Ava dio vueltas un y otras vez en su cama, la imagen de Björn no la dejaba en paz, miró el reloj de la mesa de noche y descubrió que apenas eran las dos de la madrugada, se removió de nuevo y luego se sentó en la orilla de la cama, soltó un largo suspiro.
—Björn, Björn, ¿Qué es lo que estás haciendo de mí? —se llevó una mano a su pecho y sintió latir a toda prisa su corazón, sus pensamientos se alinearon con él. —Estás loca, Ava Elizabeth Gray. Definitivamente lo estás…—se levantó de la cama y se puso un cambio de ropa para salir, alcanzó su abrigo ya que estaba haciendo bastante frío, a hurtadillas salió de la casa sin que nadie lo notara, incluyendo la vigilancia 7/24 que tenía discretamente por parte de Björn.
Ava sin ser vista, subió en uno de los elevadores del hotel, l
—Vaya, ¿Qué hace el hijo favorito en la ciudad? No sabía que estabas en el país…—comentó Björn, Bruno sonrió de oreja a oreja.—He solucionado mis problemas personales, ya estoy de regreso. —Björn arrugó su ceño por un momento.— ¿No ibas a estar fuera seis meses? No tienes ni el mes que me dejaste a cargo.—Aun no tomaré de regreso las riendas de lo que te encomendé. Nuestro padre tiene otros planes para mí en estos meses antes de regresar por la administración del hotel y del club. —Al terminar decir “Club” Bruno sonrió de manera malévola y lo sabía Björn, supuso de inmediato que al hacerle énfasis, era por las subastas millonarias con las mujeres que se hacían mensual, pero lo que aun él no sabía era que Björn acabaría con ello.
Por la mañana, Ava tenía su mirada perdida en algún punto fijo de la máquina de capuchinos que habían instalado semanas atrás en la cafetería de empleados del hotel, el pitido de la misma maquina la hizo salir de sus pensamientos por un momento, retiró el vaso y se giró para buscar una mesa libre dónde tomarlo antes de subir a la oficina central y empezar el día de trabajo. Esa mañana intentó maquillarse un poco debajo de los ojos para evitar que se le notara las líneas que se le formaban con facilidad al no tener un buen descanso.“¿A dónde habrá ido a esa hora?” se preguntó mentalmente, la imagen de Christine le hizo presionar sus labios, “Esa mujer…” negó al cerrar sus ojos y al abrirlos, Thomas, el jefe de seguridad de Björn, estaba entrando a la cafetería, -era ella y do
Horas atrás…“—Y la fiesta apenas comienza, hermano.”Las palabras de Björn hacia Bruno habían encendido la ira, uno estaba decidido a ponerse una careta ante ellos para así poder seguir con sus planes de venganza, y el otro, se sintió ofendido por qué se le estaba arrebatando por lo que tanto había trabajado estos años, fingir ser el hijo favorito de su propio padre y ceder a todo lo que él le pidiera y así fuese más fácil el cederle el poder, pero, “¿En qué momento todo ha cambiado?” Bruno se preguntó una y otra vez esa pregunta mientras miró a los ojos a su hermano.—Si es todo, me retiro. —Bruno anunció al mismo tiempo que giró su mirada a su padre, quién aun siguió en la cama observando detenidamente cada movimiento de cada uno de sus
Actualidad:— ¿Y cómo estuvo el día? —preguntó él para cortar el silencio entre los dos. Ella solo retiró su mirada hacia a otro lugar y retrocedió, Björn notó sus mejillas rojizas, un gesto que para él, era sexy. ¿Qué pensó al verlo así? ¿Habrá sentido algo? ¿Realmente se preocupó? Todas preguntas pasaron por su cabeza, mientras miró a Ava intentando describirle el día.—Creo que tendrá una queja mía con la señora Laurent. —Björn alzó sus cejas, pero luego lo retiró al sentir el pellizco del dolor.— ¿Qué? ¿Por qué? —preguntó rápido, le hizo una seña de que tomara lugar en el sillón individual, ella se sentó y miró que él siguió
A la mañana siguiente, Björn despertó con la decisión, solo tenía que ganársela. ¿Pero por dónde empezar? Se ajustó su corbata mientras se miró por última vez en el espejo que adornaba un rincón de la habitación.Los abogados de Björn hoy mismo se juntarían para hacer el contrato de derechos de poder, solo era cuestión de firmar y dentro de cinco meses, tendría el control de los negocios Hoffmann.—Señor Hoffmann, el auto está esperando en la entrada. —escuchó la voz de Thomas a su espalda, Björn asintió y luego se dirigió hasta a él.—Necesito más protección para Ava. —Thomas arrugó su ceño algo extrañado.— ¿Más? Tiene a tres hombres de mi equipo. —Björn presionó sus labios. —S&i
Después de despedirse de su padre, se subió a la camioneta y se dirigieron a una de las joyerías más famosas y caras de la ciudad de New York. Eligió Melissa Joy Manning, el lugar creaba diseños únicos y la hija de la dueña… es amiga de Christine.—Cómo has tardado. —se quejó Carter al ver bajar a Björn de la camioneta blindada.—Lo siento, el desayuno estuvo entretenido…—Björn mostró una mueca lo más parecido a una sonrisa sin mostrar su dentadura, algo que para Carter, fue escalofriante.—Dios mío, ¿Ahora en que te has metido? —Björn negó y dejó una palmeada en el hombro a su amigo.—Entremos.Entraron al lugar, era minimalista y con diseños de cristales por las paredes, algo que atrajo la atención de Björn.—Antes de irm
Christine caminó de un lado esperando la llamada de Isabella desde hace media hora, se mordió la uña del pulgar, dio un brinco cuando sonó el celular en su escritorio. La pantalla anunció el nombre de “Isa Manning” —Ya era hora que llamaras, Isabella. ¿Sabes cómo me has tenido con esta incertidumbre del anillo? —una sonrisa apareció en sus labios rojos carmín. —Oh, disculpa, estaba ocupada, —el tono de su voz provocó tensión en Christine. — ¿Qué pasa? —se escuchó cuando ella se aclaró la garganta. —Compró un anillo, con una caja aterciopelada en color negro. — ¿Tamaño del diamante? ¿Fue el más costoso? ¡Habla, rápido que me tienes ansiosa! —del otro lado de la línea, la mujer de la joyería torció su labio. —Fue un diamante cuadrado… de catorce quilates. —Christine alzó sus cejas. — ¿Solo de catorce quilates? ¡Eso no es nada! —esta gritó furiosa y empezó a caminar por su oficina. —Pero tiene un diseño únic
Björn esperó impaciente durante el trayecto del elevador, quería ver a Ava, aunque solo fuese ahí sentada en su escritorio sumergida en su trabajo. Las puertas del elevador se abrieron y caminó a paso agigantado hacia la oficina central, Sussan se levantó a toda prisa y le mostró una de las sonrisas que tenía para él.—Buenas tardes, señor…—Björn se detuvo frente al escritorio y levantó una mano para que se detuviera.—Estás despedida. —Sussan abrió sus ojos de par en par en shock.—Pero señor…—él asintió lentamente.—Estás despedida. —remarcó en un tono cargado de frialdad. Puso ambas manos con las palmas abiertas y las descansó sobre la superficie del escritorio, Sussan estaba congelada en su lugar con el corazón latiendo a toda prisa. &m