Finalmente, Raven redujo la velocidad y nos detuvo frente a una de las tantas sucursales de la cadena de comida rápida KFC dispersas por la ciudad. Al descender de la motocicleta, un aroma intenso y reconfortante nos recibió: el inconfundible olor a especias y a crujiente pollo frito que tanto caracterizaba a esta popular cadena. A pesar de que aquel no era precisamente el entorno más romántico o refinado, en aquel momento, la simple idea de poder disfrutar de unas calientes y sabrosas alitas de pollo, me pareció más que suficiente.Mientras avanzábamos hacia la entrada, rodeada de gente que iba y venía apresuradamente, buscando saciar sus antojos culinarios, caí en la cuenta de lo mucho que anhelaba sumergirme en la cotidianeidad de un momento tan simple y mundano como aquel. Lejos quedaban los pasillos impolutos del hospital, el constante trajín de médicos y enfermeras, y el incesante pitido de los monitores. En ese instante, lo único que deseaba era poder olvidarme, aunque fuera po
— ¿Qué recuerdo, Charlotte? — pregunté con creciente urgencia —. ¿Qué es lo que intentas decirme?— Vi por las noticias el accidente y... — Hizo una pausa, con la clara impresión de que anhelaba expresar algo más, pero sin saber cómo hacerlo —. Imagino lo horrible que habrá sido — añadió finalmente, sin concluir la frase que había iniciado.— No te atormentes, Charlotte — le dije, alzando suavemente su rostro para encontrar su mirada —. No fue tu culpa, ninguna de las dos podíamos haber previsto que las cosas terminarían así.Ella desvió la mirada, un gesto que parecía delatar una profunda culpabilidad.— Yo debí haberlo imaginado — musitó con amargura —. Yo traicioné tu confianza, Sunny, y le conté a Vanessa todo lo que planeábamos hacer.—¿Qué? —exclamé, atónita—. ¿Por qué harías algo así?— Necesitaba el dinero —confesó con voz temblorosa. Una sombra de desesperación se apoderó de sus facciones —. Mi madre está enferma, y su tratamiento médico es extremadamente costoso. Así que pen
Después de varios minutos de conducir a través de un sinuoso camino de montaña, finalmente llegamos a un mirador que ofrecía una vista panorámica de la ciudad abajo. Raven aparcó la motocicleta y apagó el motor, luego se giró para encararme. Sin embargo, yo mantenía la mirada perdida en el horizonte, absorta en la imponente vista que se extendía ante nosotros.— Madame, ¿está bien? — preguntó con evidente preocupación, tomando delicadamente mi mano entre las suyas.Tardé unos segundos en responder, pues me encontraba sumida en un mar de confusos pensamientos y emociones.— No... no lo sé — murmuré, volviendo mi mirada hacia él con los ojos vidriosos — . Siento tanto lo que pasó. No debí dejar que la ira y el dolor me cegaran de esa manera.Raven acarició mi mejilla con suavidad, buscando reconfortarme.— No tienes que disculparte. Entiendo perfectamente lo devastada que debes sentirte. Lo que esa mujer hizo es simplemente inaceptable.Asentí débilmente, sin poder contener las lágrimas
Tomé un profundo respiro, buscando el valor para poner en palabras los pensamientos y sentimientos que me rondaban sin descanso en ese momento. Era necesario ser sincera, tanto conmigo misma como con él.— Lo que siento por ti es real, lo sabes. Pero... Una relación entre nosotros sería tan complicada. Hay tantas cosas en juego: mi matrimonio, mis hijos, mi familia... No sé si puedo arriesgar todo eso por estar contigo.— Comprendo tus dudas. Créeme que no quiero presionarte a tomar una decisión que aún no estés lista para asumir.— Es que... ¿y si al final todo resulta ser un terrible error? — levanté la mirada, clavando mis ojos enrojecidos en los suyos — No podría soportar perder a mi familia. Ni a mis hijos. Ni tampoco a ti.— Escúchame bien — dijo con voz grave, clavando su mirada en la mía —. Pase lo que pase, yo estaré aquí para ti. No importa si decides quedarte conmigo o decides volver con Andrey, o quizás fijarte en alguien más en el futuro. Mi amor por ti es incondicional.
