Elias FerrerSubí a mi habitación con un sabor agridulce en mi boca. Abrí la puerta despacio pensando que Abril estaría ya recostada, pero estaba sentada en el taburete frente al tocador, peinando su cabello. Caminé despacio hacía ella, sonreí al encontrarse nuestras miradas por el reflejo del espejo. La abracé rodeando con mis brazos su cuerpo y dejando que el aroma de su cabello con olor a flores inundara mis fosas nasales, un estremecimiento grato de placer me recorrió por el cuerpo.La amaba, era la mujer que no espere conocer en mi vida, ella era todo por lo que mi ser tenía un sentido.—¿Pasa algo? —preguntó en voz baja al mismo tiempo que recargó su mejilla en la mía. Deposité un beso en ella, negando.—Vamos a la cama —le propuse tomando su mano para que se pusiera de pie. Ella dejo su cepillo sobre la mesita de madera blanca, se puso de pie pero recargo su cuerpo en ella, mirándome con esos ojos color avellana que alteraban mis sentidos.—Algo tienes —dijo suavizando su voz,
Abril LaraEl tan esperado día llegó. El día en que regresaría a la universidad para terminar mis estudios, estaba feliz, espere este día con muchas ansias, incluso por la noche no pude reconciliar el sueño como se debe. Pero no me importaba, no estaba cansada al contrario, caminaba de un lado al otro de la habitación preparando mi mochila, quería que este día fuera perfecto para mí.Me mire en el espejo, sentía una mezcla de emociones al verme de nuevo con el uniforme de medicina. Vestía una bata de laboratorio de algodón puro que caía elegantemente hasta mis tobillos, con mangas largas que me proporcionaban un aspecto profesional y pulcro. La bata tenía cierres en la parte delantera que resaltaban mi cintura, y el cuello alto me daba un aire de seriedad. Debajo de la bata llevaba una blusa de algodón que asomaba sutilmente hacia afuera, a juego con esto y pantalón de tela del mismo color que se ajustaba cómodamente a mis piernas sin ser demasiado ceñido. También llevaba puestos unos
Capítulo 35Abril LaraMiro a través del vaso de cristal con agua que mi tía me acaba de dar. Estamos en su apartamento, se suponía que comeríamos juntos Elías, ella y yo, para contarles como me había ido en la universidad. Comenzaba a sentir que mi corazón latía con fuerza, estaba preocupada. Nunca antes había sentido este sentimiento de temor por alguien que amo.Muerdo mi labio inferior.—Todo estará bien Abril, confiemos en que tal vez Elías tuvo algo importante que hacer, cuando regrese lo aclarará —dice mi tía, tratando de darme ánimos.Niego.—Me hubiera dicho está mañana, si tenía algo importante, algo está pasando, debería llamar a su madre de nuevo.Mi tía asiente sentándose a lado mío, frotando mi espalda en un movimiento suave para tratar de tranquilizarme.Marco el número de mi suegra, tarda en contestar, después de varios timbres responde la llamada.—Sabe algo de Elías, Sally —me adelanto a preguntar. Hay un silencio del otro lado de la línea. Mis nervios están al limit
Elías FerrerAbrí mis ojos, el recuerdo de los golpes ya solo quedaba en mi memoria, me puse de pie rápidamente. Estos tipos…Lleve mis manos al rostro, preocupado de que en cualquier momento alguien descubriera mi secreto.En ese momento las puertas de la fría y oscura habitación se abrieron. Era el mismo tipo con pasamontañas de ayer.Cuando me miró sonrío —pero que, fenómeno creo tu madre… —hasta el último de mis poros se estremeció de terror, se acercó apretando mi barbilla con fuerza, analizando cada centímetro de mi rostro que ya no tenía rastro alguno de la golpiza que me habían propinado ayer, su mirada era de una incrédula admiración pero también podía ver la codicia que de pronto se reflejo en sus ojos —por esto Sally Brin cancelo sus investigaciones.No tardó ni un par de segundos cuando llamo a sus hombres de nuevo para que vinieran a golpearme otra vez, está vez alcance a escuchar que les dijo “déjenlo moribundo pero no lo maten”.Cuando caí al suelo alce mi vista para ve
