Hanna estaba dichosa, la casa estaba llena de risas, sus sobrinitos corrían detrás de Coocle la perrita Pomerania de su hermana Valeria, Carlota dormía en sus brazos y ya todos estaban listos para partir hacia la clínica. La familia entera había llegado a visitar a su madre, y no habían dejado a ningún miembro de la familia fuera. Estaba llena de apapachos no solo de sus sobrinos, sino también de sus hermanos y cuñada que no habían dejado de consentirla desde su llegada. Robert había viajado con su esposa e hijos y además había traído de vuelta a un ser muy especial para Hanna, Esperancita la nana de los 3, la amorosa y tierna nana. Robert había hecho su vida y su hogar en Canadá y ni muy corto ni perezoso, se la había ganado como nana de sus hijos y ya llevaba varios años viviendo con él, venía de vez en cuando a visitarlas y pasar temporadas con Hanna y Salomé, igual que hacia con Valería, pero ella era de su consentido niño Robert. El encuentro de todos había sido emotivo y no veí
Hanna abrió los ojos y se encontró, con ese azul de mar que tanto le estaba comenzando a gustar, era una mirada intensa a la que Hanna contesto con una leve sonrisa y esta vez fue ella la que se acercó a su boca y dejó un pequeño beso en ella. Jeremy cerró sus ojos y apoyó su frente en la de Hanna.-Qué me estás haciendo Hanna Smith? – susurró y solo escuchó un pequeño gemido salir de los labios de Hanna – tomaré eso como la respuesta más sexi que me han podido dar – y vio como a Hanna se le iban pintando sus mejillas de rosa intenso – jajajaja eres hermosa – dijo llenando de besos sus cachetes colorados-Jeremy me haces cosquillas – contestaba una risueña Hanna, tratando de zafarse de los brazos y caricias de Jeremy, sin quererlo realmente, se sentía como en otra dimensión estar así con él y a quién quería engañar no quería salir de ahí.-Hanna puedes porfa, pasarme la maleta de mam…. – le hablaba su hermana mientras salía del baño, pero no pudo terminar la frase porque quedó complet
Jeremy había pasado la tarde en una verdadera emergencia cuando 2 pacientes habían presentado código azul en su clínica; tratar de sacarlos de su estado y normalizar la situación había requerido mucho esfuerzo por parte de todo el equipo médico.Finalizando su jornada ya estaba todo bajo control, sin embargo, era solo una excusa, solo una excusa para seguir evitando a Hanna, había sido impulsivo al darle aquel beso, y aunque no se arrepentía jamás de haber probado su dulce boca, era mejor hacerse a un lado, se había dado cuenta de lo bien que lo había recibido, lo que le decía que ella también tenía cierto gusto hacia él, lo había notado en como lo miró al entrar en aquella habitación, en lo nerviosa que se puso al decirle que había querido verlo, en su respuesta a ese beso impulsivo y luego al ella misma buscar sus labios. Hanna era dulce como la miel y se veía tan inocente, que él no podía dañarla, no se lo merecía, realmente no tenía mucho que ofrecer, después de haber desterrado de
Hanna, solo retrocedió chocando su espalda con la puerta y haciendo un aparatoso ruido, lo que hizo levantar la mirada de Jeremy y encontrarse con la suya.-Ya veo su emergencia doctor, solo pasé a dejarle algo de la cena que era en su honor, pero haber sabido que ya estaba comiendo, no me hubiera tomado la molestia- salieron de su boca las palabras como petardo y en su mirada solo había una mezcla de decepción y reproche que no pudo disimular – con permiso los dejo comerse en paz – dijo lo último saliendo y tirando la puerta lo más fuerte que pudo.No supo ni como logró caminar de vuelta al estacionamiento y montarse en su carro, su rabia era tal que no lograba calmarse – ¡pero que se ha creído este Don Juan?, Hanna por Dios cómo has sido tan idiota?, si era claro que este hombre debía tener su mujer, que digo mujer, su mujerón y yo pintándome los pajaritos más hermosos en mi cabeza. ¡Ahhhh! Eso me pasa por estar de madura y comprensiva, debí entender el mensaje, pero si es que fue mu
