Después de despedirme de mi abuela y prometerle que pronto nos volveríamos a ver, sigo pensando en las palabras que me dijo. No sé qué motivo la impulsó a decir tal barbaridad. Por supuesto, me gusta Goldie, pero eso no es algo de extrañarse. Ella es una mujer hermosa, inteligente, encantadora, sexy y amable, ¿qué hombre no se sentiría atraído por ella?

Llevo el casco hasta mi cabeza y casi de inmediato comienza a caer una lluvia de billetes sobre mí. ¿Qué narices? Observo con asombro el cuarteto de billetes que está a mis pies y el otro tanto que aún sigue en el interior. Los recojo del suelo y calculo que hay poco más de tres mil dólares en el montón.

Niego con la cabeza.

―Así que esta es la razón por la que querías verte conmigo, abuela.

Comento para mí mismo mientras sigo estupefacto por la sorpresa. Saco la cartera del bolsillo de mi pantalón y guardo el dinero en el interior. Subo a la moto y emprendo mi camino de vuelta hacia mi nueva residencia. Quedé en ayudar a Goldie en su