El Sirviente del Diablo
El Sirviente del Diablo
Por: Mk
Pt. 1

—Alicia— Llamó el hombre por el intercomunicador, su voz salió tosca, pareciera estar enojado. —Agarra tus cosas, estas despedida— Si, Kaden Warrick estaba más que enojado, estaba furioso, aunque bueno, él no era un hombre de buen humor de todas formas y toda persona que lo rodeaba, y la que no lo hacia, lo sabía. Warrick era un hombre difícil con el cual tratar, ya que era: Exigente, cruel, arrogante, mal humorado, orgulloso, mandón, soberbio... y en fin, había mucho más, todas las malas características las tenía él. 

—Per-

—Antes de que te vayas, busca a alguien realmente eficaz para remplazarte, y que empiece hoy mismo, dentro de media hora— Warrick finalizó, y por supuesto su secretaria no hizo ningún tipo de escandalo, sería estúpido de su parte ya que no volvería encontrar trabajo por el resto de su vida. Desquitarse o insultar a Kaden Warrick era algo que nunca debería de pasar, ya sea si el motivo era grave o no. Y los que se atrevieron, solo había sido uno, terminó sepultado en el abismo, es decir, aquel tipo simplemente desapareció y Warrick había dicho eso como en respuesta. El hecho fue olvidado por completo.

Warrick prosiguió con el trabajo, él tenía tres carpetas por leer y algunos cosas que firmar. Era y es un hombre capaz e inteligente, para nada estaba en aprietos, además era su propio jefe. Y más allá de todo esto, Warrick era más que un hombre mandón o sin alma, claro no se iba a decir que en lo más profundo de su corazón, si es que lo tenía, se hallaba un ser bondadoso y gentil. No. Kaden Warrick tenía características a su favor, una de ellas era que él solía ser justo con respectó a las acciones de las personas, era como si realmente él eligiera si iban al infierno o no, y para la sorpresa de muchos, era justo, mientras no se metieran con él y estaba de buenas... Otra, característica buena suya era... uh, ¿Qué era muy apuesto? Si, bien, el hombre era como un maldito dios griego, todo estaba en su lugar muy correctamente. ¡Por los mismos infiernos! Él era caliente por donde se lo mirase; Tenía un cuerpo en forma, músculos correctos en su lugar, nada exagerado, solo lo correcto; También era alto, alcanzaba los 1,90m. Sin duda él era todo un casanova, alguien que claramente no dormía con la misma persona dos veces, amenos que de que el sexo haya sido muy bueno, o de se tratase de sus secretarias -pues las tenías a mano por así decirlo-, y tampoco dejaba que nadie se quedase a dormir en su mansión, no al menos en una de ellas.

El tiempo paso rápido, y cuando Warrick volvió a hacer uso del intercomunicador dio con una persona totalmente nueva, se trataba de una chica que sonaba ser mucho más mayor que la reciente despedida. 

—Ven a mi oficina a buscar las carpetas— Él nunca esperaba a las respuestas, era un hombre ocupado que no tenía tiempo que perder, mucho menos con sus empleados, a menos que sean negocios importantes.

La puerta se escuchó, un adelante de parte de Warrick y esta se abrió, dejando ver a una mujer de unos treinta y tres años. Ella no era nada fea, era una mujer elegante y guapa, mujer que no evitó sonrojarse a penas sus ojos se toparon con su nuevo jefe. Pero mantuvo el semblante serio.

Warrick en cambió ya estaba rodeando su escritorio y recargándose en este, ofreció su mano, la mujer inmediatamente aceptó. Y ya saben, ocurrió lo que siempre ocurría cuando había una secretaria nueva, o que simplemente ocurría cuando Warrick quería un polvo rápido.

No hubo interrupciones, y habían dos motivos para ello; La primera era que ningún empleado tenía el valor suficiente para interrumpir lo que obviamente estaba ocurriendo ahí dentro; La segunda era más simple, la mayoría, el 90%, de los empleados eran eficaces en su trabajo. Entonces el hombre se encargó de la mujer, y se encargó bastante bien, los gemidos lo decían todo.

... Luego de algunos minutos y de que todo volviese a estar nuevamente en frío, Warrick dejó su oficina, y todo en él se veía inmaculado, como si no hubiera estando follando a nadie sobre su escritorio. En fin, él tenía una reunión ahora y fuera de su empresa, cosa que no le importaba aunque tuviese que hacer el trabajo de ir. De todas formas le agradaba la idea de salir de la empresa, él no era un hombre que le gustase estar en un solo lugar por horas, le resultaba sumamente aburrido.

—¿A dónde nos dirigimos señor?— Preguntó su chofer.

