—Eso es secuestro—. tartamudeé.
—¿Y?
—Y...— Me interrumpí sin saber qué más decir. No esperaba que aceptara tan rápido. —Es un secuestro—. Suministré cojo.
—¿Vas a vestirte o qué?— preguntó Alex, que ya parecía aburrido.
—¿Adónde vamos?
—Lo sabrás cuando lleguemos.
—Vaya, ¿podrías ser más imprecisa?—. Murmuré sarcásticamente. —Porque irrumpir en mi casa de madrugada y llevarme dios sabe dónde no es espeluznante—. Continué con mi taza de café. —Podría ser atraerme al bosque y cortarme en pedacitos.
—Te das cuenta de que puedo oírte, ¿verdad?—. Le miré y puse los ojos en blanco.
—¿Cómo se supone que voy a vestir
—¿Estás lista para irnos?— Pregunté finalmente, mi voz rompiendo sus pensamientos. Su cabeza se giró hacia mí y vi cómo me miraba de arriba abajo. Al instante me sentí cohibida bajo su mirada. Seguramente había visto chicas mucho más guapas que yo. Chicas seguras de sí mismas, no como yo.—Sí—. Su voz era suave mientras se levantaba. Jugueteé con mi bolso mientras él caminaba hacia mí. Podía sentir su mirada en mí y sentí que mi espalda se tensaba. Esperé a que llegaran las preguntas, pero no lo hicieron.Alex no dijo ni una palabra mientras se dirigía a la puerta de mi casa. Cuando no le seguí, me miró por encima del hombro.—¿Vienes? Tratando de ocultar mi sorpresa, asentí con la cabeza y me apresuré a seguirle.¿Por qué no me había pregu
—¡Lo lograron!— Una voz familiar gritó. Me giré y vi a los amigos de Alex que se dirigían hacia nosotros. Cuando estuvieron cerca, Derek me abrazó con fuerza. Mis manos colgaban sueltas a los lados y tenía los ojos muy abiertos. Al final me soltó y se fue a dar el apretón de manos con Alex.—Me alegro mucho de que hayas venido—. Olivia me sonrió. Estaba secretamente aliviada de que todos estuvieran aquí también.—Yo también.—Encantada de verte de nuevo Cristal—. Nico habló cogiéndome desprevenida. Lo miré con los labios entreabiertos sorprendida de que siquiera me hablara.—A ti también—. Dije con las mejillas sonrosadas. A su lado Lexi se me quedó mirando. Aparté rápidamente la mirada de su novio y me volví hacia Noah que me sonreía.—Hola&mdas
Las tres horas siguientes pasaron volando. Después de nuestro incidente en el minigolf con Derek, todo fue como la seda. El lugar tenía literalmente todo y usted podría pasar horas aquí y todavía no hacer todo.Después de mini golf salimos y corrimos coches alrededor de la pista. La pista era una especie de locura con un montón de vueltas e incluso tenía una parte donde se sube una pequeña colina y pasar por encima de un puente tipo de cosa antes de bajar. Fue, con diferencia, lo mejor que he hecho nunca.Después de unas cuantas vueltas aprendí algunas cosas sobre todo el mundo...Lexi: extremadamente competitiva, no tenía remordimientos por chocarme a mí o a cualquier otra persona contra el muro, aterradora.Nico: en realidad un buen tipo, pero tan competitivo como Lexi, en realidad podría sonreír mientras se divierten, super cerca de los chicos y man
—¿Vienes, Cristal?— Preguntó Noah, asomando la cabeza de nuevo. No me había dado cuenta de que Alex y él ya habían salido.—Yo... eh...— Está bien Cristal puedes hacerlo. Puede que no haya nadie que conozcas dentro. Sólo mantén la cabeza baja y estarás bien. Mi pequeña charla de ánimo hizo poco para ayudar a mis nervios.Cuando la puerta de mi izquierda se abrió pensé que era Noah pero en su lugar me encontré con los ojos grises de Alex mirándome.—¿Vienes?— Su tono era suave y sus ojos me tranquilizaron al instante. Esa sola palabra me hizo asentir y salir del coche. Casi podría jurar que vi en sus ojos la promesa de que todo iría bien. Quizá por eso me encontré caminando a su lado con Olivia al otro lado.En cuanto entramos por la puerta agaché la cabeza y me acerqué
—¿Habéis oído? Ahora está intentando acostarse con Alex.—¡No puede ser!—Sí, Rebecca la vio encima de él en Monroe's Place el sábado—. La chica le dijo a su amiga. No pude escuchar más porque alguien me empujó por la espalda. Me las arreglé para estabilizarme antes de caer.—¡Quítate de en medio, vagabundo!—. Tuve que luchar para mantener la boca cerrada y no replicar. Al final sólo conseguiría hacerme más daño. Sin decir una palabra me fui corriendo a mi siguiente clase.Al igual que en la primera clase de inglés, cuando entré en Cálculo todo el mundo se quedó mirando y cuchicheando. Cuando llegué a mi asiento, tras unos cuantos intentos fallidos de ponerme la zancadilla, me desplomé en mi asiento.Antes de que sonara el timbre entraron unas cuantas perso
Pensé que me había librado de Alex después de todo el asunto de la biblioteca, pero a los 15 minutos de mi siguiente clase, Biología, entró caminando en el aula. Me sorprendió su aparición, al igual que a todas las demás chicas de la clase, que no le oyera hablar con el profesor ni que éste le dijera que tomara asiento a mi lado.Mis ojos le siguieron hasta que llegó a mi mesa del fondo y se deslizó hasta el asiento vacío que había a mi lado. Me quedé boquiabierta junto a todas las chicas. ¿Qué hacía él aquí?—Parece que somos compañeros de laboratorio, pecas—. Alex sonrió satisfecho, sin darse cuenta de las miradas que nos lanzaban. Estaba demasiado sorprendida para decir algo antes de que el profesor empezara a hablar una vez más, poniendo fin a mi oportunidad de decir algo.Durante los quince min
—¿Aún no has terminado?— El pequeño gemido en su voz hizo que la comisura de mi labio se levantara.—Alex, sólo han pasado 20 minutos.—¿Y? Es tiempo de sobra.—Tal vez si no hubieras elegido esta pose—. Señalé, mis ojos se desviaron hacia él y el papel en mis manos.—Hacen que esta pose parezca tan fácil—. se quejó Alex, echando la cabeza hacia atrás.—Y por eso las mujeres son modelos; lidian con el dolor en silencio.Por suerte, ya casi había terminado el boceto porque él no paraba de moverse. Cansada de oírle quejarse, le dejé moverse.—Ya no tienes que quedarte así—. De todas formas ahora sólo estaba trabajando en los detalles.—Gracias a Dios.—Es culpa tuya. Tú elegiste esa pose—. Dije, levantando brevemente
—Se te van a meter las moscas en la boca—. Alex comentó haciéndome chasquear la mandíbula. Riéndose de mí se movió hacia el lado del conductor. Con las mejillas sonrojadas me deslicé en el asiento del pasajero y apreté mi bolso contra mi pecho.Los dos nos quedamos en silencio mientras él salía del aparcamiento del instituto y se dirigía a la librería Sofía. No pude evitar enfadarme con Mitch por meterse con mi coche. No me importaba que me pusiera cordeles o incluso pintura lavable en las ventanillas, pero esto se había pasado de la raya.—Toma.— Alex me sacó de mis pensamientos extendiendo su teléfono en mi dirección.—¿Para qué es esto? pregunté, cogiendo su delgado iPhone negro.—Pon tu número.—¿Para que puedas llamarme a las tres de la mañana?