PDV Elena. Tres días después me encontraba caminando descalza en la maravillosa gran sábana, un lugar mágico lleno de una energía transformadora, que me reconfortó desde el primer momento en que la pequeña avioneta de ocho pasajeros paso por el frente de la magnificencia hecha cascada. Esta belleza natural que tiene casi un kilómetro de altura lleva por nombre el Salto Ángel o el Kerepakupai Vená como lo llaman los pemones, la tribu indígena que ahí habita, sus diferentes caídas de agua descendían con cierta fuerza y a mí se me perdía la vista mientras veía caer el agua hasta el río que atravesaba la espesa selva llena de verdor y vida. Me alojé en la comunidad Uruyen la menos transitada, compartí el primer día con la comunidad me comí un pescado de rio asado dentro de una hoja de la planta de plátano con unas bolas de plátano deliciosas. Al siguiente día me fui a navegar el río Churúm, en un recorrido de aproximadamente dos horas, en medio de aguas rápidas y pr
Hassam. – Nooo – grite nuevamente despertándome de la pesadilla que me perseguía a menudo. – Su alteza, ¿se encuentra bien? – preguntó el médico que me cuidaba las veinticuatro horas del día. – ¿tuvo otra vez esa pesadilla? – Si – respondí a secas – ¿me traes agua por favor? – pedí para refrescar mi garganta seca. – Aquí tiene – dijo entregándome el vaso de cristal. – su alteza ha pasado diez días de su accidente, creo prudente llamar hoy a un psicólogo. – ¿Un psicólogo? Me pregunté para mí mismo, solo necesito saber de una psicóloga que está bien y a salvo. – Disculpe su alteza. – Nada, no estoy loco, solo que no todos los días alguien quiere matarte. – Dije cada vez más mal humorado. – Por supuesto que no está loco su alteza – insistió – No tiene que estar loco para que lo vea un psicólogo, cada vez se despierta más a menudo debido a esas pesadillas y no está descansando lo suficiente, solo el buen descanso hará que sus costillas se adh
Hassam. Todos alegaban que no necesitaba saber de nada más que no fuera mejorar mi salud. Podía entender que no me quisieran decir nada de Elena, porque para ellos este era el mejor momento para lograr su cometido; separarme de ella, pero había más personas involucradas ese catastrófico día; parte del equipo de seguridad estaban esperando fuera de la casa de Elena. Tampoco sabía que había sido de ellos debido al hermetismo. Una noche que llegó a visitarme, por fin se había apiadado de mí, luego de preguntar miles de veces. – ¿Como te sientes hermano? Preguntó al llegar. – Como un preso, quiero mi laptop, necesito trabajar, saber del mundo. – exclame frustrado. – El mundo sigue igual y tú necesitas recuperarte completamente. Hablé con Ahmad. – dijo sentándose en el sofá de piel color negro. Esa noticia hizo que despertara mi interés, quería pararme, pero ahí estaba con el yeso en el torso. Necesitaba saber si hizo lo que le pedí y ayudo a Elena, Ahmad
Hassam. Mi pierna se movía incontrolablemente, Sí, estaba nervioso, no estaba muy seguro de como mi moon me iba a recibir, solo repasaba en mi mente una y otra vez nuestra última conversación en la que me pedía que la dejara. – Calma hombre vas hacer temblar el avión de tanto que te mueves – bromeó Khalid. – ¿Y si no me quiere ver? – De que le gustará verte no me cabe la menor duda, Elena estaba devastada sin saber si estabas vivo o no, así que será un alivio para ella verte bien, si lo fue para mí estoy seguro que para ella también. Esta vez nos echaste un buen susto. Respiré profundo, no solo quería que se alegrará de saber que estoy vivo, quiero que me acepte de vuelta a su vida. – Ya sé que es lo que te preocupa, pero, ahí si no te puedo ayudar Hassam tú eres mi hermano, ¿lo sabes verdad? – lo miré expectante cuando me recordaba que me quería como un hermano lo siguiente que diría no me iba a gustar. – Hasta yo le insistí a Elena que se mudará del
