Se viene maraton.
CEREMONIA DE UNIÓN. La luz se filtraba por las rendijas de las ventanas altas, bañando el dormitorio de Luna en tonos dorados y rosados. Las Omegas se movían alrededor de Luna en una danza silenciosa, sus manos expertas tejían trenzas y entrelazaban flores silvestres en su cabello plateado. Luna se sentía como una diosa de antiguas leyendas bajo sus cuidados, aunque su corazón latía con la fuerza de un tambor de guerra. La ansiedad la envolvía como una capa invisible; la ceremonia de unión no era solo un ritual, era el sello de un destino que había tratado de esquivar y que ahora la alcanzaba con garras inevitables. Las Omegas susurraban palabras de ánimo, pero Luna apenas las escuchaba. Su mente estaba ocupada en una conversación interna con Storm, su loba interior, cuya excitación era tan palpable como el viento previo a la tormenta. «No puedo creer que estés ansiosa, Storm» reprendió Luna en el silencio de su mente. «Eres una fácil, ¿no tienes dignidad o qué?» El gruñido de Sto
¿CEDER A LA TENTACIÓN? Zade continuó besando el cuello de Luna con una intensidad que oscilaba entre el deseo y la desesperación. Ella, con los ojos cerrados, se dejaba llevar por las sensaciones que el contacto del lobo despertaba en su ser. Las manos de Zade, hábiles y ansiosas, trabajaron sobre el vestido, deshaciendo los botones uno a uno mientras sus labios seguían el rastro de palabras seductoras a su oído. ―He extrañado la suavidad de tu piel ―susurró, dejando un beso ligero en la curva de su cuello ―La dulzura de tus labios… La loba interior de Luna se agitaba, ansiosa por su macho, cada toque de Zade revivía en ella sensaciones que creyó olvidadas. Y cuando el vestido cayó, dejando al descubierto la suave piel de sus hombros, Zade gimió por lo bajo. Su corazón latía desbocado, y su lobo interior se agitaba más que nunca, anhelando dejar su marca. «¿Por qué fui tan estúpido entonces? Pero puedo hacerlo ahora, ¿verdad?» «Esta noche…» se preguntó a sí mismo. Sus manos acunaro
CONFRONTACIÓN EN EL BOSQUE. Luna, Desmond, y Caleb decidieron pasar tiempo juntos en el bosque, disfrutando de la tranquilidad y formando lo que parece ser una familia. Zade, que inicialmente observa desde la distancia con una mezcla de ira y recelo, se vio atrapado por la visión de lo que podría ser su familia, siendo compartida con otro lobo. Los cuatro lobos caminan por el bosque, compartiendo risas y complicidades. Caleb, con una naturalidad sorprendente, jugaba con Luna y mostraba afecto hacia Desmond. La escena se grabó a fuego en la cabeza de Zade, una imagen de felicidad familiar, que secretamente anhelaba. Zade, oculto entre los árboles, de repente, vio como Caleb tomó la mano de Luna y cómo Desmond compartía bromas con él. La sensación de ser desplazado, de ver a otro lobo formando parte de los lobos que consideraba suyos, despertó una chispa de celos e ira en su interior. En un momento de risas, Caleb tomó a Luna en sus brazos en un gesto juguetón, y la risa de Luna se m
UN ENEMIGO OCULTO. En una oscura habitación, un lobo llegó con noticias emocionantes. ―Mi señor, todo está saliendo a la perfección. El hombre sentado en lo que alguna vez fue un trono, sonrió con una chispa de emoción en sus ojos. ―Bien, bien, me gusta escuchar eso ―respondió, su voz llena de anticipación. El lobo, nervioso, preguntó con un toque de ansiedad en su voz. ―¿Cuál será el siguiente paso, Alfa? El lobo oculto entre las sombras respondió con una sonrisa macabra entre sus labios, su voz llena de determinación. ―Debes dejar las cartas, y asegúrate de que sean encontradas por él. El lobo respondió rápidamente, su voz temblorosa por la emoción. ―¡Sí, mi señor! Estaba a punto de irse cuando el lobo misterioso lo detuvo. ―Un momento ―dijo, y el otro lobo detuvo sus pasos, su corazón latiendo con incertidumbre. ―¿Nadie sospecha de ti? ―pregunto el lobo misterioso con un toque de complicidad en su tono. ―No, mi señor ―respondió el lobo entre risas nerviosas ―La magia qu
