir furioso de la cocina.

Damien abre la boca para decir algo y yo le lanzo una mirada de advertencia.

“¿Lo lastimó?”, pregunto cuando sé que Brax ya no está cerca de nosotros.

“No exactamente”.

“¿Qué se supone que significa eso?”.

“Se lanzó contra él desde el otro lado del salón, usó una silla para inmovilizarlo en el suelo y lo amen