Disfrutaba de una tranquila tarde en casa con Nash. Habíamos estado compartiendo risas y charlas relajadas, sumergidos en el calor reconfortante de nuestra casa. Mis oídos captaron un sonido inesperado que rompió la armonía que habíamos creado. El timbre de la entrada principal sonaba enérgicamente. Con curiosidad, me levanté del mullido sofá, sintiendo cómo mi corazón latía un poco más rápido de lo normal, como si estuviera anticipando algo inusual.Al abrir la puerta, mis ojos se encontraron con una figura que me dejó sin aliento por un instante. Frente a mí se alzaba un hombre alto y atractivo, con una melena de ébano que enmarcaba su rostro y unos ojos grisáceos que parecían reflejar la seriedad y la profundidad del cielo en un día nublado. Su presencia magnética capturó mi atención de inmediato, y por un instante, me sentí abrumada por la intensidad de su mirada.Era Raven, el hombre que había ocupado mis pensamientos en más de una ocasión. Hace algunos, dias atrás, casi que a hu
Raven asintió con solemnidad, adoptando una expresión más seria, similar a la que tuvo la primera vez que hablamos en el bar. Esa actitud solemne me recordaba la seriedad con la que abordaba las situaciones complejas que habíamos vivido.— Tienes razón, ha sido una imprudencia de mi parte venir hasta acá para molestarte con... ¿Cómo los has llamado? Trivialidades, ¿no? — en ese momento me di cuenta de lo mal que se habían oído mis palabras. — Pero no podía dejar de preguntarme, ¿Cuándo será el momento correcto? ¿Cuánto más tendré que esperar? Al final, me ganó la impaciencia. Sentí que se me acababa el tiempo.— Lo siento — dije, con mi tono un poco más suave, aunque aún distante —. No quise sonar cruel, pero me siento abrumada. Todo parece derrumbarse a mi alrededor, y no sé cómo detener el colapso.— Entiendo. No soy quién para juzgarte. Solo quería ser sincero contigo, porque es lo que siento desde el último día que te besé — tomó mis manos entre las suyas, y sus dedos las acaricia
— Discutes porque estoy aquí. Desde el principio ha sido mi asunto — le contestó Raven, plantándole cara, mirándole directamente a los ojos.— No tengo ni idea por qué has venido aquí. No eres amigo de mi hermana, ni has levantado un dedo para ayudarla en su hora de necesidad. Todo lo que haces es aprovecharte de su debilidad, como un buitre que se alimenta de la carne de los débiles. — Sus ojos brillaban con ira mientras acusaba a Raven —. Eres un oportunista, un parásito que se alimenta de la desgracia ajena. Y como prueba, basta con ver cómo has estado actuando.Raven sonrió con ironía, sin perder esa calma que lo caracterizaba.— Eso viene de la boca de alguien que no pudo protegerla cuando realmente lo necesitaba. Ahora te sientes indispensable, ¿verdad? Como si tu fracaso pasado te diera derecho a controlar su vida.Al oír aquellas palabras, Nash se puso rígido y su rostro se enrojeció aún más.— ¡Atrévete a repetir eso! —exclamó, y su dedo índice golpeaba fuerte contra el pecho
— Nash... — mi voz vaciló al pronunciar su nombre.— No me hables, Sunny. No quiero oír nada de lo que tengas que decirme.— Por favor, no seas tan duro conmigo. Entiendo que estés enojado y con razón. Pero no puedes simplemente ignorarme en mi propia casa. Somos hermanos, tenemos que hablar.— ¿Qué te gustaría hablar, Sunny? ¿Deseas hablar sobre cómo has transgredido tus propios principios? ¿Sobre cómo has elegido a otra persona por sobre tu matrimonio? ¿O prefieres abordar el tema de cómo has manchado la memoria de tu hijo?— No he hecho nada para manchar o traicionar a nadie — me defendí. — Yo simplemente he seguido lo que dictaba de mi corazón.— ¿Acaso tu corazón se ha endurecido? Lo tuyo parece ser puro egoísmo. Estás demasiado enfocada en ti misma, en tu propia felicidad y placer. No te importa el dolor que puedes estar causando a los demás. Nada más parece importarte que tu propio bienestar.— Tu injusta acusación me aflige. Sabes bien cuánto te quiero y te necesito, y siempre
