Después de la extraña conversación que tuve con Grace me llamó desde el celular. Simplemente le dije que estaba equivocada y que no había nadie más en mi habitación. Al parecer se quedó más tranquila y la convencí de que no viniera. Estaba muy lejos y será mejor que ella no se exponga, aunque me estuviera muriendo del miedo. Dejé todas las luces encendidas, tenía mucho sueño pero no podía dormirme, sentía que no estaba del todo sola. Encendí un incienso y medité un poco, necesitaba despejar mi mente y dejar ir el miedo. Quizás eran las doce de la noche cuando me estaba quedando dormida ya.
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La alarma del despertador suena. Arrugo mi cara en señal de desacuerdo y la apago de inmediato. Me sentía el cuerpo pesado y mis ojos me ardían. No solía desvelarme jamás, pero ayer fue una noche larga. Sentía que no había dormido absolutamente nada. Me puse de pie con pereza y me dirigí al baño, el agua me terminara de despertar. Solo quería volver a la cama y dormir toda la mañana.
Después del baño me puse mi ropa, esta vez escogí unos vaqueros grises y un suéter blanco. Amarré mi cabello en una moña floja, tomé mis cosas y bajé. En la cocina estaba Dory, sirviéndome el desayuno... pero no estaba sola, había otra figura a la par suya.
—¿Cómo preparas los tacos? —preguntó ese chico peli negro.
—¿Tate? —llamé su atención. Ellos voltearon a mi.
—Buenos días, Sasha. Tu amigo vino por ti.
Miré a Tate.
—Recordé que tu auto se quedó sin gasolina ayer y quise llevarte a clases —respondió de manera casual.
—No es necesario—objeté.
—El desayuno está listo —nos dijo—Invité a Tate a desayunar —murmuró Dory, se le miraba una sonrisa cómplice. Sabía lo que trataba de hacer. —Estaré en las habitaciones—dicho eso se fue.
—Dory me cae bien —Tate se sienta.
—Tate, ¿Que haces?
—Desayunar —respondió de manera obvia—Dory me invitó
Me senté frente a él de manera sigilosa. Aun no olvido todo lo qué pasó ayer, los lobos, la pelea, él. Siento qué hay algo más en todo esto y también sentía que Tate tenía algo que ver. Habían waffles con miel y una taza de té porque Dory sabía que yo no tomaba café.
Tomé el tenedor y empecé a comer.
—¿Dormiste bien, gatita?
—Claro que dormí bien —respondí, no le diría que pasé una noche terrible.
—Eso me da gusto.
—No es necesario que me lleves, Tate, yo llamaré a Grace para que me comparta algo de gasolina mientras llego al pueblo.
—Sasha, no quería decirte esto pero... no me gusta que andes sola por ahí.
Fruncí el ceño.
—Cuando venía para acá me encontré con Grace y me contó lo qué pasó anoche. Dice que parecía que había un chico contigo. También me dijo sobre la revista escolar, no tengo ningún problema con eso —me guiñó el ojo.
—¿Grace te contó? Me parece tan raro —terminé de tomar mi té. Grace no solía contarle las cosas a desconocidos así como así. Algo le habrá dicho Tate.
Tate también terminó su desayuno, en realidad estaba muy decidido a llevarme y me resigné a que no tenía elección.
—¿Nos vamos?
Me puse de pie, asintiendo.
—Ya veré yo como vuelvo —salí de casa. Los rayos del sol chocaron con mi cara. Todo se veía amarillento de estos lados. Mamá ni siquiera me había llamado, supongo que ha de tener mucho trabajo que hacer. Es solo que me hubiera gustado recibir una llamada de su parte. Afuera estaba aparcado un jeep negro.
Me monté al asiento copiloto y Tate al principal. Se sentía tan raro, los asientos se veían nuevos, también podía sentir el olor a nuevo. Tate parecía que tenía dinero por cómo vestía y las cosas que usaba. Entonces me pregunté quien era en realidad Tate, de donde venía, quien era su familia. Simplemente había aparecido de la nada.
