Terapía Emotiva

Esto parecía de no creer, Hanna, la que había prometido ser fuerte se había desvanecido en solo un segundo al ver a su madre en cama, totalmente intubada y conectada a muchos aparatos, Jeremy apenas tuvo tiempo de sostenerla y de inmediato llegó un equipo médico que se hizo cargo de la situación. No eran más de las 4 de la tarde y ya Jeremy sentía que le había pasado un tren con carga pesada por encima.

Definitivamente las reacciones de Hanna no eran de alguien que conociera la situación, así que poco a poco, fue derrumbando esa pared invisible que había levantado para ella y se prometió desde ese momento tratarla de una manera más cordial y sin reprocharle más nada referente a su madre. Esta vez no fue difícil hacerla reaccionar, le explicó al detalle el estado de Salome y apenas estuvo calmada le permitió ingresar, la vio llorar desconsoladamente y acariciar sus manos, no sabía porque aquel gesto lo conmovía tanto, o si,  lo sabía, le recordaba a él años atrás, solo, en una clínica despidiéndose de su propia madre, sin nadie mas en quien apoyarse, sin nadie con quien llorar y que le diera un abrazo. Daría lo que fuera por evitarle ese dolor a cualquiera y mas a Hanna que se veía tan débil y sola.

-Puedes decirme que va a pasarle ahora?, es decir, hay posibilidades?, Dios, ni siquiera sé cómo hacerte la pregunta, hay esperanzas? ¿Va a quedarse conmigo? Por favor no me mientas – le preguntaba Hanna a Jeremy al volver a su consultorio – te lo ruego no me contestes con esas frases típicas de hay que tener fé, y yo no soy Dios y todos nos vamos a morir, ya he pasado por esto y solo quiero la realidad médica – su padre logró llegar con vida a la clínica y luego de una intensa semana en estado critico y de ires y venires murió, conocía el protocolo médico, el aferrarse a Dios con toda su fuerza y tener toda la fé del mundo y aún así eso no había cambiado nada en aquel momento. No quería pasar por eso de nuevo, quería tener fé Dios sabe que sí, pero quería tener las cosas claras y la verdadera opinión médica del estado de su madre.

-No estoy acostumbrado a mentir a mis pacientes, Tu madre solo necesita escucharte, saber que estas ahí, que la amas, y verás que sale de su estado actual a la velocidad de un rayo. Y ya luego podemos emprender el camino de su tratamiento, porque ese, bueno, ese apenas lo vamos a comenzar andar y sin embargo te digo que las probabilidades de mejoría en la condición de tu madre son del 90% - y por primera vez en todo su día de locos Jeremy, pudo ver un destello de luz en los ojos de Hanna y una pequeña sonrisa dibujarse en su rostro, que fue reflejo de la suya, vaya que la niñita era preciosa, con ojos y nariz roja, despelucada y pálida, era lo más lindo que habían visto sus ojos.

-Usas lentes? – preguntó de pronto Hanna mirándolo a los ojos con curiosidad

-Qué?, bueno no, pero mis ojos cambian de color con mi estado de ánimo – contestó sin más

-Y cuál es tu estado actual? porque sin duda es el que mejor te va – Hanna no pudo evitar soltar las palabras, que la sonrojaron de inmediato. No era una mujer lanzada ni de estar con coqueteos y aquello había sonado muy coqueto y casi quiso tragarse la lengua.

-Bueno la ver…- no pudo terminar de hablar quien sabe que otra tontería iba a salir de su boca, cuando entró Susana sin anunciarse. Y gracias a Dios porque la mirada de Jeremy era intensa y ella se estaba poniendo muy nerviosa.

-Doctor ya están los informes para la junta de mañana, lo siento – se disculpó Susana - no quise interrumpir, pero su día ha sido muy ocupado y necesito los revisemos cuanto antes para hacer los ajustes antes de irme.

- No te preocupes yo ya me voy – se levantó Hanna – gracias por todo Jeremy y bueno me gustaría quedarme a estar pendiente de mamá, así que voy por mis cosas y regreso

-No, ve y descansa hoy, lo necesitas, prepárate para mañana ven desde temprano, vamos a comenzar a poner en práctica la investigación que estamos desarrollando, es algo así como terapía emotiva, en la noche no permitimos ingresos a esa área, pero mañana tendremos acceso completo – se entusiasmó Jeremy

-Prometes que me llamarás si algo pasa? – la ansiedad en Hanna estaba hasta en su tono de voz, y Jeremy pudo notarlo, rodeo el escritorio y la abrazó al llegar a ella dándole un beso en la cabeza.

-Has sido muy valiente, verás que mañana todo pintara mejor, ve y descansa – Hanna lo abrazó de vuelta y suspiró resignada

- Gracias – se empinó sobre sus pies y alcanzó su mejilla para dejar un dulce beso, que hizo sonrojar a Jeremy – hasta mañana entonces, chao Susana.

Y en ese momento se acordó Jeremy que no estaban solos y fue solo mirar a Susana para saber que estaba en sus manos. La condenada lo conocía muy bien, desde hacía varios años trabajaban juntos y lo había llegado a leer perfectamente aunque el jamás se lo reconocería.

-Y bueno debo preguntar si ya le dió las nalgadas que necesitaba para corregir a esa niñita mala? Porque déjeme decirle que es muy bueno corrigiendo, hasta parece que ya se volvió buena – hablaba Susana con voz socarrona y levantando una ceja.

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