—¿Cómo va todo por ahí? —la voz de mi madre suena cansada y aveces me arrepiento de quejarme tanto cuando, al fin y al cabo, está trabajando para que pueda comer y estar en el colegio. Sin embargo, eso no justifica que nunca esté conmigo. —Todo está normal como siempre —me dirijo escaleras arriba hacia mi habitación para poder hablar en tranquilidad. Grace estaría diciéndole a Dory que le prepare unos tacos a como solo ella sabía hacer. —¿Y tu? —Agotada por tanto trabajo pero el lunes llegaré, estaré una semana contigo, ¿no te emocionas? —Claro... —fue lo único que pude decir. Me hizo sentir como si me hiciera un favor que ella estuviera conmigo cuando en realidad era su deber. ¿Para que se pone a tener hijos si no verá por ellos? Y estoy hablando del cariño y la compañía no del dinero. Tantas veces que la madre de Grace ha estado en reuniones familiares representándonos porque a mi madre no le dio tiempo de venir o no le dieron permiso. Son muchas cosas. A veces creo que Dory es m
Me bajé también del jeep y me adentré a las instalaciones del colegio, especiando alcanzar a Tate porque no sabía qué había dicho o hecho para que se portara así conmigo. Pero no lo encontré ya, solamente estaban la mayoría de los estudiantes con la delgada revista estudiantil en sus manos, leyéndola. Me apresuré a llegar a la sala de juntas, a pesar de que era la presidenta me había ausentado estos días y no tuve la oportunidad de revisarla. No sabía lo que contenía eso. Los escritores estaba ahí, quiero decir los estudiantes que trabajan conmigo. Grace estaba en una ventana viendo para afuera. —Grace —la llamé. —Te vi venir con Tate —ronroneó—¿Te dijo algo? —¿Algo como de que? —Sobre la revista. —No, supongo que no la ha leído —tomé una revista y me senté en una mesa para ojearla un poco. Eran seis escritores de la revista estudiantil, como había dicho anteriormente, Grace se encargaba de los chismes y noticias de la farándula. Mike hacía entrevistas a los mejores alumnos y esc
—Me tengo que ir —le pasé de lado, tomando mi bolso. —Te llevo —me dijo de pronto. Me sorprendió porque hace rato estaba enojado conmigo y ahora está igual. Me acomodé lo que pude el pelo porque me imagino que debe de estar hecho un desastre. Y qué vergüenza con Tate. —No es necesario, me iré con Grace —giré de muevo, saliendo al pasillo. En eso me topé con otra persona: Elton. —Hola, Sasha. —sonrió de lado. Sentí que Tate se tensó a mi lado, al parecer no le caía nada bien este chico. Me dio curiosidad el sabe por qué no se llevaba bien. ¿Problemas de chicas? —Hola. —medio sonreí. —Escuché lo de tu pelea con esa chica que se llama Marcela. —Me imagino, como todos aquí. —me encogí de hombros. —¿Qué haces aquí, Elton? Que yo sepa no estudias aquí. —Paterson, no te había visto —lo molestó—Pensé que estabas con Marcela, como la llevas a todos lados. Sentí como una estocada en mi pecho en ese momento, como si me hubieran dado una puñalada. Miré a Tate y él me miró, parece que le
Elton parecía un poco extraño esta noche, en especial con Tate, lo miraba con mucho odio. Sus ojos eran ahora de un color negro cuando hace unas horas eran miel con verde. —Vamonos de aqui —me repitió Tate, queriendo llevarme hacia la salida. —¿Qué te pasa? —me zafé de su agarre—¿Que? ¿Marcela no quiso estar contigo así que por eso vienes por mi? —lo molesté, sabiendo que quizás sonaría loca o paranoica, pero era la verdad. Tate Paterson era mentiroso y no sabía lo que quería de mi, no sabía el juego que se tenían todos ellos, aunque a simple vista pareciera que nadie lo manipula. Al parecer las apariencias engañan. —Sasha... —Ven conmigo, Sasha, Grace está por aquí. Me fui con Elton hacia donde se supone que estaba Grace con su nuevo amigo. Habían muchísimas personas, me empecé a sentir mal la verdad, me sentía sofocada, no quería estar aquí. Solo pensar que Tate esta jugando conmigo me pone de malhumor. Es un idiota. Grace estaba con su nuevo amigo platicando animadamente, me
