— Nash... — mi voz vaciló al pronunciar su nombre.— No me hables, Sunny. No quiero oír nada de lo que tengas que decirme.— Por favor, no seas tan duro conmigo. Entiendo que estés enojado y con razón. Pero no puedes simplemente ignorarme en mi propia casa. Somos hermanos, tenemos que hablar.— ¿Qué te gustaría hablar, Sunny? ¿Deseas hablar sobre cómo has transgredido tus propios principios? ¿Sobre cómo has elegido a otra persona por sobre tu matrimonio? ¿O prefieres abordar el tema de cómo has manchado la memoria de tu hijo?— No he hecho nada para manchar o traicionar a nadie — me defendí. — Yo simplemente he seguido lo que dictaba de mi corazón.— ¿Acaso tu corazón se ha endurecido? Lo tuyo parece ser puro egoísmo. Estás demasiado enfocada en ti misma, en tu propia felicidad y placer. No te importa el dolor que puedes estar causando a los demás. Nada más parece importarte que tu propio bienestar.— Tu injusta acusación me aflige. Sabes bien cuánto te quiero y te necesito, y siempre
— ¿Cómo pudiste creerle a Andrey sin siquiera preguntarme a mí? — Le reproché con tono acusador. — Y sigues juzgándome sin escuchar mi versión de los hechos.— No es algo tan difícil de creer cuando se presentan pruebas contundentes. — Respondió con firmeza. — Las capturas de tus mensajes, las fotografías en los bares con ese muchacho, e incluso el video del día del accidente, donde se te ve confrontada mientras te besabas con otro hombre.— ¿No lo entiendes, Nash? Andrey te ha mentido. — Insistí con firmeza, buscando que comprendiera la verdad oculta tras las apariencias.— ¿En qué parte específicamente, Sunny? — Cuestionó con dureza. — Porque déjame recordarte que hace tan solo unos momentos, te vi besándote con tu amante. Ni siquiera tuviste la decencia de esperar a que yo no estuviera en casa.— Andrey me engañó con otra mujer, me agredía físicamente y me humillaba. No iba a soportar llevar esa vida miserable para siempre. Yo no nací para aceptar ese tipo de trato. No iba a repeti
Tras ese desgarrador enfrentamiento, el ambiente se tornó denso y cargado. Cada día se veía envuelto en una bruma gris y gélida, en la que las palabras apenas lograban encontrar su camino entre nosotros. Nuestras interacciones se reducían a escuetos monosílabos, evitando incluso el contacto visual, como si el peso del conflicto nos impidiera siquiera mirarnos a los ojos.A pesar de mi anhelo de encontrar una solución, opté por concederle a Nash el espacio que parecía necesitar, aferrándome a la esperanza de que todo se resolvería con el tiempo. Creía que, con el transcurrir de los días, encontraría en su corazón el espacio para comprender mis sentimientos. Confieso que mi corazón anhelaba arduamente que Nash llegara a comprender la magnitud de mi amor por aquel hombre que me había robado el corazón.A pesar de mantener la firme convicción de que Nash necesitaba tiempo para comprender y aceptar mi elección, también reconocía la obstinación y el orgullo arraigados en su carácter. Conoc
Raven, había permanecido atento a la escena desde la distancia, observando con preocupación el intercambio polémico entre Andrey y yo.— ¿Qué haces aquí? — le dije sorprendida.— Estoy aquí por ti. No podía quedarme lejos, no cuando más necesitas compañía.— ¿Por qué viniste? Después de todo lo que te dije…Raven levantó su mano, secando una lágrima que se deslizaba por mi mejilla.— Porque lo que dijiste no importa. Lo que importa es lo que sientes, y yo siento lo mismo.— Raven, yo…— Shh… — me interrumpió, poniendo un dedo en mis labios. — No necesitas decir nada. Solo déjame estar conmigo ahora. Todo lo demás puede esperar.— Disculpa, chiquillo, pero mi esposa y yo estábamos teniendo una importante conversación — espetó Andrey con tono áspero y desdeñoso. Sin embargo, Raven decidió hacer caso omiso de su presencia.Dirigí mi mirada hacia Andrey. Su rostro se encontraba crispado, con el ceño fruncido en una expresión de innegable molestia. Era evidente que no soportaba la presenci
