Jack retoma la presidencia de Gosling Food Inc. y llega con todas las pilas recargadas, cita el equipo de investigación y de marketing para comenzar a trabajar en las estrategias de ventas de los nuevos platillos congelados que ofrecerán y, además de eso, Jack se asegura de que esté todo listo para echar a correr la nueva forma de preparar las comidas, con preservantes y conservantes naturales.Pero, por más que Lynda invita a Jack a que vaya con ella al laboratorio para que vea cuáles son los platillos que pueden agregar a su lista de productos, este se niega porque no soporta el olor a comida.Desde que entró en el hospital, lleva dos semanas sólo a galletas saladas y infusiones de hierbas. De vez en cuando, su estómago soporta un poco de pasta sin salsa o un pollo cocido.Regresa a su oficina y allí se encierra a trabajar como cada día, cuando se llega a la hora de marcharse, recoge todo y baja el ascensor para irse a la casa que espera algún día ocupar junto a Luna.A veces se tie
Luna, poco a poco comienza a hacerse de clientes habituales que van a probar algunos de sus platillos y eso la ayuda un poco con su autoestima algo magullada. César le dice que eso augura un buen inicio para ella en Estados Unidos y que no se molestará para nada en recomendarla con algunos amigos que viven por allá para que prueben su mano y la recomienden.Han pasado dos semanas desde que el embajador fuese al restaurante y el mesero llega con una nueva orden específicamente para Luna.—¿Por qué debo ser yo? —pregunta ella con el ceño fruncido—. ¿Cómo saben las personas que estoy yo aquí en la cocina?—Tal parece que tienes un admirador —le dice el mesero—. Ahora que fui a tomarle la orden, él mismo le estaba recomendando a las personas a su alrededor que pidieran tus platillos.—Pero ¿quién es?—Es uno de los hombres que acompañó al embajador hace dos semanas, fue el mismo que pidió el postre —ella se queda sorprendida por lo que el mesero le dice y César no duda en comenzar a mole
Jack se encuentra en su oficina concentrado entre números y evaluaciones, cuando Harry, su secretario, le anuncia la llegada de una señorita que se ve algo enferma.«No te emociones, no es Luna, a ella la conocen todos», se pone de pie y se acerca a la puerta por donde debería pasar la visita inesperada y se sorprende de ver allí a Beverly, pero se preocupa cuando ve el estado en el que se encuentra.—¡Beverly! —corre hacia ella porque la ve tambalearse, la toma entre sus brazos y la lleva hasta el sofá—. ¡¿Qué te sucede?!—¿Tú sabes dónde está Zeus? —es la respuesta que recibe y frunce el ceño—. Necesito hablar con él de algo importante.—Sí, claro, pero mejor dime lo qué te pasa, ¿no se supone que eres su novia? —a Beverly le tiembla el labio antes de responder.—Jack, por favor, dime dónde está Zeus, necesito hablar con él, pedirle… —se cubre el rostro con ambas manos y comienza a llorar. Jack se debate en abrazarla o no, porque eso podría poner celosa a su mujer, pero Luna no está
Cuando Beverly llega a Marsella la atacan un poco los síntomas del embarazo, pero se aguanta porque la emoción de ver a su hombre al fin es más grande.—Vamos a ver a tu padre, pequeñín —dice mientras con sus manos acaricia su vientre.Un auto la está esperando y el hombre que la recibe le dice que Jack lo ha enviado, además de contarle que tiene una reservación en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad y que está a su disposición para llevarla a donde sea.En el trayecto siente nervios de reencontrarse con él, pero sabe que si habla con el corazón y le pide perdón por haber hecho lo que hizo, entonces podría lograr regresar con él.Al llegar al hotel, la guían a su cuarto y se queda impresionada con el lujo, se hace la nota mental de darle las gracias a Jack, porque no sólo la envió en un avión en donde pudo descansar durante el vuelo, sino que además ha preparado todo para que ella llegara a la ciudad.Como descansó la mayor parte del viaje, se da una ducha, se cambia de ropa y