— ¿Cómo pudiste creerle a Andrey sin siquiera preguntarme a mí? — Le reproché con tono acusador. — Y sigues juzgándome sin escuchar mi versión de los hechos.— No es algo tan difícil de creer cuando se presentan pruebas contundentes. — Respondió con firmeza. — Las capturas de tus mensajes, las fotografías en los bares con ese muchacho, e incluso el video del día del accidente, donde se te ve confrontada mientras te besabas con otro hombre.— ¿No lo entiendes, Nash? Andrey te ha mentido. — Insistí con firmeza, buscando que comprendiera la verdad oculta tras las apariencias.— ¿En qué parte específicamente, Sunny? — Cuestionó con dureza. — Porque déjame recordarte que hace tan solo unos momentos, te vi besándote con tu amante. Ni siquiera tuviste la decencia de esperar a que yo no estuviera en casa.— Andrey me engañó con otra mujer, me agredía físicamente y me humillaba. No iba a soportar llevar esa vida miserable para siempre. Yo no nací para aceptar ese tipo de trato. No iba a repeti
Tras ese desgarrador enfrentamiento, el ambiente se tornó denso y cargado. Cada día se veía envuelto en una bruma gris y gélida, en la que las palabras apenas lograban encontrar su camino entre nosotros. Nuestras interacciones se reducían a escuetos monosílabos, evitando incluso el contacto visual, como si el peso del conflicto nos impidiera siquiera mirarnos a los ojos.A pesar de mi anhelo de encontrar una solución, opté por concederle a Nash el espacio que parecía necesitar, aferrándome a la esperanza de que todo se resolvería con el tiempo. Creía que, con el transcurrir de los días, encontraría en su corazón el espacio para comprender mis sentimientos. Confieso que mi corazón anhelaba arduamente que Nash llegara a comprender la magnitud de mi amor por aquel hombre que me había robado el corazón.A pesar de mantener la firme convicción de que Nash necesitaba tiempo para comprender y aceptar mi elección, también reconocía la obstinación y el orgullo arraigados en su carácter. Conoc
Raven, había permanecido atento a la escena desde la distancia, observando con preocupación el intercambio polémico entre Andrey y yo.— ¿Qué haces aquí? — le dije sorprendida.— Estoy aquí por ti. No podía quedarme lejos, no cuando más necesitas compañía.— ¿Por qué viniste? Después de todo lo que te dije…Raven levantó su mano, secando una lágrima que se deslizaba por mi mejilla.— Porque lo que dijiste no importa. Lo que importa es lo que sientes, y yo siento lo mismo.— Raven, yo…— Shh… — me interrumpió, poniendo un dedo en mis labios. — No necesitas decir nada. Solo déjame estar conmigo ahora. Todo lo demás puede esperar.— Disculpa, chiquillo, pero mi esposa y yo estábamos teniendo una importante conversación — espetó Andrey con tono áspero y desdeñoso. Sin embargo, Raven decidió hacer caso omiso de su presencia.Dirigí mi mirada hacia Andrey. Su rostro se encontraba crispado, con el ceño fruncido en una expresión de innegable molestia. Era evidente que no soportaba la presenci
Finalmente, Raven redujo la velocidad y nos detuvo frente a una de las tantas sucursales de la cadena de comida rápida KFC dispersas por la ciudad. Al descender de la motocicleta, un aroma intenso y reconfortante nos recibió: el inconfundible olor a especias y a crujiente pollo frito que tanto caracterizaba a esta popular cadena. A pesar de que aquel no era precisamente el entorno más romántico o refinado, en aquel momento, la simple idea de poder disfrutar de unas calientes y sabrosas alitas de pollo, me pareció más que suficiente.Mientras avanzábamos hacia la entrada, rodeada de gente que iba y venía apresuradamente, buscando saciar sus antojos culinarios, caí en la cuenta de lo mucho que anhelaba sumergirme en la cotidianeidad de un momento tan simple y mundano como aquel. Lejos quedaban los pasillos impolutos del hospital, el constante trajín de médicos y enfermeras, y el incesante pitido de los monitores. En ese instante, lo único que deseaba era poder olvidarme, aunque fuera po