Han pasado cinco días y hemos vuelto a nuestra vida normal, yo sentado en mi oficina con un montón de trabajo esperándome en mi mesa. Tengo un montón de reuniones que atender ahora mismo, pero menos mal que mi cuerpo sigue sin rendirse.

Ayer fue el vuelo de Clark a Londres para recibir su premio de doctorado. Incluso anoche, me obligó a ir con él, pero realmente no puedo. Me necesitaba aquí, pero él sabe lo orgullosa que estoy.

Mi teléfono se enciende mientras escribo algo en el portátil.

Una sonrisa se dibuja en mi cara cuando veo quién me llama.

—Buenos días, doctor—. Canturreé.

—Buenos días, señora Blinder—. Su voz ronca suena tan sexy que es suficiente para hacerme flaquear. —Acabo de llegar aquí a Londres, y ahora me dirijo a mi habitación de hotel.

—¿Sí? Asegúrate de estar sola—. Me burlé.

—Por supuesto, eres el único que quiero que me acompañe hoy—. Contestó. —Aunque la entrega de premios será mañana en este hotel. Todavía tengo mucho tiempo para pasear por las calles de Londre