Ava cerró sus ojos y aspiró el aroma de él, al abrirlos, se separó un poco para poder mirarlo a la cara, tomó sus brazos y lentamente comenzó a retirarlos de los hombros, él no se negó.
—No voy a negar algo. —comenzó a decir Ava. —No sé en qué momento comencé a tener sentimientos por usted, —Björn se dio cuenta del hormigueo que le recorrió por debajo de la piel al escucharle decir esa confesión. —Incluso pensé que quizás…—Ava cerró sus ojos un momento y al abrirlos, brillaron. —…Qué tonta soy ¿no? —Björn atrapó su codo y la acercó más a él.
—No eres tonta. —Björn susurró cerca de su rostro, mirando cada detalle de su rostro.
—Lo soy. —dijo retrocediendo y poniendo espacio entre los dos.
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Ava miró el reloj de nuevo, estaba nerviosa e impaciente con su reunión con Björn, se llevó ambas manos a sus mejillas cuando sintió que estas se sonrojaron al recordar que le había confesado tener sentimientos por él. Pero al mismo tiempo, no dejó de pensar en las palabras de Christine en la oficina hace dos horas atrás.—Señorita Gray, —Ava dio un respingo en su lugar y se dio cuenta que estaba Thomas a su lado. —Lo siento, no era mi intención asustarla. —Ava negó rápidamente.—No, no, estoy bien. —Thomas sonrió.—La llevaré directamente con el señor Hoffmann, sígame por favor. —ella asintió y lo siguió hasta la camioneta blindada, Thomas abrió la puerta y esperó a que subiera, momento después, comenzó el viaje. Ava arrugó su ceñ
Björn guió a Ava al comedor principal, durante el camino, ella se sorprendió por el lujoso lugar y lo amplio que era.―Está todo listo, señor Hoffmann. ―anunció una mujer en un traje de servicio.―Gracias, Mine. ―la mujer hizo un movimiento de cabeza y le sonrió de manera cálida a Ava que estaba al lado de él.―Estaré en la cocina por si necesitan algo más, señor. ―él asintió en silencio en agradecimiento.La mujer se retiró dejándolos a solas en el comedor, Björn la tomó del codo con delicadeza y la guio a la silla, como todo un caballero, la retiró para que ella tomara lugar.―Gracias, ― Ava dijo de manera tímida.―De nada, ―Björn se sentó en la silla que preside la mesa, ella a lado de él. ―Entonces, ¿Qué prefieres? ¿Comemos y platicamos?
Sus palabras resonaron en el lugar. Björn giró su rostro lentamente hacia Ava, quien estaba pálida. ―Ella se encargó de desaparecerte, ella…―se levantó Björn arrojando la silla bruscamente a su espalda, esta cayó haciendo un ruido contra el piso de mármol. ― ¡Ella te intentó vender como si no valieras nada! ¡Te drogaron, te desnudaron, y te pusieron a la venta! ―Ava soltó un jadeo y se llevó ambas manos a su boca para cubrirlas, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas pálidas, la pesadilla que había tenido aquella noche, no era solo un sueño cualquiera, realmente había ocurrido, miró el rostro enrojecido de Björn, pareció que estaba a punto de explotar ahí mismo. ―Yo te busqué, te encontré y….―Björn dejó sus manos sobre la mesa, bajó la cabeza.―… ¿Me compras
El fuego que se había formado en el vientre de Ava, estaba consumiéndola poco a poco, uno de los dedos de Björn entró en el interior de su braga, se deslizó hasta llegar a su abertura y la acarició suavemente. Ava hizo un ruido que hizo que se detuviera, Björn levantó su mirada desde su lugar, ella tenía sus labios entreabiertos, sus ojos cerrados, las protuberancias rosadas en todo su esplendor.―No te detengas…―Ava pidió casi en suplica, levantó su pelvis para tener más contacto, Björn se levantó y con sus dedos tiró de su braga de algodón, haciendo que esta se rompiera en dos, Ava jadeó. ―Es la mejor braga que tengo…―anunció con sus mejillas rojizas.―Te compro más, cariño. ―Björn se mordió el labio, la imagen de Ava totalmente desnuda, le provocó un dolor en el interior de su ropa interior, ella inten
