En ese momento, había una voz de un hombre al otro lado de la línea. Él jadeaba fuertemente mientras decía deliberadamente en voz baja: “Oye, déjate de tonterías, ¿quieres? ¡Solo dale el dinero! ¡No dejes que arruine el momento!”.

Joey de repente se puso alerta y preguntó: “Janice, ¿por qué hay una voz de hombre allí? ¿Con quién estás?”.

“¡Él es mi primo! ¿No te dije que me lastimé la cintura y estoy haciendo fisioterapia en la cama? No puedo adoptar la postura correcta, por eso lo dejé venir para que me ayude”.

Joey murmuró un ‘Oh’, recordando que ella estaba haciendo exactamente eso cuando llamó el otro día, por lo que no sospechaba nada.

Janice resopló molesta. “Está bien, bien, no puedo hablar ahora, te transferiré el dinero ahora mismo”.

Joey gritó alegremente y dijo: “¡Oh, gracias, Janice bebé, muchas gracias! ¡Te quiero!”.

“Está bien, es suficiente, ¡voy a colgar ahora!”.

Después de finalizar la llamada, ella efectivamente transfirió quinientos veinte dólares a Joey como