Necesitaba un descanso de todo esto. Un descanso definitivo de toda esta guerra que tenían sobre ellos en ese momento.
Fernanbeth se encontraba caminando por sus campos de guerra bajo los gritos de órdenes a su alrededor.
Todos vestidos con cueros y hierros cubiertos de rasguños y abolladuras, cada persona de ese campamento siendo un sobreviviente de la última batalla. Algunos incluso estaban cargando los cuerpos de los caídos aún, los muertos del ejercito de su hermano capturado contra los muertos del templo. Ella evitó verlos detenidamente cuando entró en la carpa militar en el centro del campamento.
Estaban resistiendo cada ataque de esa mujer con la esperanza de que, en cualquier momento, sin importar qué, Cydiler y los
Luego de mostrarle los calabozos, la eternidad buscó inmediatamente la ubicación del salón de entrenamientos de su hermano para ayudar a Francis Tetzaco y a Freya a controlar sus habilidades. Tardó cinco días en encontrarlo, por lo que Freya tuvo que resignarse a ir a esperar todo ese tiempo.Asistió a los entrenamientos como si nada estuviera sucediendo en las profundidades del templo y en la noche exploraba el lugar siendo camuflada por lo que sea que use el espectro para mantenerla oculta de la presencia de su hermana.Ya había notado que el templo se dividía por secciones separadas por puertas que bien podían transportarlos a otra cámara del lugar si así lo deseaba. Era un laberinto, pero había logrado descifrar gran parte los días que la vigi
De nuevo, otra semana se cernió en el templo.Todos los aspirantes estaban entrenando en el gran salón junto a sus respectivos entrenadores y la atenta mirada de Amateur que no dejaba de ver en ningún momento los progresos de ellos. De ver las fuerzas que lanzaría a los naturales cuando se le antojase, un poder de destrucción que ella pensaba que iba a poseer completamente.Freya chasqueó la lengua ante ese pensamiento.Se levantó del suelo del salón donde se encontraba y se giró a los grandes pasillos del templo. Los Stanfers habían terminado su entrenamiento hace mucho, ellos solo estaban allí por ocio y ella no deseaba permanecer más tiempo del necesario fuera de la habitación. Bajo todos esos
La Stanfers estaba caminando con paso aburrido a través de los campos exteriores del territorio fantasma. Sus manos en los bolsillos rasgados de sus pantalones carmesí, la mirada en el suelo con la coleta deshecha sobre su rostro cubierto de sangre.La espada en su espalda también estaba cubierta de sangre y su olor estaba impregnando su presencia en ese momento, bajo la luz de la luna. La única sangre que venía de ella era la que reposaba en hileras finas en sus mejillas, la única prueba de lo mucho que la está matando este entorno.– Freya. – murmuró sorprendido frente a ella.La asesina se detuvo en su andar despreocupado, sin levantar la mirada. Dos gotas de sangre cayeron al suelo al deslizarse libremente de las p
Entrada la noche, Freya caminaba con paso seguro por los pasillos del templo hasta la entrada del lugar. El espectro estaba ocupado buscando el acceso a ese calabozo sin llamar la atención de su hermana. Mientras que ella hablaba con el Eitak al que le pertenecía su alma.Más no lo haría con su aspecto actual, no. Ya había tomado prestado la imagen de otra chica muerta del asentamiento que destruyó. Una con ojos grises y cabello negro sobre la barbilla. Letal. Un gran contrincante, lástima que Freya no tenía la sangre donde ella pensó.– Fitz. – saludó la pelinegra, sentándose junto al hombre en los escalones del templo.Las sombras estaban cubriéndolos de cualquier ojo curioso del templo. I
– Debes ser silenciosa y rápida, sólo hay una oportunidad para sacarlo de allí. – había susurrado el espectro mientras se adentraban en los pasillos del calabozo.Freya la seguía con una mano en la empuñadura de su espada y otra en la pared mohosa del lugar. Estaba sintiendo cada una de las presencias del otro lado de ese rocoso material y se le erizo la piel con solo sentir diez igual de fuertes que ella, incluso más. No quería verlas, desde que la eternidad le dijo que eran experimentos de Amateur decidió dejarlo estar.– El Carver está custodiando la entrada y otro en el interior. Son monstruos creados con los cuerpos desmembrados de los antiguos elementales. – decía Annaroth.Si su
46La luz de luna golpeaba la rocosa entrada del castillo abandonado a orillas del territorio sagrado. Los guardias que reposaban en la puerta, estaban muertos en el suelo con una mirada vidriosa y dolorida.El hombre de cabello oscuro sabía que habían sufrido en sus últimos momentos, las sombras que rodeaban al sujeto habían destrozado uno a uno las extremidades de los guardias. La mirada azulada, dónde antes había amabilidad, compasión y cariño; ahora estaba nublada de rencor, ira, venganza. Desde hacía meses tenía en él una sed de sangre indescriptible y necesitaba drenarla.Por eso estaba en ese castillo en primer lugar.Tomó la fi
CYDILER / FREYAHace meses, cuando llegué al templo, tenía un plan para pasar inadvertida entre todos los aspirantes a guardianes. Sabía perfectamente que Amateur me estaba cazando, conocía su incesable deseo de verme muerta al iniciar mis entrenamientos en el templo.Por eso, Shamp y yo trazamos un plan antes de mi venida a este lugar. Él me aconsejaba regresar a mi verdadera piel, dejar salir el monstruo en mi interior que en realidad era yo misma y luego fingir la muerte de la mentira que estuve viviendo todos esos años para que nadie más intentase matarme.Ya había sido un año desde que adopté mi verdadero rostro de nuevo, desde que mis fuerzas y las de Fitz fueron las mismas.
KRISHASer convocada por la bruja no me da buena espina. Mucho menos cuando en la habitación hay el mismo número de guardias con nosotros y estos tiene látigos y cuchillos en sus manos.Aprieto mis manos en puño al ver a esa bruja entrar al gran salón, con Freya detrás de ella y un sujeto de cabello negro y ojos grises. No me importa que Galhet nos informara todo lo que ha investigado a Freya.No confío en ella.Alguien no puede fingir ser una sádica sin serlo realmente. Incluso Cydiler fallaba en eso cuando estaba viva. Si ella estuviera aquí, seguramente estaría de acuerdo conmigo. No era de las personas que se confiaban a la primera de alguien, primero debí