CARTAS.Zade gruñó ante la burla de Luna, su mirada destellaba con un desafío juguetón. Se acercó lentamente a ella, su voz bajó a un tono más seductor, casi un murmullo cargado de promesas no dichas.―Tal vez no es a Brenda a quién quiero, tal vez... ―hizo una pausa deliberada, su mirada fija en la de ella― es a mi compañera a quien deseo.Luna retrocedió lentamente, su espalda recta y su expresión controlada. Pero Zade era un depredador, y podía oler el miedo y la excitación mezclados en el aire.―Pierdes tu tiempo, casanova. ―Su voz era firme, pero su cuerpo traicionaba sus palabras.―. Tus... ―Lo miró de arriba a abajo, con desdén fingido― tácticas no funcionan conmigo.Zade se echó a reír, un sonido bajo y confiado.―¿Segura? Porque en este momento estoy sintiendo tu sangre fluir de manera rápida, siento tu corazón bombear rápidamente, tu respiración agitada, tu nerviosismo... ―Habló acercándose lentamente y Luna tragó un poco para calmarse.―¿Ya terminaste? Voy a ver cómo está De
DARSE UNA OPORTUNIDAD.En el estudio de la manada de Lorenzo, la tensión era palpable, como un enjambre de avispas listas para el ataque. Zade estaba de pie frente a la ventana, su silueta recortada contra el cielo crepuscular, mientras Lorenzo lo observaba con una mezcla de preocupación y reproche.—¿Estás seguro de lo que vas a hacer, Zade? —preguntó Lorenzo —Considero que estás excediéndote, podrías…—No —interrumpió Zade con firmeza, girándose para enfrentar a su amigo. Su mirada era la de un guerrero decidido a entrar en batalla. —Está decidido. Voy a destruir a ese maldito Snow.Lorenzo frunció el ceño, la frustración y el miedo por su amigo tiñendo sus palabras. —Sí, pero estás lastimando a personas inocentes en el proceso. Piensa en Luna, piensa en tu hijo…Las manos del Alfa, se apretaron en puños, las venas marcándose como ríos tumultuosos en sus brazos. Pero su determinación no flaqueó; en cambio, se volvió más férrea.—No, Lorenzo. No voy a cambiar de parecer. Voy a destru
TE PROPONGO UN TRATO. Esa noche, después de reflexionar sobre las palabras de Caleb y su hijo Desmond, Luna se encontró ante una encrucijada emocional que desafiaba su orgullo y su corazón. Con un suspiro que parecía cargar el peso de su mundo, bajó al estudio en busca de Zade. Después de llamar a la puerta y escuchar la orden de entrar, asomó la cabeza por la puerta. —¿Puedo pasar? —preguntó con una voz que traicionaba su nerviosismo. El lobo alzó la cabeza al escuchar su voz. Sus ojos se ensancharon ligeramente, asombrados por su presencia. —Sí… sí, claro. Pasa, es una gran sorpresa que estés aquí —dijo Zade, intentando ocultar el remolino de emociones que su visita había provocado. Luna rodó los ojos y cerró la puerta detrás de ella. Caminó cautelosamente hacia el escritorio y tomó asiento delante de Zade. —Quiero… —comenzó suavemente— quiero que hablemos. —¿Hablar? —Zade preguntó con un tono ligeramente burlón— Recuerdo que… —Zade, ¿quieres dejar de echarme en cara cada cos
CEREMONIA DE AULLIDO. Pasaron dos semanas y el día comenzó con los preparativos para el cumpleaños de Desmond. Luna estaba inmersa en los preparativos para la ceremonia de Aullido junto a Zade. ―¿Todo está listo, Nina? ―preguntó Luna al ama de llaves. ―Sí, mi señora. Todo va a quedar hermoso para nuestro pequeño ―respondió la mujer con una sonrisa. Luna sonrió con el corazón lleno de anticipación. Iba a ser el primer cumpleaños de Desmond lejos de su abuelo. Le había pedido a su padre que asistiera a la celebración, pero le dijo que su estado de salud era muy débil y no iba a poder acompañarlo. Había enviado un regalo con uno de los guerreros de la manada. Luna suspiró y caminó hacia la habitación de Desmond, segura de que se pondría feliz con el detalle. Llamó a la habitación y entró con una sonrisa. ―¿Listo para tu gran día? ―le preguntó. El cachorro bajó de la cama y corrió hacia su madre. ―Estoy feliz mamá, pero también triste, el abuelo no vendrá, ¿verdad? ―Oh cariño, lo s