Capítulo 21
Ricardo miró cómo la chica rodeaba su cintura, con movimientos cuidadosos y complacientes. Las marcas que él había dejado la noche anterior aún eran visibles en sus elegantes clavículas, por lo que no pudo evitar inclinarse hacia ella para besarla.

Sin embargo, justo en ese momento, Ximena dio un paso atrás después de terminar de abrocharle el cinturón, por lo que sus labios apenas rozaron los cabellos de la chica.

Ximena, como si no se hubiera dado cuenta, preguntó, expectante:

—Señor García, ¿puedo pedir medio día de descanso hoy?

—¿Te sientes mal? —preguntó Ricardo, arqueando una ceja.

Ximena asintió, un tanto avergonzada:

—Fuiste demasiado persistente anoche y me siento un poco mareada.

—Últimamente, pareces bastante frágil —dijo Ricardo—, siempre diciendo que te sientes mal.

Ximena sintió que perdía el ánimo. Después de tanta preparación, seguía sin poder conseguir su permiso para descansar. La verdad es que Ricardo había sido muy rudo la noche anterior, y aún le dolía el abdom
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