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Cuando llegamos a la preparatoria Marcela Steffano estaba en la entrada, junto a su deportivo rosa. Con ella estaba Cassie, una de sus mejores y tontas amigas. Marcela se nos quedó viendo.
—Gracias por traerme.
—De nada, gatita.
Los dos bajamos.
—No me digas así, Paterson —devolví.
Su rostro pareció endurecerse cuando me escuchó llamarlo por su apellido.
—¡Tate! —la voz de Marcela se escuchó a lo lejos. Venía para acá. —¿Donde estabas? Te quedé esperando anoche —Marcela llegó donde Tate y le acarició el hombro. Sentí algo removerse en mi pecho pero lo ignoré—Ah... —pareció notarme—... eres tu, Sasha.
—No, soy un holograma —respondí con sarcasmo mientras me giraba y caminaba lejos de ellos dos. Si hubiera sabido desde un inicio que Tate Paterson era amigo, o más que amigo, de la rubia tonta de Marcela jamás de los jamases me hubiera acercado a el. Entré al aula a regañadientes. Grace estaba ahí hablando con otro chico.
—¿Te levantaste de malhumor? —me pregunta.
—No.
—Pues no pareciera. Oye, ¿qué pasó anoche en tu habitación? Estuvo de miedo. Sasha, te juro que vi a un chico en tu cuarto. Lo recuerdo perfectamente. No estoy loca. —respiró—Además esta mañana he pasado con el oculista y me ha dicho que mi vista está bien, un poco cansada por pasar tanto tiempo jugando among us con los vecinos pero nada más.
Hablar con Grace me distraía y siempre me hacía reír. Por un momento olvidé a Marcela y a Paterson. Hablando de ellos dos, entraron como si nada al aula.
—¿Que hace la araña de Marcela con Tate?
—No lo se. Pero ahora dime tu —la miré, recriminándola—¿Por qué le cuentas a Tate mis cosas? —susurré, a pesar de que Tate se sentó al final de la fila sentía, muy dentro de mi, que podía escucharnos.
—¿De que hablas? —pareció desconcertada.
—Tate me dijo que le contaste sobre el chico en la habitación. Ha venido a mi casa esta mañana y ha desayunado en mi mesa.
—Vaya, ¿será que le gustas?
—Obvio no.
—Pero espera, jamás he hablado con Tate.
—Dijo que hablaron esta mañana —le recordé.
Ella trató de recordar.
—No, de verdad que no. Lo recordaría y te lo diría, Sasha. Dios, tendré que ver a mi médico esta semana. —me miró de repente—¿Sabes? Desde hace una hora he sentido como que olvidé algo es solo que aún no se que.
Miré a Grace un poco rara, tenía la leve impresión de que Tate la había hechizado o no se que, alguna brujería para que hablara y luego la hiciera olvidar. Tate era peligroso. Ahora lo sabía.
—Tate... —lo miró mal—Tengo ganas de reclamarle.
—No lo hagas.
—Pero es que no he dicho nada.
—Está bien, olvídalo.
—No lo olvidaré. Soy voluntaria en la dirección esta semana para ordenar la biblioteca así que averiguaré cosas sobre Tate.
El profesor había llegado.
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A la hora del almuerzo Grace y yo salimos. Íbamos dispuestas a ir hacia la cafetería pero Grace se detuvo en seco, mirando hacia el parqueadero.
—Mira ese chico —señaló. Seguí su dedo hasta dar con un chico delgado, alto y rubio que nos observaba desde lejos.
—¿Qué pasa con él?
Silencio.
—Grace.
—Es quien estaba ayer en tu habitación.
