Björn se impacientó durante los siguientes meses, su rostro y el de Christine, casi todos los días aparecieron con detalles de la famosa boda del año en todas las revistas de espectáculos, se había encargado ella misma de que todo mundo hablara del evento en mayo.
Después de aquella cena de compromiso, donde apareció su padre para cerrar con broche de oro esa misma noche, Anton confirmó que realmente su hijo se iba a casar y que no sería timado por él mismo solo para tomar el control de los negocios de la familia. Él no era Bruno. Se repitió constantemente. Björn era diferente de los tres hijos.
El gran evento sería en los mismos jardines del hotel, eran grandes y espectaculares, un lugar digno de celebrarse.
—Ya mañana entramos al mes de mayo… —comenzó a decir Christine mientras contoneó su trasero hacia Bj&o
Bruno se miró en el espejo, su rostro no había quedado bien del todo con aquella golpiza que le había propinado Björn en el club. Y Bruno ya no era aquel hombre, cerró sus ojos y con el puño de su mano, golpeó su reflejo con tanta fuerza que este se hizo añicos frente a él, al abrir sus ojos miró sus nudillos lastimados y empezaron a sangrar. —Señor Hoffmann…—escuchó a su espalda, pero Bruno estaba aún mirando sus nudillos cuando se giró hacia la puerta de su habitación. —Dame buenas noticias. —Bruno dijo en un tono gélido hacia su nuevo jefe de seguridad, este, no se inmutó a sus palabras. —Me ha informado que su hermano Oscar ha regresado a Bali, pero ha regresado solo. —Bruno levantó su mirada y miró al hombre de traje oscuro. — ¿Y en el pueblo? —preguntó. —Su hermano Björn sigue custodiando a la familia Gray 24/7. No hay ningún cambio. —Bruno presionó sus labios con fuerza. —Bien, cualquier cambio, avísame de inmedia
Christine recordó el restaurante de hace años atrás en su primera y última visita, así como la tienda de abarrotes y la carnicería. Con sus lentes de sol y el sombrero intentó pasar desapercibida ante los demás habitantes. El auto se detuvo en el único hotel que había, bajó su pequeña maleta y se dirigió hasta la recepción. Había un hombre alto, fornido pero con el rostro más amable que podía existir, Christine se retiró el sombrero y los lentes, miró al hombre del otro lado del mostrador. —Bienvenida, señorita. —ella sonrió. —Gracias. — ¿Busca alguna habitación? —Christine asintió. —La mejor que tengan. —Perfecto. —el hombre, llamado Josh, tecleó con agilidad. —Tengo la suite presidencial. —sus miradas se cruzaron. —Así le decimos ya que es la más grande y tiene todo. —La tomaré. — ¿Cuántas noches se hospedará? Puedo hacerle una promoción. —Iván sonrió. —Hoy sábado y mañana. —él asintió. —Disculpa, una pregunta…—Christ
Christine esperó muy ansiosa en el interior de la camioneta, miró la pantalla de su celular y no llegaba el mensaje que necesitaba para volar.—Señora Laurent, el avión está listo. Cuando usted lo ordene, daré las indicaciones al piloto. —ella levantó la mirada y miró al hombre de seguridad.—Dame un par de minutos, —el hombre asintió y esperó afuera del auto, para que Christine tuviese privacidad.La pantalla del celular se encendió y apareció el nombre de Bruno Hoffmann. Una sonrisa apareció en sus labios. Deslizó el botón verde para contestar la llamada. —Vaya, ya te habías tardado.—No suelo hablar con los traidores.—Oh, ¿Entonces a que se debe tu llamada?—Le has pedido un favor a uno de mis hombres de seguridad, quiero saber, ¿Para qué?Christine tor
LunesBjörn sonrió al recordar todo lo que había pasado el fin de semana, soltó un largo suspiro de que todo estuviese marchando según sus planes, ya había recabado todo lo que necesitaba, solo faltaba esperar la boda para firmar y tomar el control de todos los negocios de la familia.Tocaron a la puerta sacando de sus pensamientos a Björn, era Christine, y él notó algo que no había visto en ella. Le hizo seña de que podía entrar, ella lo hizo.—Buenos días, —entró cerrando la puerta detrás de ella, luego caminó hasta la silla frente al escritorio. Pero esta vez no se sentó. Puso las manos en el respaldo.— ¿Pasa algo? —Christine puso un gesto dramático y asintió. — ¿Qué es?—Intenté justificar tu ausencia este
Bruno estaba sentado en el rincón de la habitación oscura. Todo lo que había pasado durante los últimos meses, lo tenían mal. En su mano derecha tenía su celular, había guardado una grabación de una conversación con Björn en llegado caso que la necesitara y había hecho bien, -una sonrisa apareció en sus labios- ya que la ocuparía en cierto día.Tocaron a la puerta, Bruno anunció que podían entrar, al hacerlo, el hombre no veía absolutamente nada.— ¿Qué pasó? —preguntó Bruno en su lugar escondido en la oscuridad.—Señor, la señora Laurent a arribado al edificio. —Bruno asintió lentamente a pesar de que el hombre no podía verlo en la oscuridad.—Bien, que espere en la sala, en unos momentos bajo.—Sí, señor. —e
Un día antes de la boda de Björn y Christine...Ava desde el ático, miro las luces de los edificios, así como la estatua de la libertad, era demasiado diminuta desde ahí. Tocaron a la puerta y se asomó Amelia.—Hija, la cena está lista. —Ava se volvió hacia su suegra, luego sonrió de manera cálida.—Mañana se terminará todo. —Ava dijo a Amelia, esta última notó el tono de ansiedad en ella, entró y cerró la puerta. Caminó hasta la joven mujer que pareció notarla más tensa que antes.—Así es, ya está todo listo para que todo termine. —Amelia descansó sus manos sobre los hombros de Ava. Luego sonrió. — ¿Qué es lo que te preocupa?—Que no salgan las cosas como Björn las tiene planeadas. Me p
Al escuchar Christine las palabras de Anton, sonrió en su interior, sí que había escuchado el suegro cuando le contó acerca del anillo de compromiso de Ava, y su supuesta aventura con su hijo. Ese mismo día que había visto a Ava y a Nicoletta en los curios de compras, había ido a buscarlo y contarle que podría Björn negarse a casarse con ella. Recordó al señor enfurecido y le había dicho que se lo dejara a él, que no tenía ella de que preocuparse. —Oh, bien, entonces... ¿Dónde tengo que firmar? —Björn miró en dirección a Christine qui&eacu
Björn se miró en el espejo mientras se acomodó la pajarita de su esmoquin, luego observó su reflejo frente a él. —No era lo que tenía en mente. —murmuró sin dejar de darse un repaso. Tocaron a la puerta y Björn suspiró. ¿Quién sería? —Adelante. —dijo en un tono alto, escuchó la puerta abrirse. Se giró y era Thomas. — ¿Todo bien? —él se tensó. — ¿Qué pasa? —El señor Bruno está afuera. —la ira salió a la superficie en segundos, sus manos se volvieron puños, recodando la última vez que se vieron. —Qué pase. —dijo Björn con la mandíbula tensa, Thomas presionó sus labios de manera fugaz y en señal de en desacuerdo, lo que quería su ex jefe era crear un ambiente de hostilidad o guerra, ya que sabía que nada bueno venía de Bruno. —Señor…—Thomas intentó decirle que no era momento de hablar con él, pero la mirada en Björn tenía reflejado el mismísimo infierno. —Que pase. —replicó en un tono cargado de frialdad. Thomas asintió, se g