Björn había dado las indicaciones al personal de la casa, que no quería a nadie rondando por el lugar a menos que él los necesitara, así que pidió el desayuno y regresó por Ava a la habitación. Ella estaba sentada en la orilla de la gran cama, envuelta en la sabana de seda, Björn tenía puesto solamente el pantalón de pijama cayendo de su cintura, se detuvo en la puerta y la observó de perfil, tenía algo en sus manos.
― ¿Pasa algo? ―preguntó con el ceño arrugado. Ella giró su rostro y el cabello ondulado y castaño, cayó por su pecho, se mordió el labio y él notó el sonrojo en sus mejillas. ―Hable, señorita Gray.
―No es reclamo, pero me has dejado sin bragas. ―él alzó sus cejas, recordando el momento exacto en el que sus manos hicieron el tirón, rompiéndolas por completo. Se
Amelia Miller entró a su habitación y revisó que todo estuviese intacto como lo dejó la última vez, lanzó su bolsa sobre la cama y se acercó a la ventana panorámica, siempre le habían gustado los espacios con luz natural, la alberca siempre era básico en cualquier lugar que llegaba a quedarse y ese era su favorito.Tocaron a la puerta. Sin girarse, dio la orden de que podía pasar, ella esperaba en sí a su jefe de seguridad, Albert. Pero era Björn.―Madre. ―escuchó la voz de su hijo a su espalda.― ¿Ya estás decente? ―preguntó y al no escuchar a Björn se cruzó de brazos y se giró hacia a él con su ceño fruncido. ―Vaya, te has quedado callado. ―raro de parte de él, ya que siempre tenía algo que decir en su defensa.―Estoy por primera vez, ―hizo una pausa, como si no encontrara
Ava caminó de un lado a otro pensando en lo que la madre de Björn le estaría diciendo, ¿Cómo es que se habían dejado llevar por el deseo? Se repitió una y otra vez esa pregunta. La puerta de la habitación se abrió y apareció Björn.― ¿Estás lista? ―ella asintió rápidamente.― ¿La señora Miller? ―él notó la preocupación.―Mi madre está bien, tranquila…―hizo una pausa lanzando una mirada fugaz al reloj. ―Me cambiaré y nos vamos. ―Ava asintió, él se acercó hasta quedar frente a ella, se inclinó en dirección a su oído y susurró: ― ¿Te gustaron las bragas?A ella se le escapó un jadeo, el calor del cuerpo de Björn la traspasó con calidez.―S-Si, gracias. ―dijo un poco, agitada, luego se mordió el labio inferior, &ldquo
Ava presionó el botón del elevador para que bajara. ―Oh, tuve un contratiempo. ―luego regresó la mirada a los números. ― ¿Qué contratiempo? ―preguntó Christine, Ava giró su rostro y le sonrió de nuevo. ―Un contratiempo personal. ―Espero que sea la primera y última vez que eso ocurre, ahora que Sussan no está por tu culpa, no puedo estar desviando las llamadas a recepción. ¿Entiendes? ―el sonido de la campana del elevador sonó, las puertas se abrieron y entraron las dos. ―Sí, no volverá a pasar. ―respondió Ava cuando las puertas se cerraron frente a ellas. Su mirada la fijó en los números del elevador. ―Eso espero, ―Christine la miró de perfil. ―Por cierto, como no has llegado a tu puesto de trabajo a tu horario correspondiente, no has leído el comunicado que he enviado a primera hora del día. ―Ava intentó controlar la rabia que estaba corriendo por debajo de su piel, sabía que le restregaría lo de su compromiso con Björn, pero lo que n
Ava se había quedado perdida en sus propios pensamientos sin darse cuenta que Björn había llegado a la oficina, soltó un suspiro que la hizo salir de ellos, levantó la mirada y lo vio.― ¿Qué te ha dicho, Christine? ―preguntó Björn cruzando sus brazos. Seguía furioso por dentro, pero no le preocupaba los demás, si no, Ava.―Me informó del comunicado de su…―Ava arrugó su ceño, ―compromiso.Björn se acercó a ella y se sentó sobre sus talones, tomó su mano y acarició sus nudillos suavemente.―Sabes lo que pasará, ignora a Christine.―Cuando se lo propone, es algo…―Tóxica. ―completó la oración por ella. ―La conozco de años y bastante bien.― ¿Tuviste algo con ella? ―Ava tenía curiosidad.―Sí. Pero fue algo pasajero. Ella quería al
