Nerea mantuvo sus ojos sobre Marena, lista para arrebatarle a Alba de ser necesario.Era consciente que estaba a la defensiva, pero cómo no estarlo, cuando las dos únicas ocasiones en las que se había encontrado con la madre de Piero, la había tratado como si quisiera deshacerse de ella. Su trato le desagradaba, pero se había hecho a la idea de que no había nada que pudiera hacer para agradar a la mujer. Sin embargo, la historia con Alba era diferente, no iba a dejar que la dulce pequeña pasara un mal momento.—¿Cuánto tiempo tiene? —preguntó la madre de Piero.—Alrededor de tres semanas.—Es… hermosa.Se relajó al escucharla decir aquello. Por primera vez, desde que había llegado, Marena no parecía a punto de saltar a la yugular de alguien. Al parecer, la reina de hielo tenía un corazón después de todo.Jamás la había visto interactuar con el hijo de Adriano, así que cuando Piero le dijo que era buena con Leandro, había tenido sus dudas.—Lo sé. —El orgullo estaba impregnado en las p
Piero nunca se había caracterizado por ser alguien paciente, pero sabía que lo mejor que podía hacer es darle tiempo a Nerea antes de hablar sobre lo que había sucedido esa mañana. Él mismo aún estaba tratando de entender sus acciones.No se arrepentía, ni siquiera un poco. ¡Diablos! Si no fuera una mala idea, la volvería a besar y esta vez no se detendría. Pero no iba a arruinar su amistad solo por un momento de pasión. —Ella dormirá al menos por las próximas horas —comentó Nerea dejando a Alba en su cuna—. Creo que la pasó bien.—Antes o después de dar una batalla para dormirse —dijo dejando a un lado sus cavilaciones.Nerea se dio la vuelta y él no pudo evitar mirar sus labios. Desvió la mirada de inmediato, pero ella lo había notado. Podía ver el rubor extenderse por su rostro.Los dos se quedaron mirándose en silencio y con cada segundo que transcurría este se volvía más incómodo. Lo odiaba. Los dos siempre se habían sentido relajados en presencia del otro.—Yo… Debería ir a al
Nerea llevó ambas manos a la nuca y se lo masajeó. Tenía el cuello tenso después de pasarse la mañana frente a su computadora. La actualización del sistema había comenzado apenas hace unos segundos porque primero había tenido que hacer una revisión de la base de datos para comprobar que no hubiera ningún problema. El error que había experimentado la compañía de Fabrizio, no habías sido nada grave; pero cuando se trataba de seguridad ningún detalle podía pasarse por alto. —Podría darte un masaje. Levantó la mirada de golpe al escuchar a Piero. No lo había visto desde que salió de su casa. Había estado demasiado ocupada con el trabajo, pero esa era solo la excusa que se decía para no sentirse mal por haber desaparecido. —¿Cuánto tiempo llevas aquí? —No luzcas tan emocionada de verme —comentó él con una sonrisa de lado. Piero entró en la oficina y cerró la puerta detrás de él. El espacio se volvió reducido con el allí. —Lo siento, me tomaste por sorpresa. —Me di cuenta de eso. Siem
Piero miró de reojo a Nerea. Ella no había dicho nada desde que las puertas de ascensor se cerraron, dejando atrás al par de mujeres. Asumió que aún estaba molesta por lo que había dicho después de besarla ¿O era por que la había besado? En serio esperaba que no.La había jodid0. Si tan solo se hubiera guardado sus manos y labios para sí mismo hasta después de haber hablado con ella. Estaban caminando sobre terreno peligroso, un paso en falso y se arriesgaba a alejarla aún más.En su defensa solo era capaz de decir que al verla cualquier pensamiento de hacer las cosas bien, había desaparecido.—Si lo deseas, puedo cuidar de Alba esta noche —dijo Nerea a su hija que se había quedado dormida hace poco.Giró la cabeza. —¿Te quedarás con nosotros?—Solo por esta noche, así puedes salir.No pasó por alto el borde filoso de sus palabras.—¿Salir? ¿A dónde?—Ya sabes, con la señorita sonrisas. —Nerea hizo un gesto hacia su mano.Bajó la mirada y se dio cuenta que aún estaba sosteniendo el
