En ese momento, Joey sentía como si el mundo entero estuviera colapsando frente a él.

No podía creer que Max ya estuviera muerto. Sin embargo, la imagen de Max cayendo al río en el video era extremadamente clara.

Sabía que Max estaba realmente muerto. La pregunta más importante ahora era, ¿de quién iba a tomar los seiscientos veinte mil dólares?

Si no podía conseguir su dinero, entonces estaría acabado. Él estaría completamente acabado.

Esto se debía a que los quinientos mil dólares que él tomó prestado de la usura seguirían acumulando intereses y esto finalmente ascendería a una cifra astronómica. Se dirigiría a su propia perdición, entonces.

Por lo tanto, él inmediatamente marcó el 110 para llamar a la policía. Después de que se conectó la llamada, dijo en pánico: “¡Oficial de policía, me han engañado! Alguien me estafó con seiscientos veinte mil dólares, pero ahora él está muerto. ¿Qué debo hacer?”.

El oficial de policía respondió: “Si la persona en cuestión ya está muerta, en