UN MENSAJE CLARO. El lobo enviado por Lorenzo gruño en respuesta, aunque su Alfa no le había pedido entrar en combate, negarse sería quedar en ridículo delante de todos. Y además este tonto Alfa había pedido un enfrentamiento con espada. Sería pan comido para él. ―Muy bien, acepto el reto. Te digo que no voy a matarte, solo lo haré por mi honor. Serafina resopló divertida. Asintió en silencio y le hizo señas a su Beta para que le entregara su espada. ―Sin embargo, yo no puedo prometerte lo mismo, no garantizo que no te corte la cabeza. Suficientemente insultado, el lobo enviado por Lorenzo le gruñó y envió una ola de energía enojada en su dirección. Serafina sintió que le golpeaba el pecho; necesito cada gramo de fuerza que tenía para no tambalearse hacia atrás. Ella le sonrió malévolamente. El tonto lobo había desperdiciado una energía preciosa en su exhibición de poder y no había ganado nada con ello, excepto debilitarse un poco. Serafina ahora conocía la fuerza de su oponente y
VERDAD REVELADA. Dos días después de la inquietante revelación, Zade entró al estudio con un aire de triunfo, seguido por un lobo joven cuyo rostro estaba marcado por la cautela. Lorenzo, se encontraba en su escritorio, sus ojos azules levantándose para encontrarse con los de su Beta. ―¿Qué es esto, Zade? ―preguntó, intentando mantener la compostura ante la curiosidad que lo consumía. Zade, con una sonrisa victoriosa que rara vez abandonaba su rostro, dijo. ―Lo que tanto deseabas ha sucedido, Lorenzo. Las palabras de Zade fueron como un disparador para el corazón del Alfa, que empezó a palpitar con fuerza, y un temblor se apoderó de sus manos y cuerpo, una mezcla de anticipación y ansiedad. Lorenzo fijó su mirada en el joven lobo. ―¿Qué información traes? ―preguntó, esforzándose por sonar autoritario y no desesperado. El lobo dio un paso adelante y, con una audacia calculada, dijo. ―Primero quiero saber si seré recompensado. Lorenzo asintió a Zade, quien sin decir palabra, co
DESAFÍO. En el opulento estudio, Lorenzo y Zade estaban inmersos en una confrontación que amenazaba con fracturar la lealtad que había existido entre ellos. El aire estaba cargado con la tensión de decisiones que repercutirían en la manada. Zade, con gesto preocupado, intentaba razonar con el Alfa, pero Lorenzo estaba decidido a seguir adelante con su plan, a pesar de las advertencias de su fiel Beta. —Lorenzo, debes reconsiderar esto. Podemos abordar la situación de otra manera, sin arrojar gasolina al fuego —insistió Zade, su mirada llena de preocupación. —No te atrevas a cuestionar mis decisiones, Zade. Haz lo que se te ordena y ve al consejo. —La voz de Lorenzo era un gruñido bajo, su expresión desafiante. Zade resopló, frustrado por la terquedad de su Alfa. —Mi deber es proteger la manada, no actuar como tu lacayo ciego. Esto solo complicará las cosas. Lorenzo lanzó una risa burlona. —No seas tan llorón, Zade. Este es mi juego y jugaré según mis reglas. El Beta, sintiendo
CHOQUE DE VOLUNTADES. La luz de la mañana se filtraba a través de los árboles, tiñendo el claro con tonos dorados. Lorenzo se detuvo, su figura imponente recortada contra el cielo crepuscular. La espera había terminado; después de siete largos años, estaba a punto de reencontrarse con Serafina. Aunque sabía que ella estaba viva, el saber y el ver eran dos realidades distintas. Cuando sus ojos finalmente se posaron sobre ella, un torrente de emociones la golpeó con la fuerza de una tormenta desatada. La primera y más poderosa fue el asombro, no por su presencia, sino por la oleada de alivio que lo inundó al verla. Era un alivio que había negado en la soledad de su ser, donde incluso su lobo interior se había rehusado a aceptar su pérdida. Serafina lo miró con frialdad, sin embargo, tan fiera y hermosa como la recordaba, quizás incluso más, su ropa de combate abrazaba cada curva, una segunda piel que no dejaba nada a la imaginación. La tela ajustada, permitía la libertad de movimient
