Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoEsa maravillosa y dulce entrega que tuvimos el fin de semana Amaia y yo, fue lo mejor de lo mejor, la pasamos encerrados en el departamento entregándonos al amor cada vez que teníamos ganas, lo cual era casi todo el tiempo. El domingo por la noche, al fin la güera se dignó a aparecerse en el departamento y con ello, le volvió el alma al cuerpo a Amaia, pensando que se pudo llevar su auto, lo cual me daba risa.–Hola chicos – Nos saludó la güera – Veo que están muy enamorados y felices. Por eso no me aparecí aquí ni viernes, ni sábado.Yo me lo había imaginado, la güera era muy consiente que entre Amaia y yo iba a haber una reconciliación y dedujo que estaríamos muy acaramelados y encerrados en nuestra recamara y no seriamos nada sociables ese fin de semana y acertó.–Hola güera – Respondió Amaia – Pensé que habías desaparecido, menos mal que solo lo pensé pero que aquí estás.La preocupación de Amaia, se debía más bien a la desaparición de su
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoAhora no me quedaba otra que tener que llevarla y era mejor que ya que cenáramos, Amaia lo supiera por mí y no por Ale después.–Hola de nuevo – Saludé a Amaia y a mi amiga, al reunirme con ellas en la sala – Espero que, me digan que la cena ya viene en camino que me muero de hambre.Ahora si era definitivo, o pedíamos o íbamos a cenar a algún lado, esto ya no lo aguantaba, mi cuerpo estaba reclamando de los sagrados alimentos.–Sí Axel, ya la güera pidió unas alitas, mi amor y unas hamburguesas, lo que se te antoje – Amaia se sentó en mis piernas – Yo sólo te quiero a ti.–Si gustan, yo me puedo ir – Ofreció la güera – No veo, que mi presencia aquí, sea muy de su agrado. Estoy estorbándoles en su nido de amor.–No güerita, tu te quedas. Ya Axel y yo, tuvimos mucho tiempo para amarnos – Dijo Amaia – Así que podemos cenar juntos.–Si güera, además será también mi manera de disculparme contigo por cómo me puse la última vez, no era la forma – A
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, México Pasó lo que quedaba de nuestro hermoso domingo con un sabor agridulce, yo ya no quise reclamar absolutamente nada a Axel, pues sabía que en caso de que lo hiciera se iba a hacer otro problema, así que mejor hice lo que mejor sabía hacer evadir el problema y ya no decir nada, porque todo me salía mal.Al día siguiente, como todo lunes, tuve que irme al Tec como siempre, por lo que, al levantarme sin la necesidad de que me despertaran, cómo era la costumbre, hice café para Axel y para la güera y tomé una taza con ellos, antes de irme a clases.–Chicos, vamos a tomar café – Les dije a ambos – Antes de que me vaya al Tec.–Claro que sí, mi hermosa Amaia – Axel me miraba desde la puerta de la recámara desarmándome, con sus ojos verdes – Ya voy, cariño.Al terminar de tomar café, me despedí de la güera, Axel insistió en acompañarme a mi auto, para que pudiera ir a casa de Ale y por mis cosas del Tec.–Amaia – Tomó mi mano en el ascensor – No
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, México –Nos irá de lo mejor, lástima que no puedas ir con nosotros – Lamentó Ale – Pero, te escribiré diariamente, además tendrás la casa sola y podrías quedarte con Luis Miguel.–Pues mira que sí, no sería una mala idea Ale, gracias por sugerirlo, recién hoy le propuse que fuera a quedarse a mi lado. – Admití fríamente – No puedo estar tantos días sin dormir, pues me hará daño, ya sabes que no puedo dormir sola.Vi cómo Axel pasaba saliva, se notaba que no le había gustado lo que dije, yo no me iba a quedar sola esos días, que estuvieran ausentes, no era mentira el que no pudiera dormir sola. Eso lo sabía casi todo el mundo que me conocía.–No creo que debas meter a tu novio en la casa de Ale, estando tu sola Amaia – Dijo Axel al calor de las copas – Te puede pasar algo y no habrá nadie que pueda ayudarte.En ese momento, cuando yo estaba a nada de responder algo muy enojada, escuché los pasos de alguien, se escuchaban zapatos de tacón y abr