—¿De que estás hablando? —le inquirí a Grace, porque la verdad no estaba entendiendo. Afuera había un chico alto y delgado sentando en el capo de su coche. Usaba una pollera blanca y su pelo era negro. Jamás lo había visto. —Él... te juro que sus rasgos son iguales al tipo que vi anoche en tu habitación —insistió Grace. Me tomó de la mano y me llevó casi corriendo hacia una ventana. Aquí se podía ver mucho mejor. Parece que no era de aquí, al igual que no eran de aquí Tate y su manada. Desde que vinieron han pasado cosas raras.—No seas loca, anoche no había nadie en mi habitación. Lo imaginaste, así que por favor deja de decir esas cosas. —Sasha, estoy hablando en serio. Anoche... —pareció arrepentirse—¿sabes que? Tienes razón, quizás estoy empezando a delirar —se reincorporó, suspirando profundo.—Tengo que ir a la dirección y de paso averiguaré... —miró a ambos lados como asegurándose de que nadie nos viera—...Lo de Tate, ya sabes. —Como sea, solo no te metas en problemas —aconse
—¿Cómo va todo por ahí? —la voz de mi madre suena cansada y aveces me arrepiento de quejarme tanto cuando, al fin y al cabo, está trabajando para que pueda comer y estar en el colegio. Sin embargo, eso no justifica que nunca esté conmigo. —Todo está normal como siempre —me dirijo escaleras arriba hacia mi habitación para poder hablar en tranquilidad. Grace estaría diciéndole a Dory que le prepare unos tacos a como solo ella sabía hacer. —¿Y tu? —Agotada por tanto trabajo pero el lunes llegaré, estaré una semana contigo, ¿no te emocionas? —Claro... —fue lo único que pude decir. Me hizo sentir como si me hiciera un favor que ella estuviera conmigo cuando en realidad era su deber. ¿Para que se pone a tener hijos si no verá por ellos? Y estoy hablando del cariño y la compañía no del dinero. Tantas veces que la madre de Grace ha estado en reuniones familiares representándonos porque a mi madre no le dio tiempo de venir o no le dieron permiso. Son muchas cosas. A veces creo que Dory es m
Me bajé también del jeep y me adentré a las instalaciones del colegio, especiando alcanzar a Tate porque no sabía qué había dicho o hecho para que se portara así conmigo. Pero no lo encontré ya, solamente estaban la mayoría de los estudiantes con la delgada revista estudiantil en sus manos, leyéndola. Me apresuré a llegar a la sala de juntas, a pesar de que era la presidenta me había ausentado estos días y no tuve la oportunidad de revisarla. No sabía lo que contenía eso. Los escritores estaba ahí, quiero decir los estudiantes que trabajan conmigo. Grace estaba en una ventana viendo para afuera. —Grace —la llamé. —Te vi venir con Tate —ronroneó—¿Te dijo algo? —¿Algo como de que? —Sobre la revista. —No, supongo que no la ha leído —tomé una revista y me senté en una mesa para ojearla un poco. Eran seis escritores de la revista estudiantil, como había dicho anteriormente, Grace se encargaba de los chismes y noticias de la farándula. Mike hacía entrevistas a los mejores alumnos y esc
—Me tengo que ir —le pasé de lado, tomando mi bolso. —Te llevo —me dijo de pronto. Me sorprendió porque hace rato estaba enojado conmigo y ahora está igual. Me acomodé lo que pude el pelo porque me imagino que debe de estar hecho un desastre. Y qué vergüenza con Tate. —No es necesario, me iré con Grace —giré de muevo, saliendo al pasillo. En eso me topé con otra persona: Elton. —Hola, Sasha. —sonrió de lado. Sentí que Tate se tensó a mi lado, al parecer no le caía nada bien este chico. Me dio curiosidad el sabe por qué no se llevaba bien. ¿Problemas de chicas? —Hola. —medio sonreí. —Escuché lo de tu pelea con esa chica que se llama Marcela. —Me imagino, como todos aquí. —me encogí de hombros. —¿Qué haces aquí, Elton? Que yo sepa no estudias aquí. —Paterson, no te había visto —lo molestó—Pensé que estabas con Marcela, como la llevas a todos lados. Sentí como una estocada en mi pecho en ese momento, como si me hubieran dado una puñalada. Miré a Tate y él me miró, parece que le
