En cuanto Susana se fue, John escucho una voz peculiar y enseguida supo que era la misma persona que anteriormente le había informado de la reunión. Dicha persona estaba vestida con un traje gris sastre, que la hacía ver profesional y educada. Estaba con los brazos en los costados atrás de él. Ella había visto la plática de Susana con John, pero no había podido escuchar nada y eso le había molestado. ¿Por qué esa mujer importante se veía tan regocijante hablando con él? ¿Será que es bueno entablando conversaciones? -se decía para ella misma. -Todo salió muy bien en la reunión, gracias por avisarme -sin decir nada más John le pasó por un lado y camino hacia el dispensador de agua, tomo un vaso y fue nuevamente al ascensor para regresar a su trabajo. -Vaya también es agradecido. Todo un estuche de monerías es este hombre. Cada vez que viene ese cliente ruso yo salgo regañan por la traducción lenta que se hace, ahora parece que el silo ha hecho bien, así que mi jefa y su socio deben
John al darse cuenta de que el nombre del reservado de aquella señora si era el mismo que el de el decidió preguntar en recepción para confirmar que no existiera otro nombre igual. -Disculpe señorita ¿Los nombres de sus reservas se repiten? -No señor cada nombre es único, ya que lo pone la persona que realiza la reserva y nosotros nos aseguramos de que no se repita, para que no vaya a ver confusión y molestia después -el personal de servicios le aclaro a John y luego decidió acompañar lo para que encontrará dicha reservación, aunque no sabía que él ya sabía dónde era. -No puede ser ¿Entonces la señora a la que ayude es quien me quiere conocer? -John sintió pena por sí mismo ya que el sintió no haberse comportado del todo bien con la señora. John después de pensarlo por unos segundos, no tuvo más remedio que dirigirse hacia dicha reservación, pues se vería peor que se fuera sin decir nada. Él no podía simplemente dejar esperando a esa señora. Una vez en la puerta, tocó primero y
John, aquí está este documento, es muy urgente que se entregue. Los chicos del departamento de envíos justo ahora están demasiado ocupados, por favor necesito que tú vayas y lo entregues de inmediato al hotel Fiesta Inn habitación quinientos treinta y seis, ahí te estará esperando la señora Margaret del Toro, pide en el hotel que te dejen entrar y entregarle los papeles directamente en sus manos —el socio de Julia entrego a John un pequeño paquete de papeles y le dio la orden de marcharse de inmediato.—¿Pero esto lo deben entregar los de envíos? —John comprendo que tuvieran trabajo, pero ese seguía siendo su trabajo. —Si es trabajo de ellos, paro justo ahora están muy saturados ¿No me escuchaste lo que te dije hace un momento? Y tú ahora no tienes trabajo, lo corrobore con tu jefa, así que deja de poner peros y márchate —aquel hombre tenía mucha prisa por qué se marchara John. John se quedó pensando por unos segundos mientras tenía aquel paquete en sus manos, estaba perfectamente e
Era una mujer mayor que John y una chica que no pasaba de los veinte años, ambas estaban semi desnudas y tenían varios golpes en su rostro y cuerpo. Ambas estaban inconscientes y tenían atados los brazos, pies y boca. Ella será la señora del Toro, pero que hacen aquí y en esas condiciones -se decía John para sí mismo mientras sentía que su cabeza giraba y su cuerpo le pesaba. John decidió acercarse a la mayor y hablarle para ver si reaccionaba, pero no funcionaba, entonces John se preocupó aún más porque pensó que podría estar muerta, decidió tomarle el pulso a las dos y noto que si tenían, pero era muy bajo. John no sabía que hacer, no quería comprometerse o que alguien le echará la culpa de algo que no había hecho. Señora despierte, señora despierte -John decía una y otra vez cerca de aquella señora inconsciente, él no sabía si desamarrarlas o no, pero si les puso una sábana encima para no ver su cuerpo semidesnudo.sentir cansado y me está dando mucho sueño -John quería sonar l