Elena Desperté en mi choza con los primeros rayos del sol, me estiré sintiendo mi cuerpo extasiado y cansado, cuando me giré sobre mi cama para ver al causante de mi alegría, la cama estaba vacía, por un pequeño instante dudé, ¿sería que lo soñé? Me pregunté. No, definitivamente no había soñado él había regresado, había estado dentro de mí por el resto del día de ayer, imágenes de nosotros dentro del rio mientras succionaba mi pecho y me hacía suya vinieron a mi mente, y pasaron como en una película todos los lugares que ocupamos en la selva, mi espalda pegada en una inmensa roca fría mientras una de mis piernas se posaba en el hombro de Hassam y el saboreaba mi centro de placer. Mis manos aruñadas por aquel árbol mientras me aferraba fuerte al sentir la oleada de placer cuando mi amado inundaba mi cuerpo haciéndolo sonar con cada embestida. Y por supuesto, la mayor prueba de que si había estado con él, la tenía en mi mano izquierda, un hermoso anillo con una esmeralda b
Hassam. Mi amada moon me dejo sufriendo por dos días con su indecisión, finalmente volvimos a la casa de sus padres y me dispuse a pedir formalmente su mano en una cena organizada por la señora Adela. – Es muy de caballeros tu gesto muchacho, pero como veras mi hija es mayorcita ya tuvo una familia así que es ella quien debe aceptarte, yo solo te pido que seas capaz de protegerlos, porque no te vas a casar solo con Elena, también deberás respetar y amar a mis nietos, porque si alguno de ellos vuelve a tener si quiera un rasguño por tu culpa, conocerás mi lado Febres. Esas fueron las palabras del padre de Elena, ya habíamos tenido conversación similar cuando lo conocí, así que me esperaba algo como eso, por su puesto eso lo hablamos antes de la cena, porque ahí estaban Esteban y Paula, a quienes me alegré de verlos y sobre todo de ver su reacción de alegría al verme junto a su madre. La pequeña literalmente soltó la mano del papá y corrió a mis brazos, gesto que hizo
Hassam El mismo día que renuncié quise ir a hablar con mis padres, pero mentiría si digo que no me dolieron las palabras de mi tío, y más dejar el trabajo por el que tanto me preparé y esforcé, contra mi voluntad se me salieron unas lagrimas al estar en mi auto, ni porque había tomado mi porche carrera el cual me elevaba el ánimo me ayudo. Por lo que decidí irme a casa donde sabía que encontraría paz, al llegar me fui a la piscina donde me informaron estaban todos; los niños estaban dentro jugando con Luz y Khalid y mi hermosa moom estaba acostada tomando el sol en un bikini que me provocó quitárselo o rasgárselo para que nadie más la viera así de sexi. Aun cuando ambos teníamos lentes oscuros, Elena apenas me vio caminar hacia ella se levantó y se acercó a mí. – Vamos adentro – me pidió mientras tomaba mi mano y se ponía en cuclillas para darme un beso, que fue como un bálsamo para mí. – Ahora volvemos – informó – pórtense bien. Yo saludé brevemente y nos fui
Hassam Al día siguiente me tocaba la prueba más grande, ir a casa de mis padres. Así que como al mal paso darle rápido luego del desayuno deje a Elena y los niños jugando en la playa privada con la promesa de vernos en el museo nacional dentro para mediodía. Conociendo a mi padre no iba a alargar mucho esa conversación, lo que no me espere fue que fuera tan corta. Apenas pase al castillo mi madre como siempre estaba en la puerta esperándome. – Madre. – Oh mi niño, gracias a Alah que volviese, Hassam te he extrañado mucho – me abrazaba fuerte y sus lágrimas mojaban mi disdasha blanca. – Está bien mamá, estoy bien– la separe de mi para limpiar sus mejillas – las mujeres guapas como tú no lloran. – No seas adulador en este momento, tu padre está furioso, tu tío llamó diciendo que renunciaste a tu cargo. – Ya veo que no me dejaron dar la primicia – dije pasando finalmente a la sala de estar. – Van a llamar a un consejo para designar a tu sustitu