Nerea había cumplido con su misión. Piero y Alba se habían realizado su prueba de ADN y ella no tenía nada más que hacer allí. Necesitaba marcharse a su departamento para lamerse sus heridas en privado, pero primero debía encontrar la manera de escapar de Piero. Él la había tomado de la mano en cuanto salieron de la sala de exámenes y no la había soltado desde entonces. No iba a aceptar lo mucho que le gustaba ese simple gesto. —Tomaré un taxi. Piero continuó caminando. —Piero, por favor. —Se sentía débil emocionalmente. —Te escuche, pero creo que se te olvidó que acordamos hablar. —Jamás accedí. Piero se quedó en silencio. —Si tienes algo que decirme algo, puedes hacerlo aquí. —Se convenció de que sería más fácil si la rechazaba de una vez. Piero se detuvo junto a su auto y soltó su mano para abrir la puerta del copiloto. —Sube —ordenó él. —No. —Se cruzó de brazos. Él sonrió. —Nerea, tienes dos opciones: O subes por ti misma o te cargaré dentro; pero no te irás sin que ha
Piero recostó a Nerea sobre la cama y la observó. Espero que lo invadiera el pánico, que aquella voz insidiosa a la que le gustaba decirle que tarde o temprano la iba a lastimar hiciera acto de presencia; pero eso nunca sucedió. Nerea consumía todos sus pensamientos. La había deseado desde hace mucho tiempo y al fin ella iba a ser suya. —¿Piensas quedarte allí toda la noche? —preguntó Nerea con la misma insolencia que lo había tratado el día que la conoció. Devoró sus labios y se alejó con una sonrisa presumida. —¿Decías algo? —Creo que estás demasiado vestido. Soltó una carcajada. Esa mujer lo volvía loco con sus ocurrencias. —Tienes razón, pero lo solucionaré en este instante —Se retiró la camiseta y la lanzó sin fijarse donde iba a parar—. ¿Ves algo que te guste? Los ojos de Nerea estaban clavados en su pecho. Se retiró el pantalón y volvió a colocarse sobre ella. Se sentía como una eternidad desde que había probado sus labios. La besó mientras sus manos se metían debajo
Piero invitó a Santiago a sentarse. Él era el investigador privado que su padre le había recomendado para encargarse de encontrar a la madre de Alba. Sus antecedentes demostraban que era uno de los mejores en lo que hacía, pero hasta ahora no le había dado una información útil.—¿Hay alguna novedad?—No, es como si la mujer hubiera desaparecido de la faz de la tierra después de dejar a la bebé. He revisado las cámaras cercanas a la zona y aunque logré identificarla en un par de ellas, se mezcló entre la multitud y la perdí. —El hombre estaba frustrado, aunque lo disimulaba muy bien.—¿Cómo alguien puede desaparecer sin dejar rastro?Piero pasó una de sus manos por su cabello.Encontrar a la madre de Alba era una prioridad. Era consciente de lo que algunas personas podían hacer por dinero. La mujer podría haberle entregado a su bebé, pero nada le aseguraba que no iba a aparecer en el futuro vendiendo farsas a quien estuviera dispuesto a escucharla.No estaba preocupado por las repercus
Nerea se giró hacia el hombre junto a ella. —Este es el fin del recorrido —dijo con una sonrisa—. Aquí es dónde trabajarás. —Señaló el escritorio. Víctor esbozó una sonrisa. Ese era su primer día en B Security. Nerea lo había conocido durante la entrevista de posibles candidatos y había visto su potencial, debía tenerlo para trabajar con ellos. Conseguir una plaza en B Security no era nada fácil. Todos tenían que pasar por una serie de evaluaciones de habilidades dependiendo el área en el que trabajarían. Además, su padre y el tío Luka insistían en revisar personalmente el historial de cada postulante. A esas alturas, ambos hombres debían saber hasta lo que Víctor prefería para el desayuno. —Es mucho más grande de lo que esperaba —comentó Víctor—. Me gusta mucho este lugar, las personas parecen bastantes agradables. —Somos una gran familia. Sé que en la mayoría de ocasiones cuando las empresas dicen eso no es un buen augurio, pero aquí es en serio. Víctor le dio una sonrisa. —