En poco tiempo él ha conseguido, casarse, enviudar y volver a casarse. John D estaba seguro que eso no era buena fortuna para él, si no una completa desgracia, las personas ya comenzaban a murmurar sobre él y a decir cosas como que era un viudo negro. Cuando se casó la primera vez, no fue por amor, fue por obligación, pero ni así el jamás le deseo mal a su primera esposa, mucho menos pensó que su matrimonio terminará en tan poco tiempo y de esa forma. La segunda vez que se ha casado, es por un contrato que lo favorece o al menos eso cree el, obvio tampoco ama a la mujer con la que se ha casado, ni siquiera la conoce, ella solo lo usa para su satisfacción personal. Pasa cierto tiempo y John se siente demasiado usado y comienza a pensar que en este contrato él es realmente el menos beneficiado así que, piensa en renunciar o más bien cancelarlo y divorciarse no pensando en las consecuencias. -Señora Julia, he decidido dar por cancelado nuestro contrato -dice un John D decidido y ell
Él en ese momento tiene un gran dolor de cabeza, que también recorría todo su cuerpo. John D siente que ya no puede soportar más su infierno. Como si fuera un recuerdo él, ve que una mujer blanca desnuda lo acariciaba por lo que él le dijo: -No aguanto más estás caricias. Después de esto John quedó profundamente dormido, si no fuera porque aún respiraba parecía que estaba muerto. Al día siguiente, el aún seguía durmiendo, pero después de unos minutos fue despertado con un escandaloso golpe a su puerta. Con sus hermosos ojos medio abiertos John miro a todo su alrededor y se pudo dar cuenta que, no se encontraba en un lugar conocido. -¡Diablos! -grito de repente. Ayer había sido su boda con Yuliana Rojas, por la ocasión y la manera en la que decidió contraer nupcias, este decidió ponerse a beber, como si no existiera un mañana para el más. Luego después de unas varias copas dentro de él, ya no supo más de sí mismo hasta ahora que va despertando. - ¡Diablos y más diablos! repi
El calor que sentía John lo hacía sofocarse y sentirse mal, pero eso no hace que se detenga. El salió tan deprisa de aquel departamento que no se fijó al cruzar una de aquellas calles, causando que el auto que en ese momento venía por el camino sin poder detenerse lo aventara sin poder evitarlo. -¿Qué es lo que ha sucedido? -pregunto la mujer que estaba en la parte de atrás en un tono no importante. -Señorita Julia, parece que hemos golpeado algo o a alguien, bajaré para poder revisar -dijo el chófer algo tartamudo ya que estaba nervioso. Mientras que la mujer dentro no le dio ninguna respuesta, por lo que el chófer quitó su cinturón y se bajó a revisar, en cuanto llego a la parte delantera del auto vio a un hombre tirado en el pavimento de la carretera. John estaba tirado en el piso, el no sentía que tuviera o le hubiera pasado algo grave, ya no se sentía mareado, su respiración era totalmente normal, pero sentía adolorida la parte baja de sus piernas. -Joven ¿Está usted bie
Una vez que llegó a su casa, Julia comenzó a discutir con sus familiares, sintiendo que ya no podía soportar más ese momento. No puedo creer que consideren que se me está pasando el tren para casarme, me están diciendo vieja -se decía así misma Julia. -Julia será mejor que dejes de pensar en solo en el trabajo y en amores de la infancia que solo son eso, debes de pensar en ti futuro, darle la oportunidad a alguien, hacer tu vida con alguien, un hombre bueno, que te ame y te apoye siempre -dijo su abuela la señora Meredith Escalante, ya sin paciencia alguna -será mejor que te cases en dos meses máximo o te vas olvidando de tu familia y si no te párese suficiente te olvidas de manejar la empresa también. Pero ¿Cómo en dos meses? ¡Cómo quieren que me case en tan corto tiempo! Si aún no conozco a nadie que llene ese lugar. La abuela se ha vuelto loca -decía ella en su cabeza. Frente a la actitud dominante de su abuela, Julia se quedó preocupada. Mi abuela ya es una mujer muy mayo