Elton parecía un poco extraño esta noche, en especial con Tate, lo miraba con mucho odio. Sus ojos eran ahora de un color negro cuando hace unas horas eran miel con verde. —Vamonos de aqui —me repitió Tate, queriendo llevarme hacia la salida. —¿Qué te pasa? —me zafé de su agarre—¿Que? ¿Marcela no quiso estar contigo así que por eso vienes por mi? —lo molesté, sabiendo que quizás sonaría loca o paranoica, pero era la verdad. Tate Paterson era mentiroso y no sabía lo que quería de mi, no sabía el juego que se tenían todos ellos, aunque a simple vista pareciera que nadie lo manipula. Al parecer las apariencias engañan. —Sasha... —Ven conmigo, Sasha, Grace está por aquí. Me fui con Elton hacia donde se supone que estaba Grace con su nuevo amigo. Habían muchísimas personas, me empecé a sentir mal la verdad, me sentía sofocada, no quería estar aquí. Solo pensar que Tate esta jugando conmigo me pone de malhumor. Es un idiota. Grace estaba con su nuevo amigo platicando animadamente, me
Se sentía extraño tener los labios de alguien más en mi boca, es decir, empecé a sentir un cosquilleo en mi estómago y mis piernas me temblaron. Tate parecía todo un profesional con sus labios. Le seguí el ritmo intentando no parecer torpe, pero más que todo no pensé en si parecería torpe solamente disfruté mi primer beso, disfruté de tenerlo con Tate. Me acarició mi mejilla lentamente provocando pequeños escalofríos en mi cuerpo. Sentí una tranquilidad enorme en este momento, mis miedos, mis preocupaciones, mi ansiedad se había ido. Y el enojo también. Cuando nos separamos me sentí aún más extraña porque no sabía que venía después. ¿Le habrá gustado? ¿Y si no le gustó? ¿Y si hice las cosas mal? ¿Y si tengo mal aliento? Todos los pensamientos malos se colaron en mi mente y me hicieron sentir aún peor. —Quiero recostarme ya —fue lo único que dije, tomándolo completamente por sorpresa. Prefería actuar fría yo a que el lo hiciera, sería más doloroso. Si no le gustó el beso prefiero no s
—¡Tate! —lo empujé—¿Qué estás haciendo? —Besar lo que es mío —me tomó de los brazos para que no siguiera empujándolo—A mi no me interesa si hubo alguien antes de ti o no. —Supéralo ya —me zafé—Dejemos esto así, ¿quieres? —Por mi está bien pero no quiero que sigas pensando esas cosas porque no son reales. Traté de tranquilizarme un poco y pensar con claridad. No tenía nada que ver la verdad, apenas conocía a Tate así que sus cosas no me afectaban, ¿verdad? ¿Entonces por qué demonios me puse en este plan? Yo no era asi y ni quiero a serlo. —Está bien. Tengo que arreglarme para ir a clases. —No creo que haya clases hoy. —¿Por qué? —Por lo que pasó anoche. Todos deben de estar enterados. Fruncí el ceño ante su comentario. Anoche en la fiesta hubieron lobos, si, pero también lastimaron a personas. Sentí algo en mi pecho porque lo había olvidado por completo. El miedo y la ansiedad volvieron. ¡Me había olvidado! Tomé el celular y le marqué de inmediato a Grace. —Bueno... —sonó ado
CINCO AÑOS DESPUESLa miró profundamente en sus ojos verdes, tocando ligeramente su pelo con sus dedos callosos.—Te quiero—, respiró, agachándose. Jadeé, conociendo sus intenciones.—¡Sasha!Sasha levantó la cabeza de su libro, la voz exigente de su madre la sobresaltó.Su madre suele saber que no debe molestarla mientras lee.Dejó la gruesa novela de amor en la que Sasha había estado tan enfrascada sobre su escritorio, se arregló la ropa y salió de su habitación.Su casa es un manto de calor que ella notó, mientras bajaba las escaleras de su pequeña casa.Ser una chica diferente no es glamuroso; se les trata como basura y se les odia entre la comunidad de la manada.Sasha recorrió el pasillo y se detuvo en la sala de estar en la que sabía que estaría su madre.Al principio se sintió aprensiva, preocupada por si se equivocaba, ya que tiende a encontrar problemas con facilidad.Entró en el acogedor salón, con una persona extranjera sentada en el sofá, sorbiendo té de una de las tazas