Capitulo 34

Debía cobrar algunos favores antes de regresar a la habitación.

Freya decidió confiar en la palabra de la eternidad, la colocó a prueba en el instante que se transportó fuera del templo hasta las tierras Eitak donde conocía a las personas adecuadas para cobrar todos los favores que le debían.

Cubrió su imagen con la capucha de su capa negra, cortesía de un guardián del templo que tuvo la mala suerte de verla y murió a los segundos de respirar su nombre.

Estaba descendiendo las interminables escaleras de tierra de los límites de la ciudad, algunos elementales la miraron con curiosidad por la presencia que emitía, los naturales apenas y la notaban en medio de su caminar despreocupado en la salida d

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