No sabía si lo que salía por sus fosas nasales era fuego, solo sentía el calor emerger de adentro y un zumbido en los oídos como el que hace una olla a presión, antes de dejar salir el vapor, se dirigió hacia la cabina de sonido y con unos cuantos billetes logró que apagaran la música unos cuantos minutos. Se dirigió a la tarima en medio de los abucheos y chiflidos de todos los que se encontraban disfrutando del show y de los mismos protagonistas que para ese momento protestaban indignados por la interrupción.-Hanna cierto? - le hablaba el chico que se había montado en aquella tarima al verla cantar y moverse tan sensualmente.Ella asintió con una sonrisa dándole una mirada divertida – Si, Hanna Smith, y tu eres? – era un chico lindo, tal vez de su edad, alegre y divertido, muy apuesto y le hablaba muy animado, mientras bajaban de la tarima, porque según el DJ algo había estropeado las pantallas Karaoke.-Escucha Hanna conozco un sitio parecido a este, donde la podemos seguir pasando
No quería despertar de aquel sueño, donde estaba apretada de aquel cuerpo fornido, que le murmuraba palabras hermosas y le daba besos en la cabeza, la estrechaba fuerte cada tanto y la acariciaba tiernamente, era el sueño más relajante que había tenido jamás y se sentía más que cómoda, se sentía querida y consentida. Era un hombre grande porque ella se sentía chiquita entre sus brazos, totalmente recogida en aquel lugar calientito que era mejor que cualquier paraíso, así se debía sentir estar en los brazos de Jeremy…..-Espera qué? Ahhhhhh! en dónde estaba?, ¿quién era ese hombre que cada vez sentía más real y caliente?, por Dios no era un sueño? – pensaba Hanna cada vez más consiente, despertando a la realidad, abrió primero un ojo poco a poco, tratando de salir de los brazos que la envolvían y pudo ver un enorme pecho que subía y bajaba con una calmada respiración, tenía el pecho un poco descubierto y Dios que hombre, pero era aquel pecho, el que había visto con las manos de aquell
Jeremy, podemos hablar un momento? – preguntó Hanna ya cambiada y lista para irse a casa con su amiga Cora. Se habían terminado el desayuno y luego se bañaron y cambiaron con todas las cosas que Jeremy había mandado a traer para ellas. Estaba esperando por él para agradecerle antes de irse por lo bien que se había portado él y disculparse por lo mal que se habían portado ellas.-No, no tengo tiempo, disculpa tengo prisa – dijo Jeremy, muy vestido con su traje de tres piezas que lo hacía ver irresistible, saliendo de su apartamento sin darle una sola mirada. Había avisado a Susana que se tomaría el día ya que era domingo y por lo general solo iba un rato en la mañana, pero ya pasaba el medio día y no tenía muchas ganas de seguir lidiando al par de locas que tenía en casa, así que prefirió cambiarse y largarse de ahí hasta que se le calmaran los ánimos. No quería escuchar a Hanna ni en ese ni en un momento cercano, le habían dolido sus acusaciones y su reacción, parecía ser que cada vez
Jeremy contuvo el aliento y mordió sus labios, porque, aunque aquella acción era muy inocente e infantil por parte de Hanna, no dejaba de alborotarle todo su sistema y tuvo que pedirle a toda la corte celestial porque aquel descontrol no se le notara, sobre todo en los lugares mas sensibles, no estaba en esos momentos para asustarla y que volviera el caos entre ellos. Así que viendo esa escena se llenó de todo el autocontrol posible y bajo su boca para dar un beso sutil en aquella nalguita colorada. Lo que escuchó seguido a eso, fue el gemido más tierno y real escaparse de la boca de Hanna, que se enderezaba apurada, bajando su vestido y completamente colorada como una manzana de cuentos.-Pero qué haces no seas tramposo, era un azote, no un beso - le hablaba señalándolo con su dedo índiceJeremy lo tomó y lo besó también, quedando con su mano entrelazada a la suya - bueno, estás tan magullada que he sido piadoso y he reemplazado ese azote por una caricia. ¿Sabes qué tengo un don medic