Damien

Me ignoran y se transforman de todos modos. Aunque Dane no deja de fulminarme con la mirada. Habría preguntas, pero podría lidiar con ellas más tarde.

Me siguieron durante unos minutos. Eran rápidos, pero yo lo era más, deslizándome entre los árboles con facilidad.

Atravieso el bosque siguiendo su olor. Me sentía esperanzado cuando siento el leve aroma de fresas. Significaba que no la había abandonado y escondido en un lugar escondido cualquiera como solía hacer. Esto era un juego para él, un juego que iba a perder.

Las copas de los árboles se espesan y oscurecen el bosque a pesar de que el sol estaba alto en el cielo. Podría esconderse en cualquier parte y los lobos no se darían cuenta. Oculto en las sombras, esperando y observando, eligiendo su momento perfecto como si estuviera cazando a su presa.

“Sé que estás aquí”, digo en voz alta. “Puedo olerlos, a ti y a ella”.

Él no responde. No esperaba que lo hiciera, porque este era exactamente su forma de actuar. Era silenci