¿Qué narices fue eso? Me quedo mirando la puerta después de que las dos chicas salen de la habitación. ¿En qué demonios estaba pensando? Me paso las dos manos por la cara en señal de frustración. ¿Besarme con mi jefa? Papá y el abuelo, después de todo, quizás tengan razón. ¡No tengo reparos! Joder con tu jefa o alguna empleada de tu trabajo, está fuera de todas las normas éticas y morales. ¿Cierto? No puedes defecar en el mismo plato en el que comes. Bufo arrepentido y camino hacia la cama. Tengo que meterme en la cabeza que esa mujer está prohibida de todas las maneras posibles. No vine a este lugar buscando complicarme la vida, sino a asegurarme un techo bajo el que quedarme mientras pasa la tormenta y encuentro la manera de recuperar mi preciada y cómoda vida. Me siento agotado y también muy hambriento. No ingiero bocado desde que me topé con las chicas en el café. Ellas fueron un destello en medio de la gran oscuridad que ensombrecía mi futuro y amenazaba con arruinar mi vida, m
No puedo dejar de pensar ese cuerpo perfecto y lleno de músculos que es digno de compararse con el de uno de esos feroces gladiadores romanos de fama casi legendaria que luchaban hasta la muerte, animados por el público que los adoraba y por sus entrenadores. Un extraño y súbito cosquilleo se dispersó por todo mi cuerpo y se asentó en el fondo de mi vientre al poner mi mirada en aquella enorme cosa que llevaba entre sus piernas. Desde entonces, no ha dejado de palpitar al mismo ritmo en el que lo hacen los latidos de mi corazón. Es la primera vez que me siento de esta manera. No sé qué es lo que está pasando en mi interior, pero debo ser sincera conmigo misma y reconocer que me gusta; que ese algo desconocido que provoca ese efecto sobre mi vientre, mi estómago y mi corazón; me tiene emocionada y más que entusiasmada. Entonces recuerdo las sabias palabras que dijo mi amiga… <<“Quién quita y puedas vivir tu propia historia romántica y apasionada. Estas son oportunidades que una no de
¿Ahora qué carajos hago con esto? Llevo la mano hasta el enorme bulto que hay debajo de mi toalla y lo froto con desespero. Bufo arrepentido y no, por lo que acaba de pasar con mi nueva jefa, sino porque las pelotas comienzan a dolerme. Me acerco a la cama y pongo sobre ella la ropa que Ángela acaba de darme. Sabrá Dios, de dónde demonios la ha sacado, pero es lo único que tengo. Al terminar de vestirme, tocan a la puerta. ¿Será ella? Meso mi cabello y me acerco para abrirla. Otra vez vuelvo a sentir esa extraña sensación de cosquilleo en el fondo de mi estómago y el ritmo precipitado de los latidos de mi corazón. ¿Qué narices? ―Un momento. Destrabo el seguro y me desinflo como llanta pinchada al ver a la rubia parada frente a mí y no a la mujer que esperaba. ―¿Qué te parece si me acompañas a la cocina y nos comemos algo? No lo dudo ni un solo segundo. Asiento en respuesta y la sigo de cerca. Descubro algo de inmediato que me pone inquieto. Estando con la rubia, que nadie puede n
Me quedo mirando a la rubia como si hubiera perdido la cabeza. ¿Lo está planteando en serio? ―Lo siento, Ángela, pero no puedo prestarme a un juego como ese ―niego con la cabeza―. No me gusta jugar con los sentimientos de las personas ―le digo seguro―. No soy un santo ni pretendo serlo, he tenido muchas amantes, no te lo niego, pero cada una de ellas están conscientes de lo que se trata todo ―le explico con la mejor disposición―. La pasamos bien, disfrutamos el uno del otro, pero al final, cada quien sigue por su camino ―a estas alturas del partido, no voy a cometer los mismos errores que suelen hacer muchos hombres―. No tengo material genético para las relaciones serias, así que tengo que decirte que paso. No pienso hacerle esa jugarreta a tu amiga. Me levanto de la mesa para ir a mi cuarto y recoger mis pocas pertenencias. No me queda otra que, volver a la calle, y defenderme como pueda. Fue bueno mientras duró. ―Espera, Denzel ―me doy la vuelta y la miro a la cara―. Eres justo el