Mientras tanto, Raven aguardaba pacientemente en la sala, dándome todo el espacio y el tiempo que necesitaba a solas para procesar con calma todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor.Después de un prolongado lapso de tiempo, finalmente salí del baño envuelta en una esponjosa toalla, mi cabello goteaba levemente y dejando pequeños rastros de humedad por el piso. Al llegar a la sala, me encontré con él sentado tranquilamente en el sofá, quien al verme alzó la mirada y me contempló con una expresión embelesada.Esa mirada suya, esa ternura y adoración con la que me observaba, y la pasión que ardía en sus ojos, me hacían sentir como si fuera la mujer más hermosa y especial del planeta. Raven me admiraba detenidamente, sin poder ocultar su fascinación, mientras yo me paseaba con lentitud frente a él, luciendo mi esplendor. Mi piel se encontraba sonrosada por el calor del agua, y mi cabello húmedo enmarcaba mi rostro, otorgándome una apariencia casi etérea.Él se levantó del sofá y se a
Raven deslizó sus manos por mi espalda, acariciando mi piel. Sus dedos se movían con destreza por mis curvas, explorando con avidez cada recoveco de mi cuerpo, como si quisiera memorizar cada centímetro de mí. Con un gemido apenas contenido, me abandoné a las sensaciones abrumadoras que me embriagaban. La familiaridad de sus manos recorriendo mi cuerpo con una mezcla de delicadeza y pasión despertaba una respuesta visceral en mí, como si mi piel anhelara ardiente mente el contacto de sus dedos.Mientras sus labios trazaban un sendero de besos por mi cuello, un flujo de pura electricidad parecía recorrer mi dermis, cual relámpago que iluminara cada terminación nerviosa con una descarga exquisita, dejando una estela de deseo a su paso. Incliné la cabeza para brindarle mayor acceso, perdiéndome en el vórtice embriagador de emociones que parecían envolverme y sacudirme. La calidez de su aliento, la suavidad de sus labios contra mi piel, todo parecía despertar una necesidad que crecía con
No pudo soportarlo más y deslizó una mano por una de mis piernas, acariciando con reverencia la suave piel, como si temiera que fuera a desvanecerse bajo su tacto. Sentía cómo sus dedos dejaban un rastro ardiente a su paso, despertando una oleada de escalofríos que me recorrían. Mientras tanto, con la otra mano me acariciaba la espalda con una ternura casi devota, atrayéndome cada vez más hacia él.Nuestros cuerpos comenzaron a moverse en sincronía, entregándonos a la danza de la seducción que nos consumía. Me sentía como si estuviera flotando, embriagada por las sensaciones que Raven me provocaba solo con aquellas suaves caricias. Finalmente, cuando el aire comenzaba a faltarnos, nos separamos lentamente, jadeantes y con las mejillas sonrosadas. Aquel breve instante de intimidad se había sentido espectacular, dejándonos a ambos temblorosos y anhelantes de más.Decidida a mantener el control de la situación, me acerqué a él con movimientos felinos y gráciles, sintiendo cómo la adrenal
Desperté con una sensación de serenidad que no había experimentado en mucho tiempo. Los cálidos rayos del sol se filtraban suavemente por las cortinas entreabiertas, bañando la habitación con una luz apacible. Abrí lentamente los ojos, encontrándome envuelta en la reconfortante presencia de Raven. Aún podía sentir la calidez de su piel contra la mía, recordando la entrega y pasión de la noche anterior. Me encontraba recostada en la cama, con la cabeza apoyada en su pecho, escuchando el ritmo acompasado de su corazón. Después de la catarsis emocional y física que habíamos compartido, una pizca de paz había logrado colarse en mi interior, ofreciéndome un breve respiro.Raven despertó con una sonrisa al sentir el roce de mi cabello en su pecho. Acarició con ternura mi espalda, deleitándose en la suavidad de mi piel, y nuestras miradas se encontraron en un gesto de complicidad y amor mutuo.— Buenos días, Madame — susurró, con voz ronca y áspera por haber acabado de despertar.— Buenos dí