Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, MéxicoAxel, las chicas y yo caminábamos en el bosque me agradaba estar paseando con ellos, recorriéndolo todo y encontraba el lugar un poco diferente que la primera vez que vine. Axel todo el trayecto caminaba conmigo tomada de su mano, haciéndome soñar despierta, haciéndome sentir tan enamorada de él.La güera y Lore estaban disfrutando mucho de todo, tomando fotos del paisaje para mandarle a Elisa y subir a sus redes sociales, llegamos por fin después de un ratito a las cascadas.–Amaia mi amor, espero que al menos aquí no hayas venido, con tu ex – Dijo Axel muy celoso – Quiero ser el primer hombre con el que admires estas maravillas de las cascadas y muchas cosas más.–Eres el primero en muchas cosas Axel, te amo y no aquí no vine con él – Admití – Es la primera vez que veo estas bellezas, ¿Nos metemos?–No Amaia ¿Cómo crees, preciosa? El agua debe estar helada, si está haciendo frío y tú tenías hipotermia, quiero cuidarte mucho, además t
Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, MéxicoAxel se acostó en el pasto y yo me acosté en su pecho, me acomodé, como siempre lo hacíamos en la cama, donde él, me hacía la mujer más feliz del mundo.–Axel, no habrá estrellas aquí – Le dije convencida – Aún no es de noche, es todavía temprano.Todavía estaba muy claro, como para que empezáramos a ver las estrellas, me las podría imaginar en mi cabeza, pero así tal como estaba el día, era imposible pero me gustaba estar recostada en su pecho y así me quedaría si era necesario hasta que apareciera la primera estrella.–Pero es invierno amor y ya se empiezan a ver – Respondió, mientras me pegaba más a él – Observa bien el cielo Amaia.Yo me acomodé mejor entre sus brazos para poder observar el cielo, con total detenimiento para ver las estrellas, que no pensaba que estuvieran a esa hora de la tarde y cuando fijé bien la vista en el cielo, me sorprendí gratamente al ver que sí estaban y se veían preciosas, era una hermosa vista del cie
Axel Vega LazcanoMazamitla, Jalisco, MéxicoAmaia y yo, nos reímos y nos levantamos del pasto cuando fuimos sorprendidos por mi hermana y por la güera, ellas habían ido al otro lugar y no las vimos llegar, que sí han tardado cinco minutos más, no me quisiera imaginar la situación en la que nos hubieran encontrado a Amaia y a mí.Estar con ella, hacía que me desconociera yo mismo, ni de adolescente me había portado así, perdiendo el control en dónde fuera, con ninguna novia. Amaia me ponía en una situación imposible de pensar en otra cosa que no fuera querer amarla en donde fuera.–Nos han sorprendido en un muy mal momento – Me quejé – Pero mejor que fueran ustedes y no algunos turistas.–Sí, mejor nosotras que otras personas – Se reía la güera – Para eso tienen su cabaña, pero bueno, se las pasamos porque recién se han reconciliado.–Sí sólo por eso y de la que se han perdido, el otro lugar es fascinante – Dijo Lore – Pero no hubieran podido ir, Amaia se siente mal de sus pies y qued
Axel Vega LazcanoMazamitla, Jalisco, México–No amor, para nada cariño. Vamos a cenar aquí, estamos cansados todos y tú estás muy lastimada de tus pies, déjame por favor que te cuide y te consienta como te mereces.–Sí mi amor, para mí está bien lo que tu decidas, Axel.Ya no tendríamos que salir a buscar un lugar para cenar, aquí mismo lo podíamos hacer, ya con más calma el día de mañana veremos qué otra cosa podemos hacer sin tener que caminar.–Gracias, por dejarme cuidarte, Amaia.Yo estaría siempre dispuesto a cuidar de ella, no había necesidad de que se encontrara enferma, mi deber era cuidarla estando bien o mal.–Por nada, mi rey.Me levanté para ir a abrirles a Lore y a la güera quienes, se habían dado a la tarea de ir a comprar la cena, con eso sí que me estaban sorprendiendo mucho, era de un lugar que me gustaba mucho de aquí de Mazamitla y estaba seguro que, a Amaia, le iba a encantar tanto como a mí. Ellas entraron a la cabaña y se quedaron en el comedor organizando todo
Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, MéxicoTerminamos de cenar y Axel ayudó a la güera y a Lore a recoger todo y lavar los trastes que, se habían utilizado. Se pusieron también a preparar café para la velada afuera, lo que haríamos de la fogata y de contar historias de terror, algo que me daba un poco de miedo, pero lo haría por complacerlas a ellas y a mi guapísimo Axel, el hombre al que amaba.–Lore, está vibrando tu teléfono – Le avisé – Está aquí en la mesa.–Gracias Amaia, es mi mamá, ahora vuelvo, saldré a hablar con ella, aquí dentro no hay muy buena recepción.–Sí, claro – Le respondí.Lore salió a responder la llamada de su madre y la güera y Axel siguieron con lo suyo, pero eso, no duró mucho. Axel por supuesto quiso saber lo que pasaba con la güera y con su primo Sebastián y ya con Lore afuera de la cabaña, lo podía preguntar con toda libertad posible, ellos se sentaron a la mesa conmigo apenas terminaron con la cocina.Axel, me sentó en sus piernas, para poder abraz
Amaia Domínguez GarcíaMazamitla, Jalisco, México–Sí, mi amor – Axel me besó con mucha ternura – Te amo, Amaia ¿Se te ha pasado algo el dolor?–Sí amor, me duele, pero menos. Te amo Axel – Respondí.Ya el malestar había disminuido notablemente, pues esa curación que me había hecho de último momento, me sentía un poco más liberada, ya no estaba tan presionada por el dolor.–Se ven hermosos y divinos juntos – Nos dijo la güera – Con ustedes dos, es que compruebo que, el amor sí existe, por lo demás no tengo ninguna prueba.Axel y yo, le sonreímos a la güera. Claro que, el amor existía y Axel, me lo hacía sentir en cada momento y lugar cuando estábamos juntos. Era como si se detuviera el tiempo con nosotros dos, cómo si el mundo fuera solo un lugar para ambos, para soñar, para reír y para ser felices. Lo amaba mucho.Él y la güera sirvieron el café en unos termos, yo ayudé con las tazas y los bombones y luego salimos, para poner la leña para la fogata. Lo extraño de todo era que, no veí
Axel Vega LazcanoMazamitla, Jalisco, MéxicoBesé a Amaia con mucha ternura y amor, quería que, ella se relajara completamente en mis brazos, mientras le pasaba el miedo a la tormenta. La fui acariciando con mucha delicadeza, mientras nuestros besos, estaban encendiendo la temperatura, dando paso para que, yo le hiciera con mucho cariño, el amor a mi hermosa mujer.La estaba despojando de su ropa despacio, cuando sonó por primera vez, mi celular en la mesita de noche, que inoportuno el que estaba llamando justo ahora, no me podía detener, eso lo sabía de sobra.–Ahora no, Axel – Me suplicó ella, muy agitada – Necesito que, me hagas tuya, estoy que, ya no aguanto más.–Yo tampoco, preciosa – La seguí besando, sin ver ni quién me llamaba – Te amo Amaia, lo haremos muy lento, que no quiero lastimarte. Sí te duele algo o te sientes mal, me dices y me detendré.Yo anteponía su bienestar, y que se encontrara bien para poder iniciar algo, porque no la quería lastimar.–Sí mi amor, gracias Ax
Axel Vega LazcanoMazamitla, Jalisco, MéxicoSolté cuidadosamente a mi mujer, la acomodé en la almohada, la cubrí con las cobijas y me fui rápidamente a asear al servicio y a vestirme, para después ir a abrirle la puerta a mi hermana, no la pensaba recibir, así como estaba, desnudo.–Lore, ¿Qué pasó? Lo siento, estaba dormido y no te escuchaba – Le dije a mi hermana, apenas abrí la puerta – Pasa, por favor.Ella entró y estaba histérica, no podía parar de decirme las cosas a gritos, me dejaron mudo sus reclamos, que eran ciertos, por haber apagado el celular.–Axel, no me mientas – Me recriminó, llorando desconsolada – Sé que, estabas en lo tuyo con Amaia y está bien, pero no debiste apagar el celular. Por culpa de la perra de la güera, ha pasado una tragedia en el rancho. Y tú como siempre haces, te pierdes con una mujer y te vale madres, todo el mundo.–A mí no me digas eso Lore – La abracé para consolarla – Amaia no es una mujer, es mi reina y la última mujer que, quiero que esté a