Abril LaraHabían pasado ya diez días desde que Elías había desaparecido, no teníamos ninguna pista de que le había pasado, quería pensar que lo habían secuestrado, sin embargo, nadie había pedido algún rescate hasta ahora. Mi corazón ya no podía más, lo extrañaba demasiado. Había decidido no ir a la universidad, pero mi tía me dijo que necesitaba seguir asistiendo, no podía perder el año, pero estaba saltándome las clases para ir a la casa donde vivimos los últimos meses, aunque sea para sentir un poco de su esencia cerca de mí.No tenía caso seguir asistiendo a la universidad si tan solo me quedaban unos días para que tuviera que recibir la sangre de Elías en mi cuerpo, si él no estaba, la probabilidad de que mi corazón dejará de funcionar eran muchas.Cinco días después…Me sentía cansada, mis ojos estaban rojos de tanto llorar por él. No quería morir sin entes abrazarlo por última vez. Tuve que reunir todas mis fuerzas para salir de la habitación, me estaba quedando a dormir con m
Elias Ferrer—¿Crees que tienes derecho de llamar así a mi madre? —suelto.El tipo me mira.—Yo le digo como se me da la gana, por que por su culpa perdí todo lo que tenía… —eso es, dame información, pienso, se acerca a donde estoy de pie encadenado, como quisiera golpearlo —como me gustaría ver la cara de tu madre al pensar que nunca más volverá a ver a su único hijo, que tuvieron que pasar más de 23 años para que por fin pudiera encontrar la manera de vengarme por lo que me hizo.—Si me dijeras que fue lo que ella te hizo, tal vez podría ayudarte…El hombre suelta una carcajada burlona, señalando con uno de sus dedos índice el pecho —¿tú a mí? ¿ayudarme? Quiero verla sufrir como tu padre lo hizo conmigo, arruinaron mi vida y yo no hice nada.—Eso me parece algo ilógico, mis padres no harían daño a alguien solo por que sí.El tipo vuelve a soltar una carcajada malévola.—¿Ah no? Tu padre me quito todo… por querer acercarme a tu madre, ni si quiera sabía que ella era la amante del pr
Elías FerrerHoy a diferencia de los días anteriores se escuchaba mucha movilidad en el exterior de la habitación. Escuchaba la voz a lo lejos de Jonathan gritando que todo debía estar listo para la operación, sonreí de lado. Las veces que me visitaba lo veía directo a los ojos, podía ver el reflejo de miedo en su mirada, no podía mentirme, presentía que estuvo mucho tiempo investigando a mi familia, tenía miedo que escapara de este lugar, pero si no he intentado antes era por que no sabía que me esperaba fuera de esta habitación.En cambio, el día de hoy, ellos al fin me van a sacar. Agotaré todas las oportunidades que se me presenten para escaparme de ellos. Necesito ver a Abril, hoy es el último día para que pueda recibir mi sangre, después de hoy, todo podrá pasar con su vida.Aprieto con fuerza mis puños, respiro profundo tratando de mantener mi cabeza fría. Con Abril siempre fue muy fácil ser yo, no ser el hombre calculador y frío que siempre era, todo con ella es tan sencillo q
Abril LaraHoy era el día, no me quedaba más tiempo. Lo sabía. Durante la mañana había sentido algunas punzadas en mi pecho. No era una buena señal. Decidí venir a pasar mis últimos días en la casa que había compartido con Elías. Suspire mirando frente a mí la puerta enorme de roble.No sabíamos nada de él. Sus padres estaban haciendo todo lo posible por encontrarlo, sabia que no se darían por vencidos. Que lo buscarían hasta encontrarlo.La casa por dentro estaba fría y vacía. Esbozo una sonrisa pequeña al escuchar aquel ruido conocido. Milky siempre me recibía, mi robot, le había tomado mucho cariño, fue el regalo que Elías me había construido para que me acompañara durante todo el proceso de recuperación. Ahora sería el regalo que estaría conmigo en mis últimos días si él no aparecía. Una lagrimita se deslizó por mi ojo. Milky se detuvo frente a mí, sus ojos encendieron de un tono amarillo, pero no emitió sonido, a veces dudaba que fuera sólo un robot con frases precargadas, Elías