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoCecilia habló durante todo el camino a casa del viaje a Puerto Vallarta, yo estaba enfadado de tener que llevármela, no era algo que yo quisiera, pero no podía hacer nada, lo que me daba más coraje era que no pude ni despedirme bien de mi hermosa Amaia, porque tenía que llegar Cecilia al despacho con una más de sus tonterías. Estaba harto de ella y de la farsa que suponía mi matrimonio, ya no la soportaba más.–Axel, quiero que tomemos este viaje a Vallarta como nuestra segunda luna de miel – Cecilia me abrazó entrando a casa – Me he comprado unos modelitos de traje de baño, que están de infarto, quiero presumírtelos.No sabía que más decirle para que entendiera que no me interesaban sus modelitos, ella se había auto invitado, así que no pretendiera que la iba a atender estando en el trabajo, porque esto no era un viaje de placer, era de trabajo.–No me presumas nada, Cecilia. Últimamente, estás insoportable y lo siento, pero no quiero que va
Axel Vega Lazcano León, Guanajuato, México –Ale, ya por favor. Tienes que calmarte, te lo suplico – Le dije estando yo, más nervioso y preocupado que ella – Ve abriendo la puerta, estoy ya llegando a la entrada de tu Fraccionamiento. –Gracias, Axel, muchas gracias. – Me decía, Ale. –Por nada, lo que necesites, tú y tu familia sabes que cuentan siempre conmigo. –Lo sé, por eso te quiero. –También yo, te quiero. No solo eres mi socia, eres mi amiga. – Le aclaré. Corté la llamada con Ale, al llegar a la entrada de su casa. No me tomé ni la molestia de estacionarme bien, todo me daba igual. Me bajé del auto, sin molestarme ni en cerrarlo bien y Ale ya estaba esperándome en la puerta, en medio de una crisis nerviosa fatal. Ella me dejó pasar y recorrí el pasillo de su casa, hasta llegar al comedor, en dónde estaba mi preciosa Amaia inconsciente en el piso. –Ale, la llevaré a tu recámara. Por favor, busca el teléfono de alguien que pueda venir a revisarla, un doctor que conozcas – Le
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, México Al día siguiente al abrir los ojos, Ale estaba a un lado de mí muy preocupada. Pude notar que ya estaba lista y arreglada para irse a su viaje a Puerto Vallarta, pero la noté muy triste.–Hola Amaia, hasta que despiertas. Lo bueno que hoy entras más tarde al Tec – Me saludó mi hermana – Te he traído un café, esperando que te ayude a despertarte por completo. Que buen susto me diste anoche.–Hola Ale, no te preocupes. Gracias por todo – Tomé la taza de café – Te ves hermosa para tu viaje a Vallarta. Me tomaré el café ¿Ya te vas?–Sí, ya casi. Estaba esperando a que despertaras para poder pedir un taxi. Quería despedirme e indicarte dónde está todo ¿Te puedes levantar?–Sí claro Ale, no pasa nada.Me levanté de la cama y fui con Ale a la cocina, me indicó dónde estaban mis medicamentos que me había recetado el doctor y también me dijo que, diariamente tendría que ir a que me inyectaran lo del hierro para mi anemia. Me quedé devastada al e
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, México –Hola güera, ¿Cómo estás?, ¿Qué haces aquí? – La saludé – Él es mi amigo Luis Miguel.A Luis Miguel, se le fueron los ojos por mi amiga, es que ella estaba muy guapa y acaparaba las miradas de todos, así que al presentárselo los dos quedaron encantados.–Hola guapo – La güera abrazó a Luis Miguel y él estaba encantado – Ivanna Linares, a tus órdenes y que guapo estás.–Hola, mucho gusto – A Luis Miguel se le iban los dos ojos – Encantado de conocerte, Luis Miguel a tus pies. Amaia no me había dicho que tuviera una amiga tan hermosa.–Bueno ya que se conocen. Vamos a hacernos para una orilla, que estando en medio del estacionamiento, nos pueden atropellar – Les sugerí – Güera, no me has dicho ¿Qué haces aquí?Estaba intrigada, porque no había recibido ningún mensaje ni una llamada de su parte, pues hubiera sido más fácil para que nos encontráramos a la salida.–Hago todo y nada, Amaia querida – Respondió la güera – He venido a decirte qu