Luego de aclarar bien las cosas y tener un reencuentro en toda regla, Zeus y Beverly deciden quedarse en la casa en la cual están viviendo en Marsella, porque es mucho más cómodo.Es por eso por lo que los días en que Luna tiene libre se quedan las dos en casa haciendo desastres en la cocina que resultan en algo delicioso. El más feliz con eso es Zeus.—¿Crees que le gusten estas galletas? —pregunta nerviosa Beverly.—Por supuesto, a él le gusta todo lo que haces, es un fanático de tu comida, seguro querrá agregarlas al menú.—Se me hace muy entretenido que estemos revisando el menú aquí, en una cocina en Marsella —se ríe Beverly.—Sí, no podemos perder tiempo con eso, sé que él tendrá que irse antes de que yo termine el curso, así que supongo que sólo nos queda un poco más de un mes juntas antes de que nos enfrentemos a este desafío.—Te noto nerviosa.—Son demasiadas cosas las que tengo que llegar a enfrentar, Beverly. Primero, tomar la responsabilidad de ser la chef del restaurante
Las semanas se pasaron, Zeus está en Seattle terminando los últimos detalles de la inauguración del restaurante y Luna se está despidiendo de César con un enorme pastel de bodas.—Eres una de las mejores aprendices que he tenido y sé que te irá maravilloso en tu nuevo camino.—Gracias por todo lo que me enseñaste, no sólo en la cocina, sino en todo lo demás.—Quiero que llegues impactando, asegúrate de hacerte ver y oír, quiero tu rostro en todas partes —le da un fuerte abrazo y luego cada uno de los miembros de aquella cocina va haciendo lo mismo.Para cuando llega a casa, se sienta en el sofá para ver aquella casa que la cobijó por cuatro meses, se acaricia el vientre, el cual se nota un poco más y sonríe. Beverly aparece con dos platos con pastel de chocolate, le entrega uno y se sienta a su lado.—¿Ya está todo listo? —le pregunta y se llena la boca con un gran trozo de pastel.—Sí, incluso el vestido que llevaré en la boda —le dice con un suspiro.—En verdad no puedo creer que se
Jack camina con ese porte de dios griego que le seca la boca a muchas, pero la única boca que Jack besaría es la de Luna. Se acerca un poco más y vuelve a hablar con esa voz penetrante como el más filoso de los hielos.—¡Esta mujer les está mintiendo! —Jack camina vestido con su traje negro impecable, mira por unos segundos a Luna y se enfrenta a Fiona—. ¡Yo nunca me comprometí con ella! Todo fue un invento para presionarme a que me casara con ella, para acceder a mi fortuna porque ella está en bancarrota.—¡No, eso es mentira! ¡Tú me pediste matrimonio en cuanto te enteraste de que regresé! Pero como ella llegó… ¡Ya no quieres casarte conmigo!—¡Es que tendría que estar demente si quisiera casarme con una bruja insensible como tú! ¡¡Sería como ponerme cuernos yo solo de nuevo!! —los murmullos no se hacen esperar y Jack sonríe malicioso—. ¡¿O acaso se te olvida que si terminamos la primera vez fue porque te encontré en la cama con mi medio hermano?!Fiona empuña las manos a los costad
Concentrarse fue la tarea más difícil para Luna esos dos días siguientes, pero no le quedó más remedio que sumergirse en el trabajo para no volverse loca con las palabras de Jack.Si algo conoce del hombre es que no dice nada a menos que esté realmente seguro de aquello y la manera de defenderse sólo mostró eso, seguridad.—¿Dónde dejamos estos tomates? —pregunta el repartidor y Beverly lo acompaña por el pasillo para llevar la carga. Luna observa cómo van entrando los tomates y tras ellos otros vegetales frescos y listos para ser preparados por ella.Zeus se para a su lado, mientras ella va atenta revisando que todo lo que se pidió sea entregado.—¿Nerviosa?—Mucho, como no te imaginas —pero esa sonrisa le dice que son nervios de emoción y no de miedo.—En una hora llegarán tus empleados, algunos son mayores y puede que quieran hacer las cosas a su manera, pero no te olvides que está en ti oír lo que digan como consejos o como crítica. César me dijo que te recordara que tienes tu pro