Amelia estaba sentada en la terraza tomando su taza de café que solía tomar a esa hora de la noche, miró su reloj de marca, luego desvió su mirada hacia las luces de un auto que se acercaba a su propiedad, imaginó que sería Björn. Tocaron a la puerta y ella le hizo pasar. ―Señora Miller, ha llegado el señor Hoffmann. ―Supongo que es mi hijo y no su padre. ―ella murmuró para sí misma, sin que el hombre de seguridad escuchara. ―Cuando llegue hazlo pasar y que nadie nos interrumpa a menos que sea algo más importante. ―Sí, señora. ―el hombre salió del despacho, Amelia dio un sorbo a su taza de café, luego un par de minutos después, Björn entró, ella notó un cambio en su rostro, se veía más relajado, “¿Y cómo no estarlo si su vida sexual se ha activado?” pensó. ―Buenas noches, madre. ―Björn vio a la mujer sentada en la terraza con las puertas abiertas y desde ahí lo observó. ―Buenas noches, Bj. Por cierto, ―movió su cabeza como si qu
Björn se ajustó su corbata frente al espejo, era un nudo perfecto, él sonrió al reflejo de si mismo, luego, se volvió para tomar la americana que estaba sobre la cama, momentos después salió de la suite para dirigirse a la oficina. Había quedado inquieto al no recibir una respuesta de Ava, pensó que quizás estaba molesta con el tema de Christine. Luego tenía lo de su madre, la próxima subasta, Bruno investigando a Ava y Christine con su comunicado del compromiso.―Señor, me están informando que la señorita Gray no ha llegado al buggy. ―Björn se giró antes de llegar a su escritorio, después arrugó su ceño.― ¿Qué? ―miró el reloj y notó que eran las siete en punto, Ava siempre estaba diez minutos antes ya en la oficina. Björn tomó aire y lo soltó lentamente, no imaginaría nada malo, s
Ava estaba recostada en el sillón grande de la sala de la oficina de Björn, Thomas la había levantado y llevado el mismo al interior. ―Solo palideció. ―escuchó Björn a Thomas decir. ―Estaba al teléfono y…―luego detuvo sus palabras, arrugó su ceño y miró a Björn. ―Habló con alguien antes de desvanecerse. Aun con el auricular en su oreja, estaba pálida, luego comenzó a murmurar algo y es cuando me acerqué a ella. Björn se tensó. ―Era Bruno quien llamó. ¿Le habrá dicho algo como para ponerla de esta manera?―se quedó en silencio intentando descifrar la conexión con su hermano. ― ¿Por qué no llega el doctor? Ella no ha despertado. ―se inquietó, ya que no había un botiquín a la mano, Ava se empezó a remover en su lugar, los dos hombres frente a ella giraron sus miradas a ella. ―No, no, no, ―Ava comenzó a jadear asustada, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas pálidas. ― ¡NO! ―el grito fue fuerte, decidido y no había ninguna pizca de miedo en esa pa
Björn se ajustó una de las mancuernas de su muñeca, con el pulgar acarició la letra “B”, fueron las primeras que le había regalado su madre antes de desaparecer años atrás. Pensó haberlas perdido en alguno de sus viajes, que incluso había enfurecido y destrozado casi toda la habitación de aquel cuarto de hotel. Negó lentamente al recordar aquella escena. —Viejos tiempo, Björn. —murmuró mientras salió de su habitación. Tocaron a la puerta de su suite, anunció que podían entrar. Thomas se asomó para informarle que el auto estaba esperando en la entrada principal del hotel. —Vamos. —alcanzó su saco del traje de etiqueta junto con su abrigo y después de marcharon. En el poco trayecto al club, pensó bastante en Ava, en cómo se había puesto el día de ayer. — ¿Está Ava en su habitación? —preguntó Björn cuando el auto se detuvo frente al lugar. —Sí, señor. Esta custodiada el área por el equipo de seguridad asignado. —Bien, no qui