Björn había dado las indicaciones al personal de la casa, que no quería a nadie rondando por el lugar a menos que él los necesitara, así que pidió el desayuno y regresó por Ava a la habitación. Ella estaba sentada en la orilla de la gran cama, envuelta en la sabana de seda, Björn tenía puesto solamente el pantalón de pijama cayendo de su cintura, se detuvo en la puerta y la observó de perfil, tenía algo en sus manos.― ¿Pasa algo? ―preguntó con el ceño arrugado. Ella giró su rostro y el cabello ondulado y castaño, cayó por su pecho, se mordió el labio y él notó el sonrojo en sus mejillas. ―Hable, señorita Gray.―No es reclamo, pero me has dejado sin bragas. ―él alzó sus cejas, recordando el momento exacto en el que sus manos hicieron el tirón, rompiéndolas por completo. Se
Amelia Miller entró a su habitación y revisó que todo estuviese intacto como lo dejó la última vez, lanzó su bolsa sobre la cama y se acercó a la ventana panorámica, siempre le habían gustado los espacios con luz natural, la alberca siempre era básico en cualquier lugar que llegaba a quedarse y ese era su favorito.Tocaron a la puerta. Sin girarse, dio la orden de que podía pasar, ella esperaba en sí a su jefe de seguridad, Albert. Pero era Björn.―Madre. ―escuchó la voz de su hijo a su espalda.― ¿Ya estás decente? ―preguntó y al no escuchar a Björn se cruzó de brazos y se giró hacia a él con su ceño fruncido. ―Vaya, te has quedado callado. ―raro de parte de él, ya que siempre tenía algo que decir en su defensa.―Estoy por primera vez, ―hizo una pausa, como si no encontrara
Ava caminó de un lado a otro pensando en lo que la madre de Björn le estaría diciendo, ¿Cómo es que se habían dejado llevar por el deseo? Se repitió una y otra vez esa pregunta. La puerta de la habitación se abrió y apareció Björn.― ¿Estás lista? ―ella asintió rápidamente.― ¿La señora Miller? ―él notó la preocupación.―Mi madre está bien, tranquila…―hizo una pausa lanzando una mirada fugaz al reloj. ―Me cambiaré y nos vamos. ―Ava asintió, él se acercó hasta quedar frente a ella, se inclinó en dirección a su oído y susurró: ― ¿Te gustaron las bragas?A ella se le escapó un jadeo, el calor del cuerpo de Björn la traspasó con calidez.―S-Si, gracias. ―dijo un poco, agitada, luego se mordió el labio inferior, &ldquo
Ava presionó el botón del elevador para que bajara. ―Oh, tuve un contratiempo. ―luego regresó la mirada a los números. ― ¿Qué contratiempo? ―preguntó Christine, Ava giró su rostro y le sonrió de nuevo. ―Un contratiempo personal. ―Espero que sea la primera y última vez que eso ocurre, ahora que Sussan no está por tu culpa, no puedo estar desviando las llamadas a recepción. ¿Entiendes? ―el sonido de la campana del elevador sonó, las puertas se abrieron y entraron las dos. ―Sí, no volverá a pasar. ―respondió Ava cuando las puertas se cerraron frente a ellas. Su mirada la fijó en los números del elevador. ―Eso espero, ―Christine la miró de perfil. ―Por cierto, como no has llegado a tu puesto de trabajo a tu horario correspondiente, no has leído el comunicado que he enviado a primera hora del día. ―Ava intentó controlar la rabia que estaba corriendo por debajo de su piel, sabía que le restregaría lo de su compromiso con Björn, pero lo que n