CHOQUE DE VOLUNTADES (II) Serafina y Lorenzo se colocaron en lados opuestos del área designada para el enfrentamiento, sus miradas chispeantes reflejando el fuego interior que ardía en sus corazones. La tensión era palpable, como una tormenta a punto de estallar. El líder continuó con solemnidad. ―Este combate decidirá no sólo el destino de sus manadas, sino también la validez de sus reclamaciones y la naturaleza de su conexión. Que la Luna guíe sus movimientos y que la justicia prevalezca. Con un gesto majestuoso, indicó el inicio del enfrentamiento. En ese momento, los dos Alfas se lanzaron hacia el centro, listos para entrelazar destinos en el fragor de la lucha. La multitud observaba en silencio, consciente de que lo que sucedía en ese círculo definiría el rumbo de las manadas y pondría a prueba la antigua sabiduría de las tradiciones. Las emociones en juego eran tan intensas que el destino de Serafina y Lorenzo pendía de un hilo en la balanza de la batalla ritual. Serafina a
MI MANADA YA TIENE UN HEREDERO. La arena resonaba con los impactos secos de los golpes de Serafina. Lorenzo, sorprendido, se levantó, permitiendo que ella saliera debajo de él. Una serie de golpes se dirigieron hacia su estómago, haciendo que el Alfa se tambaleara hacia atrás y finalmente cayera al suelo. Serafina, impulsada por la frustración y el dolor del pasado, subió sobre él, liberando una ráfaga de golpes sin piedad. Cada puñetazo era una liberación de su rabia acumulada, una forma de desahogar el sufrimiento que había llevado consigo durante demasiado tiempo. Lorenzo, en lugar de defenderse, simplemente la miro. En los ojos de Serafina él percibió la tristeza y el dolor. A medida que los golpes se incrementaban, las lágrimas brotaron de los ojos de Serafina mientras seguía golpeando. El dolor, la ira y la tristeza se mezclaban en un torbellino de emociones. Finalmente, se detuvo. Se levantó, se limpió las mejillas con rabia contenida y observó a Lorenzo tendido en el suel
UNA EXTRAÑA CRIATURA. La sala de reuniones de la manada Shadow estaba impregnada de tensión mientras Lorenzo, acompañado de Zade y otros lobos leales, discutía las acusaciones en su contra. ―Necesitamos pruebas sólidas para desmentir estas acusaciones. Testigos, registros de movimiento, cualquier cosa que respalde nuestra versión. ―Estamos trabajando en eso, Alfa. ―dijo Zade ― Pero la manipulación de la información es evidente. Alguien quiere vernos enfrentados a Sigmur. Lorenzo asintió, su expresión seria reflejaba la determinación de limpiar su nombre. Cuando todos se habían ido, Zade se acercó con cautela. La tensión era palpable, y la sospecha pesaba sobre la manada. ―¿Sospechas de alguien en particular respecto a las acusaciones y ataques? Lorenzo, con la mirada fija en la distancia, respondió con seriedad. ―Hay sombras entre nosotros, Zade. Alguien conspira para debilitarnos. Pero aún no tengo nombres. El Beta intrigado continuó. ―Si descubres quién está detrás de esto,
LA REVELACIÓN OCULTA.—Mi alfa ha llegado esta carta para usted.—el guerrero le entrego el sobre sin remitente. —¿Viste quién lo trajo? No tiene remitente.—No, mi señor, apareció en la puerta de mi cabaña, y tenía su nombre.Las cejas de Lorenzo se crisparon, la entrada a la manada Shadow era limitada y nadie entraba o salía sin su autorización, lo que quería decir que quien envío la carta estaba allí mismo.—Puedes irte, Nick.Cuando estuvo solo miro el sobre que no tenía ni siquiera una letra, lo olió para asegurarse de que no estuviera envenenado con acónito, pero todo parecía estar normal. Así que la abrió, y leyó, lo que decía hizo que su corazón se acelerara.—¿Qué demonios…? La carta anónima que Lorenzo recibió contenía pistas intrigantes sobre los conspiradores que tramaban en su contra. Así que sin esperar más reunió a los miembros más confiables de la manada, para compartir la noticia y descifrar las pistas.En la sala de reuniones, la tensión era palpable. Los lobos int