Se sentía extraño tener los labios de alguien más en mi boca, es decir, empecé a sentir un cosquilleo en mi estómago y mis piernas me temblaron. Tate parecía todo un profesional con sus labios. Le seguí el ritmo intentando no parecer torpe, pero más que todo no pensé en si parecería torpe solamente disfruté mi primer beso, disfruté de tenerlo con Tate. Me acarició mi mejilla lentamente provocando pequeños escalofríos en mi cuerpo. Sentí una tranquilidad enorme en este momento, mis miedos, mis preocupaciones, mi ansiedad se había ido. Y el enojo también. Cuando nos separamos me sentí aún más extraña porque no sabía que venía después. ¿Le habrá gustado? ¿Y si no le gustó? ¿Y si hice las cosas mal? ¿Y si tengo mal aliento? Todos los pensamientos malos se colaron en mi mente y me hicieron sentir aún peor. —Quiero recostarme ya —fue lo único que dije, tomándolo completamente por sorpresa. Prefería actuar fría yo a que el lo hiciera, sería más doloroso. Si no le gustó el beso prefiero no s
—¡Tate! —lo empujé—¿Qué estás haciendo? —Besar lo que es mío —me tomó de los brazos para que no siguiera empujándolo—A mi no me interesa si hubo alguien antes de ti o no. —Supéralo ya —me zafé—Dejemos esto así, ¿quieres? —Por mi está bien pero no quiero que sigas pensando esas cosas porque no son reales. Traté de tranquilizarme un poco y pensar con claridad. No tenía nada que ver la verdad, apenas conocía a Tate así que sus cosas no me afectaban, ¿verdad? ¿Entonces por qué demonios me puse en este plan? Yo no era asi y ni quiero a serlo. —Está bien. Tengo que arreglarme para ir a clases. —No creo que haya clases hoy. —¿Por qué? —Por lo que pasó anoche. Todos deben de estar enterados. Fruncí el ceño ante su comentario. Anoche en la fiesta hubieron lobos, si, pero también lastimaron a personas. Sentí algo en mi pecho porque lo había olvidado por completo. El miedo y la ansiedad volvieron. ¡Me había olvidado! Tomé el celular y le marqué de inmediato a Grace. —Bueno... —sonó ado
CINCO AÑOS DESPUESLa miró profundamente en sus ojos verdes, tocando ligeramente su pelo con sus dedos callosos.—Te quiero—, respiró, agachándose. Jadeé, conociendo sus intenciones.—¡Sasha!Sasha levantó la cabeza de su libro, la voz exigente de su madre la sobresaltó.Su madre suele saber que no debe molestarla mientras lee.Dejó la gruesa novela de amor en la que Sasha había estado tan enfrascada sobre su escritorio, se arregló la ropa y salió de su habitación.Su casa es un manto de calor que ella notó, mientras bajaba las escaleras de su pequeña casa.Ser una chica diferente no es glamuroso; se les trata como basura y se les odia entre la comunidad de la manada.Sasha recorrió el pasillo y se detuvo en la sala de estar en la que sabía que estaría su madre.Al principio se sintió aprensiva, preocupada por si se equivocaba, ya que tiende a encontrar problemas con facilidad.Entró en el acogedor salón, con una persona extranjera sentada en el sofá, sorbiendo té de una de las tazas
—Podría ser peor.Sasha miró a su madre con dureza, antes de girar la cabeza.Toda esta semana ha estado ignorándola.Acomodó las piernas en el sofá, apoyando la barbilla en la mano, ignorando el fuerte televisor que tenía delante.De repente, un fuerte golpe en la puerta sonó en la habitación, cogiendo por sorpresa tanto a Sasha como a su madre.Se levantó, abriéndola ligeramente con nerviosismo.Sasha no pudo oír ni ver con quién hablaba su madre a través de la rendija de la puerta, pero cuando la abrió, suspiró.Una joven entró por la puerta, sus altos tacones le añadían centímetros a su altura.Llevaba una carpeta de anillas en el brazo, con el pelo castaño recogido en un moño.Parecía increíblemente superior, haciendo que Sasha se arreglara los rizos morenos antes de ponerse en pie.—Sasha Steel, me llamo Susan, estoy aquí para felicitarte—, dijo fríamente, echando un vistazo a la figura de Sasha.El temor se apoderó de ella.—Por alguna razón tus pruebas han salido perfectas, no