Finalmente, Raven redujo la velocidad y nos detuvo frente a una de las tantas sucursales de la cadena de comida rápida KFC dispersas por la ciudad. Al descender de la motocicleta, un aroma intenso y reconfortante nos recibió: el inconfundible olor a especias y a crujiente pollo frito que tanto caracterizaba a esta popular cadena. A pesar de que aquel no era precisamente el entorno más romántico o refinado, en aquel momento, la simple idea de poder disfrutar de unas calientes y sabrosas alitas de pollo, me pareció más que suficiente.Mientras avanzábamos hacia la entrada, rodeada de gente que iba y venía apresuradamente, buscando saciar sus antojos culinarios, caí en la cuenta de lo mucho que anhelaba sumergirme en la cotidianeidad de un momento tan simple y mundano como aquel. Lejos quedaban los pasillos impolutos del hospital, el constante trajín de médicos y enfermeras, y el incesante pitido de los monitores. En ese instante, lo único que deseaba era poder olvidarme, aunque fuera po
— ¿Qué recuerdo, Charlotte? — pregunté con creciente urgencia —. ¿Qué es lo que intentas decirme?— Vi por las noticias el accidente y... — Hizo una pausa, con la clara impresión de que anhelaba expresar algo más, pero sin saber cómo hacerlo —. Imagino lo horrible que habrá sido — añadió finalmente, sin concluir la frase que había iniciado.— No te atormentes, Charlotte — le dije, alzando suavemente su rostro para encontrar su mirada —. No fue tu culpa, ninguna de las dos podíamos haber previsto que las cosas terminarían así.Ella desvió la mirada, un gesto que parecía delatar una profunda culpabilidad.— Yo debí haberlo imaginado — musitó con amargura —. Yo traicioné tu confianza, Sunny, y le conté a Vanessa todo lo que planeábamos hacer.—¿Qué? —exclamé, atónita—. ¿Por qué harías algo así?— Necesitaba el dinero —confesó con voz temblorosa. Una sombra de desesperación se apoderó de sus facciones —. Mi madre está enferma, y su tratamiento médico es extremadamente costoso. Así que pen
Después de varios minutos de conducir a través de un sinuoso camino de montaña, finalmente llegamos a un mirador que ofrecía una vista panorámica de la ciudad abajo. Raven aparcó la motocicleta y apagó el motor, luego se giró para encararme. Sin embargo, yo mantenía la mirada perdida en el horizonte, absorta en la imponente vista que se extendía ante nosotros.— Madame, ¿está bien? — preguntó con evidente preocupación, tomando delicadamente mi mano entre las suyas.Tardé unos segundos en responder, pues me encontraba sumida en un mar de confusos pensamientos y emociones.— No... no lo sé — murmuré, volviendo mi mirada hacia él con los ojos vidriosos — . Siento tanto lo que pasó. No debí dejar que la ira y el dolor me cegaran de esa manera.Raven acarició mi mejilla con suavidad, buscando reconfortarme.— No tienes que disculparte. Entiendo perfectamente lo devastada que debes sentirte. Lo que esa mujer hizo es simplemente inaceptable.Asentí débilmente, sin poder contener las lágrimas
Tomé un profundo respiro, buscando el valor para poner en palabras los pensamientos y sentimientos que me rondaban sin descanso en ese momento. Era necesario ser sincera, tanto conmigo misma como con él.— Lo que siento por ti es real, lo sabes. Pero... Una relación entre nosotros sería tan complicada. Hay tantas cosas en juego: mi matrimonio, mis hijos, mi familia... No sé si puedo arriesgar todo eso por estar contigo.— Comprendo tus dudas. Créeme que no quiero presionarte a tomar una decisión que aún no estés lista para asumir.— Es que... ¿y si al final todo resulta ser un terrible error? — levanté la mirada, clavando mis ojos enrojecidos en los suyos — No podría soportar perder a mi familia. Ni a mis hijos. Ni tampoco a ti.— Escúchame bien — dijo con voz grave, clavando su mirada en la mía —. Pase lo que pase, yo estaré aquí para ti. No importa si decides quedarte conmigo o decides volver con Andrey, o quizás fijarte en alguien más en el futuro. Mi amor por ti es incondicional.