En un momento, Sonia pensó en reunir el coraje para ir a ver a Charlie y suplicarle clemencia.

Pero ante el pensamiento de su arrogancia anterior y sus comentarios escandalosos, resistió el impulso.

Por tanto, se deprimió aún más y se sentó con las piernas cruzadas, mirando al suelo.

Charlie solo necesitó una mirada para notar el abatimiento de Sonia.

Después de todo, en una multitud de personas que gritaban emocionadas, ella estaba sentada allí en silencio, luciendo completamente fuera de lugar.

Charlie sabía muy bien que la frustración de Sonia se debía sin duda a que él había sellado sus meridianos. Por sí sola, ya no tenía la posibilidad de seguir avanzando.

Al recordar sus comentarios irrespetuosos anteriores, lo atribuyó a la personalidad de una joven fanática de las artes marciales.

No era que Charlie fuera mezquino o que no estuviera dispuesto a dejar atrás los agravios del pasado, sino que el problema clave era que ya había abierto todos sus meridianos en un solo intent