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MUDARSE A SU HABITACIÓN. Sus labios se aplastaron sobre los de ella, con el ferviente deseo de marcarla y poseerla, era como si temiera que pudiera escapar. Serafina podría alejarlo y exigirle que nunca más la toque. O podría haberle dado una patada en las pelotas y escapar. Ella podría haber hecho cualquiera de esas dos cosas. Pero no lo hizo, por una simple razón… Ella quería esto. Ella lo deseaba. Un gemido bajo y agudo pasó de su boca a la de él y él lo devolvió, una espesa maldición llenó el aire mientras levantaba una mano hacia su cabello y enredaba sus dedos en él, tirando de su cabeza hacia atrás para darle un mejor acceso a sus labios. Su lengua peleó con la de ella y su cuerpo se presionó con fuerza contra ella, por lo que Serafina sintió la fuerza de su atracción, sintió la poderosa firmeza de su cuerpo y el suyo se debilitó en respuesta. La tentación la estaba arrastrando hacia abajo, arrastrándola hacia una marea de capacidad de respuesta y necesidad. Pero era una locu
PLANES OSCUROS―¿Qué acabas de decir? ―sumida en una mezcla de ira y frustración. Vivían sin previo aviso, barrió con furia todo lo que se encontraba sobre la mesa, causando que los objetos volaran por el aire y se estrellaran contra las paredes. La Omega, que era su informante, la miraba atónita, temerosa de la tormenta que se avecinaba. ―Eso no puede ser… ¡No puede ser!Los ojos de Vivían estaban cargados de odio cuando se volvió hacia la Omega. Sin rodeos, le preguntó con brusquedad si estaba segura.―¿Estás segura de que Serafina y Lorenzo pasaron la noche juntos?La Omega asintió rápidamente, temblando ante la mirada amenazante de Vivían.―Sí, el alfa ordenó que lleváramos todas las cosas de la señora a su habitación.La ira de Vivían creció aún más y, con un gesto violento, abofeteó con fuerza a la Omega.― ¡Maldita sea! No la llames, señora ―dijo con desprecio ―Ella muy pronto no será nada, ¿entiendes? ¡Nada!La Omega se tocó la mejilla, llena de miedo y asintió apresuradamente
ESCORPION DE LAS PROFUNDIDADES. Serafina llegó al lugar donde los cachorros de la manada estaban jugando. Los miró un momento en silencio y no pudo evitar sonreír. De pronto llevó una mano a su vientre plano y la imagen de un bebe de ella y Lorenzo brilló en su mente. Su corazón se agitó ante la idea, pero también sintió un poco de miedo. Los cachorros la vieron y corrieron hacia ella para abrazarla. ―¡Serafina! ―gritaron mientras se amontonaban en sus piernas. ―¡Hola, pequeño! ―pregunto mientras se agachaba para abrazarlos ― ¿A qué están jugando? ―Estamos jugando carreras de resistencia. ¡Es muy divertido! ―dijo un cachorro de ojos grises. ―Oh, eso suena genial. ¿Puedo unirme a ustedes? ―¡Claro que sí! ―exclamo otro pequeño ― ¡Será divertido tener a la luna de la manada jugando con nosotros! Serafina se rio y revolvió su cabello. ―Perfecto, estoy lista para empezar. ―dijo poniéndose de pie ―¿Cuál es la meta? ― La meta está al final del prado. Tenemos que correr lo más rápido
UNA LUNA DESAFIANTE. Serafina hecho vistazo al rostro de su amiga y sintió que le daba un vuelco el corazón. Estaba asustada. ―Fue mi culpa ―dijo ―Yo quise venir. Mariana vino en busca de hierbas para un cachorro enfermo y yo quise acompañarla, todo estaba bien, no imaginamos que aparecería un escorpión de las profundidades. La mirada azul penetrante de Lorenzo se clavó en Serafina, y ella sintió como si un cable se hubiera enrollado alrededor de ellos y se hubiera llenado de electricidad. Esta sensación la hizo temblar, sus rodillas se debilitaron y su corazón comenzó a latir con fuerza. Sin embargo, fingió estar tranquila. De niña había aprendido que la mejor defensa era un buen ataque. ―¿Hay algún problema con eso, alfa? ―Serafina preguntó con aspereza, acercándose un paso más a su marido y poniendo a Mariana a su espalda ―Solo estaba cumpliendo con mis obligaciones, como Luna de esta manada es mi deber cuidar de ellos. ―decidida a poner en práctica el consejo de su amiga, se cr
