CYDILER
Cuando visitaba este lugar la sentía más cerca de mí, como si en cualquier momento pudiese venir a hablarme y darme todas las respuestas que yo necesito. Muchas veces intenté decirle mis suposiciones a Teresa y a Hero, mis fieles cuidadores desde que tengo memoria; pero de nada servía. Ellos seguían sin creerme.
Como cada año, tomé asiento en medio del templo, cerré mis ojos dejando escapar el aire de forma lenta y dije su nombre en un pequeño susurro que me permitiera tener, de alguna forma, su alma junto a mí.
– Abre los ojos, chica. – habló una voz a lo lejos, difuminándose con el eco de las paredes.
ANKA"Comenzaremos a mover algunas tropas a las fronteras Stanfers como nos recomendaste".Digo en los pensamientos del chico frente a mí. "Bran y Rash se están ocupando de las fronteras con el territorio Squadrys y Jayskeen, pero según ellos, esos territorios no son tan peligrosos como los que manejan sangre".– En eso tienen razón. – responde él con la mirada grisácea perdida en la ventana de la oficina, no tenía la capucha cubriendo sus rasgos y se veía sumamente hermoso con el aura de la madurez rodeándolo. – Los Stanfers son inestables debido a la sed de sangre, recuerda que ellos son como los vampiros que tanto nombran en los libros juveniles.
KRISHAEntrar al pasillo de este laberinto fue peor que estar en esa estúpida celda. Mis heridas no han podido sanar conforme avanzo por el estrecho lugar frente a mí y no puedo darme el lujo de detenerme en todo el trayecto.Esa fue una opción que quedó completamente descartada para mí luego de ser atacada en cada descanso por un asesino diferente. Luego de ver que esa mujer – esa persona que tanto hablaba Cydiler en las reuniones – era real.Esa mujer nos quería muertos.Tambaleante y jadeando llegué al interior de un pasillo oscuro, parecido al mío en todos los sentidos. Había una celda, la cuerda y...&nda
HIANMe dolía todo el puto cuerpo desde que salí de esa maldita celda. Intentaba levantar un poco de viento para estabilizar mis movimientos torpes al caminar, pero era inútil. Estaba débil, demasiado débil.Y con cada paso que daba al interior del laberinto me ardía la herida de mi hombro. La herida que me hice hace unos cruces atrás, cuando uno de los asesinos se defendió con tanto ímpetu que no pude evitar que me alcanzara con uno de sus cuchillos. Uno que, por mera suerte no tenía magia negra.Alcancé una de las paredes con los ojos cerrados, mitigando el dolor en mi herida. Hace mucho le pedí ayuda a cualquiera que escuchase para terminar con este suplicio. Para que esté laberinto tuviera un
GALHETEstaba agotado al momento de encontrarme con Krisha y Mark en el laberinto. Mis músculos ardían por las quemaduras que obtuve al salir de la celda y cada respiración era dolorosa cuando la realizaba.Mi prueba no fue como la de ellos, yo tuve un compañero conjunto a mí celda. Y en el momento que ambos salimos de la misma, él me atacó sin detenerse a pensar, o agradecer que lográramos salir de ese lugar con vida, no le importó nada. Simplemente deseaba mi sangre en sus manos y luego correría por el laberinto para ser libre.No estaba preparado, estaba roto. Ya no era un chico, era una bestia hecha de miedo. No quería vivir, sólo buscaba una muerte rápida.
Cuando la mujer de sangre – como la han estado llamando los jugadores que se encontraron con ella conforme caminaba – entró al espacio oscuro que era el final de todo el laberinto. Inspeccionó el lugar un minuto con una ráfaga de aire y fue cuando lo notó, en la oscuridad de ese lugar se encontraba un monstruo sediento de sangre. Una bestia de seis extremidades con huesos en lugar de músculos y unos ojos rojos que le devolvía la mirada cubierta de hambre.El laberinto fue construido para nunca terminarse.Se adentró a la oscuridad de ese lugar y no lo dudó.Destruyó cada parte de ese monstruo y luego pulverizó sus restos con las llamas rojas rodeando su cuerpo.
– ¿Cómo...? – comenzó a preguntar Freya con la boca abierta.El espectro sonrió.– ¿Cómo puedo hablar contigo ahora? – termina de hablar la eternidad con una amplia sonrisa.Su figura fantasmal ya se había terminado de materializar frente a Freya. El cabello castaño ondulante a la altura de su pecho brillaba junto a la luz incandescente azul que la rodeaba, su perfil afilado y sonriente resaltaba lo alto de sus pómulos, sus ojos azul eléctrico con la pupila dorada, labios gruesos y de un delicado color rosa. Cubierta completamente por un antiguo traje de combate, un corpiño negro apretando su cintura, la falda de un color negro y el escote a la altura de la clavícula la hac&iacut
Debía cobrar algunos favores antes de regresar a la habitación.Freya decidió confiar en la palabra de la eternidad, la colocó a prueba en el instante que se transportó fuera del templo hasta las tierras Eitak donde conocía a las personas adecuadas para cobrar todos los favores que le debían.Cubrió su imagen con la capucha de su capa negra, cortesía de un guardián del templo que tuvo la mala suerte de verla y murió a los segundos de respirar su nombre.Estaba descendiendo las interminables escaleras de tierra de los límites de la ciudad, algunos elementales la miraron con curiosidad por la presencia que emitía, los naturales apenas y la notaban en medio de su caminar despreocupado en la salida d
GALHETLa muerte de Cydiler en el laberinto nos tenía sorprendidos a todos conforme pasaban los minutos de un nuevo día. Veía a los jugadores entrar a la habitación de entrenamiento con su traje del color de su elemento y no podía creerlo todavía, no puedo aceptar con tanta facilidad que ella haya muerto.Incluso cuando su cuerpo cubierto de sangre apareció frente a nosotros en el salón de los dioses no lo creía, ella no era débil. Eso debía ser un maldito juego de esa mujer en nuestras mentes.Los jugadores Stanfers comenzaron a entrar al salón, uno tras otro y, fue allí cuando volqué mi interés en esas personas cubiertas de ropa carmesí y miradas frías.