PDV. Elena
– ¿Le cortaste el teléfono El? – grito Luz detrás de mí.
– Ay hija yo no te crie con esa educación, además no dices que es como un jeque, ¿y si te mete presa? – agrego mi madre.
– Esto es lo que me faltaba, ¿a la única que le parece que esto es una invasión de privacidad es a mí?
– Yo lo que veo es que ahora tenemos una mucama que nos ayude, esto se está empezando a parecer a unas vacaciones, no tendré que cocinar ni ayudar a limpiar – Dijo Luz riendo y haciéndome muecas con la cara.
– Y como dicen en la escuela, opino lo mismo que dice mi compañera – Replica mi madre.
Ambas sueltan las carcajadas mientras yo aguanto la risa c
PDV. Elena. El gran día llegó, opte por una falda de cuero en forma de tubo color verde oscuro, cuidándome de que el largo alcanzara mis rodillas para cumplir con las reglas de vestimenta, una camisa manga larga de seda color crema y unos tacones nude de tacón de aguja, no muy altos, mi cabello secado de peluquería con unas ondas suave en las puntas y el maquillaje en tonos tierra con un complemento que me convenció Luz de usar, unas pestañas postizas que hacían ver mis ojos más grandes. Llegue a la oficina a las cuatro para familiarizarme con la pantalla gigante que dispusimos en la sala de la recepción y la presentación que iba a dar. Me alegró saber que Amira pensó en todo, hasta en los niños, los cuales estaban en uno de los salones con unos recreadores para mantenerlos ocupados, no solo los míos sino también a unos sobrinos de ella. Así estarían entretenidos mientras los adultos nos ocupábam
PDV. Elena. Al entrar a la oficina de Hassam, en su mesa redonda para reuniones, estaban su majestad el Sultán Nasser, un hombre joven robusto sentado a su derecha, mi hijo Esteban hablando con él entre árabe e inglés y mi madre con cara de boba cargando a Paula. Era una imagen sub real. – Míster N. – me corregí rápido– Perdón su majestad, que sorpresa, que alegría que haya venido – rápidamente hice una reverencia, antes de tomar a Paula de los brazos de mi mamá. – Elena, quiero felicitarla ha dado un discurso excelente de apertura a este proyecto, le deseamos mucho éxito – dijo con una sonrisa. El hombre del lado se puso de pie, lo que llamo mi atención, y pude notar un cierto parecido e
PDV. Hassam El miércoles me llamo Khalid. – Hermano discúlpame por no poder llegar a la inauguración nos agarró una tormenta de arena y se retrasó el vuelo, pero ya estoy aquí y está noche te invito al Grand Place para que brindemos por tu nuevo éxito. – Que amigo el que me gasto yo – le reprendo en broma – Hoy no puedo, mañana tengo reunión temprano, mejor vayamos mañana. Hablando de otra cosa, ¿recuerdas el programa que me descargaste para ver la ubicación de los teléfonos? – Si claro, ¿nunca lo has utilizado? – La verdad no, déjame llegar a mi ordenador y me explicas para activarlo. – A quien necesitas rastrear, si quieres te ayudo. – Ni te preocupes, es por si acaso lo llegase a necesitar. – Por cierto, vi los titulares, esa socia t
PDV. Hassam. Inició un Reguetón latino y mi miembro se quería salir de solo ver cómo Elena levantaba los brazos y movía todo su cuerpo al son de la pegajosa música, entre las hermanas se reían y ella lucía incluso más joven, aunque no aparenta su edad en condiciones normales. Y me dio ganas de ofrecerle más risas como esas, llenarle su vida de momentos como ese conmigo al lado. Un codazo de Khalid me despertó de mis deseos demasiado románticos. – Pero viste como mueve el cu...– grito emocionado Khalid y le interrumpí. – El cuerpo, si lo estoy viendo. – Si eso era justamente lo que iba a decir – dijo con una risa estruendosa. Al terminar la música Aston se alejó
PDV. Elena Inicie la semana investigando sobre la empresa que íbamos a visitar en el Emirato. Amira me informó que ella también vendría al viaje, lo que me contentó. – Me encanta, así podrás estar presente en todo y aprender de esta parte – le dije sinceramente. – Gracias por siempre estar dispuesta a enseñarme Elena, yo estoy feliz, gracias a Hassam y su apoyo al sacarme de tener una vida aburrida esperando en casa a un hombre que se comprometa conmigo – me confesó.Nos abrazamos y continuamos con los detalles del viaje. – ¿Viste que nos enviaron pasajes de primera clase en Fly Emirates? Además de unas suites en el Sheraton de la capital. Este señor se está luciendo con atenciones &ndas
PDV. Hassam Este nuevo descubrimiento que hice, cambia las cosas a mi favor; ahora decidí estar más cerca de Elena, el gringo que se joda, que siga tirándose a la jefa de recursos humanos, no se le puede negar que tiene buen gusto en materia de mujeres. Por lo pronto me emociona que vaya a viajar con mi moon. Recuerdo nuestra pequeña discusión en su oficina, como se enfureció cuando le dije que le iba reembolsar los gastos a Rawad, lo que realmente me provocaba era callarla con un beso a esos labios tan grandes y provocativos que tiene, es tan sexi que me costaba concentrarme en lo que me decía, al saber que estábamos cerrados en su oficina y con esa vista al mar lo que me imaginaba era tenerla volteada sobre el escritorio comiéndole su centro de placer. Mentiría si digo que no estoy emocionado por nuestro primer viaje, lo ún
PDV. Elena Nos reímos con su comentario de las compras hasta que Hassam se acercó, así como un grupo de seis hombres indicando que era hora de embarcar. – Cuando viajamos es otro protocolo de seguridad, por esos ves tantos guardaespaldas, ya te acostumbraras a ellos. – me dijo guiñándome el ojo. Caminamos y nos subimos a una Rand Rover con el interior dispuesto tipo limosina con seis puestos y nos siguieron dos más hasta la puerta del avión, un jet color blanco con cuatro líneas curvas gris plomo. Subí detrás de Amira y me quedé encantada primero con el olor a cuero que impregno mi sentido del olfato, luego miré las cuatro butacas individuales que nos recibía eran amplias de color gris claro, luego unas cuatro butacas separadas por una mesa y al lado un mueble color marrón claro, todo pulcro y brillante, más adelante estaba la puerta del b
PDV. Elena. Me extraño su pregunta y creo que para variar mi cara lo reflejo. – Si me gustan, la prueba de ello es que estoy aquí, en un balcón a cincuenta y dos pisos del piso – dije sonreída señalando el lugar donde estabamos. – Buen punto – dijo guiñándome el ojo. Y yo pensando, será la ropa que lo hace ahora estar tan coqueto. – ¿Te quieres lanzar en paracaídas? – su sonrisa se hizo más grande y supe que esa es la sorpresa. Me reí a carcajadas. – ¿Eso es un sí? – preguntó emocionado. – Si te soy sincera, si me encantaría, pero no puedo. Me miró expectante y sin entender como dije si y no en la misma frase. – ¿Por qué no puedes? ¿Tienes algún proble