VAS A SUPLICAR POR MI TOQUE. Había pasado más de una hora cuando finalmente Lorenzo regreso a la habitación, en ese momento, Serafina ya se había bañado y se había puesto algo más cómodo, bueno, eso fue lo que se dijo mientras escogía deliberadamente un sexy camisón negro. Al escuchar el sonido de la puerta abriéndose, su corazón se aceleró debido a los nervios. Cuando miro hacia la puerta, allí estaba él, serio, mirando descaradamente su ropa de cama. ―Salgan ―les ordenó a las omegas que ayudaron a Serafina a prepararse, cada una inclinó la cabeza en señal de respeto. ―¿Ya terminaste de descargar tu rabia en mi amiga? Y ahora estás listo para tratar conmigo… alfa ―dijo en evidente tono burlón. Lorenzo esbozó una sonrisa malvada y caminó hacia ella como un lobo cazando a su presa. ―Al menos tu amiga tuvo la buena educación de disculparse ―se detuvo delante de ella y extendió su mano para tocar el fino tirante de su camisón de seda. ―Eso es porque la aterrorizas ―replico Serafin
ERES MÍA PARA SIEMPRE. (+18) ―Di que quieres sentir esto ― levantó la mano entre sus piernas y dejó que su pulgar pudiera rozar su clítoris sensible. ―No creerás cuantas fantasías he tenido sobre ti… sobre nosotros. Eres mi compañera, Serafina, y quiero que sientas todos los placeres que jamás hayas imaginado. Y antes de que ella pudiera responder, deslizó un dedo en la entrada de su coño resbaladizo, su propia respiración se entrecortó cuando sintió su núcleo cálido y húmedo. ―Lorenzo, gimió ella, abriendo completamente sus piernas para permitirle un mejor acceso. ―¡Oh diosa! Y a través de la tela de su camisón, levantó la mano y le palmeó el pecho, ahuecando su peso con su mano grande y fuerte, rozando con el pulgar y el índice sus pezones. Pellizcándolos hasta que estuvieron duros y excitados. ―No necesito que supliques por mí porque quiero degradarte ―dijo, besándola bruscamente, antes de arrastrar sus labios por su garganta y mordisquear la suave piel en la base de su cuello
ERES MÍA PARA SIEMPRE (+18) La llevó al baño adjunto a su habitación y metió la mano en la enorme tina de cobre, el agua aún estaba tibia. ―Aquí ― susurro y la dejó caer con lentitud y extremo cuidado. Serafina se soltó de su cuello y disfruto de la calidez del agua calentando su piel. Un segundo después, él la siguió y ella le dio gracias a la diosa y se sintió inmediatamente aliviada de que su intimidad aún no hubiera terminado. El Alfa se acomodó detrás de ella y tomó una esponja y dejó caer el agua sobre su cabeza, sus manos ásperas bajaron por su cuerpo, y ella estaba tan hipersensible por haber hecho el amor que gimió en respuesta, sintiendo cada gota como si fuera su toque. Lorenzo colocó un poco de jabón perfumado en la palma de sus manos y comenzó a deslizarlas sobre sus brazos, luego hasta sus caderas, su estómago plano, su trasero redondeado. Serafina cerró los ojos perdiéndose en el placer de su toque. El Alfa la tocó por todas partes, lavándola, adorándola, prestando
DULCES REVELACIONES.El suave roce de la toalla envolvió a Serafina mientras Lorenzo la llevaba en brazos hacia la cama. En ese trayecto, la fragilidad de su cuerpo contrastaba con la fortaleza que emanaba de su compañero. La mirada de Serafina se perdía en la profundidad del rostro de su alfa, como si buscara respuestas a preguntas que no se atrevía a formular.Lorenzo la depositó con cuidado en la cama, pero sus ojos seguían fijos en ella. La habitación, antes llena de sombras, parecía iluminarse con la presencia de ambos. El latir emocionado de su corazón resonaba en sus oídos, marcando un ritmo que reflejaba la mezcla de esperanza y temor que se agitaba en su interior.A medida que Lorenzo se acomodaba a su lado, Serafina no podía apartar la vista de su rostro, como si cada rasgo fuera una promesa de un futuro mejor. La mano de Lorenzo encontró la piel de sus brazos, trazando suaves líneas de consuelo. Sus labios, con suavidad, rozaron el lóbulo de su oreja, enviando escalofríos a