Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, México–Sí, mi amor – Axel me besó con mucha ternura – Te amo, Amaia ¿Se te ha pasado algo el dolor?–Sí amor, me duele, pero menos. Te amo Axel – Respondí.Ya el malestar había disminuido notablemente, pues esa curación que me había hecho de último momento, me sentía un poco más liberada, ya no estaba tan presionada por el dolor.–Se ven hermosos y divinos juntos – Nos dijo la güera – Con ustedes dos, es que compruebo que, el amor sí existe, por lo demás no tengo ninguna prueba.Axel y yo, le sonreímos a la güera. Claro que, el amor existía y Axel, me lo hacía sentir en cada momento y lugar cuando estábamos juntos. Era como si se detuviera el tiempo con nosotros dos, cómo si el mundo fuera solo un lugar para ambos, para soñar, para reír y para ser felices. Lo amaba mucho.Él y la güera sirvieron el café en unos termos, yo ayudé con las tazas y los bombones y luego salimos, para poner la leña para la fogata. Lo extraño de todo era que, no veí
Axel Vega LazcanoMazamitla, Jalisco, MéxicoBesé a Amaia con mucha ternura y amor, quería que, ella se relajara completamente en mis brazos, mientras le pasaba el miedo a la tormenta. La fui acariciando con mucha delicadeza, mientras nuestros besos, estaban encendiendo la temperatura, dando paso para que, yo le hiciera con mucho cariño, el amor a mi hermosa mujer.La estaba despojando de su ropa despacio, cuando sonó por primera vez, mi celular en la mesita de noche, que inoportuno el que estaba llamando justo ahora, no me podía detener, eso lo sabía de sobra.–Ahora no, Axel – Me suplicó ella, muy agitada – Necesito que, me hagas tuya, estoy que, ya no aguanto más.–Yo tampoco, preciosa – La seguí besando, sin ver ni quién me llamaba – Te amo Amaia, lo haremos muy lento, que no quiero lastimarte. Sí te duele algo o te sientes mal, me dices y me detendré.Yo anteponía su bienestar, y que se encontrara bien para poder iniciar algo, porque no la quería lastimar.–Sí mi amor, gracias Ax
Axel Vega LazcanoMazamitla, Jalisco, MéxicoSolté cuidadosamente a mi mujer, la acomodé en la almohada, la cubrí con las cobijas y me fui rápidamente a asear al servicio y a vestirme, para después ir a abrirle la puerta a mi hermana, no la pensaba recibir, así como estaba, desnudo.–Lore, ¿Qué pasó? Lo siento, estaba dormido y no te escuchaba – Le dije a mi hermana, apenas abrí la puerta – Pasa, por favor.Ella entró y estaba histérica, no podía parar de decirme las cosas a gritos, me dejaron mudo sus reclamos, que eran ciertos, por haber apagado el celular.–Axel, no me mientas – Me recriminó, llorando desconsolada – Sé que, estabas en lo tuyo con Amaia y está bien, pero no debiste apagar el celular. Por culpa de la perra de la güera, ha pasado una tragedia en el rancho. Y tú como siempre haces, te pierdes con una mujer y te vale madres, todo el mundo.–A mí no me digas eso Lore – La abracé para consolarla – Amaia no es una mujer, es mi reina y la última mujer que, quiero que esté a
Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, MéxicoEl inmenso frío, me despertó y me asusté al no ver a mi Axel a mi lado. Empecé a llorar y me tapé toda la cara con la cobija y con las almohadas. Tenía mucho miedo y algo, me decía dentro de mí que, nada estaba bien. Empecé a escuchar gritos de Lore y de la güera y a Axel calmándolas a las dos, yo sólo podía preguntarme ¿Qué era lo que había pasado? Me iba a levantar de la cama y me di cuenta que, estaba desnuda y mejor le grité a Axel.–Axel, mi amor ¿Dónde estás? – Estaba nerviosa y asustada – Ven, mi amor, por favor.–Amaia, cariño ¿Te sientes mal, preciosa? – Axel, entró a la recámara y me abrazó – Te amo, perdóname por dejarte solita.–No pasa nada, mi amor, pero sentí feo despertar solita – Respondí asustada – Yo también te amo y presiento que algo malo, está pasando contigo.–Cariño, dame unos momentos y te lo explicaré.–Sí, mi rey.Axel me dio un beso muy tierno y salió de la recámara, escuché que les decía algo a Lore y tambi
Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, MéxicoNadie es culpable de que otro se quieta la vida, cada quien toma sus propias decisiones, y eso ya lo habíamos hablado, pero es triste que haya tomado esa determinación, y lo peor de todo, es que nadie le había creído y yo me incluyo, porque también había pensado que solo estaba llamando la atención.–Tranquila Amaia, no quisiera dejarte, que vuelvas sola a León con la güera. Me siento culpable, yo te he traído aquí y eres lo más preciado para mí, que no quiero dejarte sola.–Está bien, Axel. Yo te entiendo, de verdad ¿Cuándo van a irse, Lore y tú a Autlán?–Ahora mismo, pero no te preocupes que, dejaré a alguien encargado de venir por ustedes y de llevarlas a Guadalajara, para que tomen el avión de regreso a León.–Axel, no quiero que te vayas – Me deshice en llanto – Tengo mucho miedo, no me dejes mi amor.Aunque sabía que tenía que ir a tender todo ese asunto, no sé por qué tenía un miedo irracional a que se fuera,–Amaia, cariño – A
Axel Vega LazcanoAutlán, Jalisco, MéxicoLore y yo, nos fuimos directamente a Autlán a nuestro pueblo dónde estaba nuestra familia. Todo el camino hasta allá íbamos, en el más absoluto de los silencios. No había nada que pudiéramos decirnos, para consolarnos el uno al otro y no había consuelo alguno, que nos confortara de todo lo que sentíamos, los dos, por lo ocurrido con mi primo. Al llegar al pueblo, lo primero que hicimos fue, ir a casa de nuestra madre, para ver su estado de salud.–Axel, me da miedo que mi mamá se hunda en la depresión, como cuando mi padre nos abandonó – Dijo Lore – No quiero que ella esté mal, me preocupa demasiado, ella no puede enfermar ahora.–A mí también Lore, pero no tenemos que estar pensando que nuestra madre estará mal. Tenemos que pensar, que ella va a estar bien y tiene que estar bien.–Esa idiota de la güera, ha sido quién causó que haya muerto nuestro primo, por su culpa se quitó la vida, espero que no le cuente a Amaia, todo tu pasado sombrío he
Axel Vega LazcanoAutlán, Jalisco, MéxicoEra muy raro que Amaia, no me haya llamado en todo este tiempo que habíamos permanecido separados, ella siempre quería saber cómo estaba y como me había ido en el día, estuviera donde sea.–Axel, lamento tener que decirte esto – Mi amiga sonaba preocupada – Espero que, puedas regresarte ya para León. Amaia no despierta, llegando aquí al departamento, se desmayó y no consigo hacer que reaccione.Me desesperaba no poder estar ahora en este momento ahí, atendiendo a mi mujer, ella me necesitaba y no me podía quedar ni un momento más aquí en Autlán.–Ahora mismo, salgo para allá güera – Dije desesperado – Me despido de todo el mundo aquí y salgo para allá. Te mandaré a un médico, que la vaya a ver ahí al departamento.Me iban a perdonar, pero yo no podía dejar a la güera que se hiciera cargo de Amaia, si ella era mi responsabilidad, lo sentía por la tía Ángela y por mi mamá, pero no me podía quedar ahora.–Gracias amigo y discúlpame, por interrump
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoAl día siguiente, al abrir un poco mis ojos, me asusté al sentir que alguien me abrazaba, provocando que, me quisiera levantar de golpe de la cama, pero un mareo muy fuerte, me frenó esas ganas. Axel, me abrazó y me pegó a su pecho como estaba y después, me besó con tanta ternura, que me derretí en sus brazos y con sus besos, más al darme cuenta que, él estaba llorando.–Amaia, cariño – Axel, se separó un poco de mí, para mirarnos a los ojos – Te amo preciosa, regresé en la madrugada, ¿Cómo te sientes, mi reina?Estaba súper feliz, de poder tenerlo aquí conmigo, me había preocupado, porque no lo iba a poder ver en varios días, pero me alegraba de que haya resuelto, y de tenerlo aquí.–Axel, que bueno que estás aquí – Lo abracé llorando – Te necesitaba, te extrañaba tanto y sentía que, me iba a morir sin ti.–No me importó nada, Amaia – Me contaba él – Me vine, sin despedirme de nadie, sólo le avisé a Elisa, en cuanto la güera me llamó, p