Doy vueltas y vueltas en la cama. No logré conciliar el sueño en toda la noche por más que lo intenté. Un par de horas después, le doy un vistazo al reloj sobre la mesa y descubro que están a punto de dar las ocho de la mañana. Suelto un jadeo de preocupación y salgo de la cama de forma precipitada. Se me hizo tarde y hoy me toca abrir el local. Ángela me ayudará en el turno de la tarde, porque en la mañana tiene que hacer algunas diligencias. Me quito la ropa rápidamente y me dirijo directo al baño. No tardo ni diez minutos en la ducha. Me visto a toda velocidad con lo primero que encuentro, tomo mi bolso y abandono la habitación. De repente un delicioso aroma a café recién hecho me lleva directo hacia la cocina. Me quedo impresionada al encontrar la mesa servida y decorada con un pequeño jarrón que contiene margaritas. ―Buenos días, jefa ―suelto un jadeo y volteo al escuchar su voz detrás de mí. Me quedo con la boca seca en el momento en que mis ojos entran en contacto con los suyo
Me quedo mirándola cuando se aleja y sale de la casa. Suspiro profundo, esa chica tiene algo que me fascina, no sé lo que es, pero es como si ella emanara cierto magnetismo que me arrastra a ella sin que pueda evitarlo. No sé qué fue lo que sucedió anoche entre nosotros, pero cuando nuestras bocas se fusionaron, percibí algo extraño en mi interior. No sé cómo explicarlo, pero debo confesar que, nunca antes, me había pasado. > ¿Que qué me atrae de ella? Lo pienso por algunos segundos. Tiene muchas cualidades con las cuales atraer a cualquier hombre sobre esta tierra. Es hermosa, sexy e inteligente, sin embargo, no es suficiente como para querer arriesgarme y meterme en un embrollo que puede darme más p
Me quedo mirando la puerta después de verlo salir. ¿Qué quiso decir con aquello? Me muerdo la uña, porque me siento nerviosa. Denzel, me está afectando mucho más de la cuenta. Ya no puedo dejar de pensar en él, mucho menos, después de que su boca estuvo de nuevo sobre la mía. Elevo la mano y deslizo los dedos sobre mis labios. Aún están hinchados debido al intenso beso que nos dimos. Sé que él lo hizo para hacerle creer a Ricardo que éramos pareja y con ello alejarlo de aquí, pero se sintió tan real que fantaseo con la idea de que así lo era. Giro la cara atraída por el delicioso olor que despide la bandeja. Sonrío y estiro mi brazo para levantar la tapa y descubrir lo que enconde en su interior. Mi saliva se vuelve agua al ver el delicioso contenido, pero, sobre todo, ver la flor que está en una de las secciones de la bandeja, precipita de manera frenética los latidos de mi corazón. ―Me encanta tu lado romántico, Denzel. Pronuncio para mí misma con una enorme e ilusionada sonrisa
Mi nueva jefa se pone de pie casi de inmediato. ―El incendio, el humo, me asusté y luego todo se volvió un caos, yo no… Intervengo cuando la escucho balbucear palabras incoherentes. Me levanto del suelo y sacudo el polvo de mi ropa. ―Me entretuve más de la cuenta ―a decir verdad, no se me da bien la cocina ni nada de lo que tenga que ver con las labores domésticas―, estaba preparando el almuerzo, pero recibí una llamada y terminé quemando el pollo ―le explico a Ángela, que parece tener una gran habilidad para presentarse en los momentos más inoportunos―. El humo del horno se propagó por toda la casa y Goldie al entrar pensó que se había incendiado ―la miro y sonrío divertido al ver su rostro cubierto por el rubor―, fue por el extintor y, el resto, ya debes suponerlo. Alterna su mirada entre los dos, antes de partirse de la risa. No me queda otra que, hacer lo mismo, porque la verdad, es que la situación es completamente hilarante. ―A este paso, ambos acabarán con la casa. Goldie