Warrick le respondió secamente mientras atendía una llamada. El automóvil se puso en marcha poco después, y para la suerte del tenso chofer el lugar escuchado no quedaba a más de quince minutos. Se dirigían a un famosísimo restaurante de Mánchester con dos estrellas Michelin, uno claramente elegante y que no cualquiera era bienvenido, a menos que contase con el dinero suficiente y más.

Y como era esperado, en poco tiempo el mercedes negro ya estaba aparcando. Warrick bajó de su automóvil y sin más caminó hacia el restaurante, al estará ya adentro fue rápido en dar con las personas que tenía que reunirse, ya que estos, cada unos de ellos, vestía de traje. Warrick sabía que era para impresionarlo, no lo hizo en lo absoluto, solo les hizo ver más ridículos. Pero él no iba a ser tan rudo, vamos, estaban en medio de una negociación importante, era lo normal y lógico. 

Aun así, a Warrick no le importaba nada, ni siquiera lo que estaban diciendo esos tipos. Volvió a estar de humor, un poco, después de todo...

—No va a ver ningún trato— Les hizo saber Kaden, y entonces los tipos se mantuvieron callados y ya estaba sudando frío. Era gracioso, al menos para él. Y bien, ¿Se había tomado las molestias de ir hasta el lugar para decirles aquello? Por supuesto, Warrick quería ser espectador en primera fila de las expresiones de desilusión en el rostro de esas personas sin valor. Le divertía ver a alguien perder todas las esperanzas de un momento a otro, porque desde luego sabía de antemano que citar a estos hombres les había dado esperanzas. Agregó:—Pueden irse ya, planeó almorzar en silencio— 

Obedientemente, los tres hombres se pusieron de pie, pero ellos no se fueron sin antes inclinarse levemente en modo de saludo muy respetuoso. 

Y no hubo más, Warrick solo recuperó su buen humor, un poco, y almorzó de manera tranquila, sin llantos a su alrededor o miradas vidriosas. Sabía muy bien que esos tipos ahora mismo estaban llorando, podría ser exagerado, pero así era en el mundo de las corporaciones. Lo hacías mal solo una vez, y podría costarte tu futuro, y todo empeoraba si es que Warrick estaba en el medio. Y el siempre lo estaba.

Su celular vibró, este estaba sobre la mesa por lo que el número se vía, pero no reconoció el número y fue de inmediato que supo que se trataba de una mujer buscando una noche de sexo. Siempre era lo mismo, y joder, a él no le molestaba en lo absoluto. Solo se le facilitaba lo ya le resultaba fácil. 

—Nos vemos ahí— Warrick colgó, siempre lo hacia, decía lo que tenía que decir y era el fin de todo, en ocasiones, aquello era literalmente hablando.

...

El cielo ya se encontraba oscuro para cuando Warrick salió del hotel, había tenido algunas horas bastante entretenidas y lujuriosas, puesto que la mujer que le había llamado no estaba sola, ella estaba esperando a Warrick junto a su hermana. Y bien, nadie tuvo problema con ello, mucho menos Kaden. Él aceptó muy gustoso el trio, de todos modos no era la primera vez en hacer uno, y digamos que él había con muchas más personas. Solía montarse orgias, y estas duraban por horas. Su deseo sexual parecía no ser de este mundo, era sobrenatural, parecía nunca cansarse o sentirse satisfecho, simplemente siempre se quedaba con ganas de más.

Kaden Warrick podría tener sexo por largar horas, hasta días, ¡Infiernos! No era ninguna broma exagerada. 

Pero lamentablemente para él, los humanos eran débiles y fáciles de complacer. No podían seguirle el ritmo, quedándose agotados tras dos rondas, o incluso una, de sexo rudo. Aun así Kaden prefería esto a que volver al averno, allá todo era monótono y extremadamente aburrido. Al menos en aquí en el mundo de los humanos podía encontrar diversión, y era mucho más satisfactorio el sufrimiento de estos seres motales.

... Oh claro, había que aclarar que Kaden Warrick era el gobernante del averno, si, era el diablo personificado y de carne y huesos. Algo increíble y estúpidamente ridículo de creer, pero así estaba siendo. Él, Lucifer, o como quieran llamarlo, había dejado su trono en el infierno, ya saben el motivo. Aunque prácticamente se había ido sin decirle a nadie, en pocas palabras, Kaden huyo de su hogar.

—Espérame aquí— Le dijo Kaden a su chofer mientras sacaba la cajita de cigarrillos dentro de su saco, y comenzó a caminar. La noche era agradable, esto era una de las cosas que a Warrick le gustaba de estar con los mortales, tenían una agradable vista del cielo, con estrellas y una luna. Su mundo no tenía estas cosas, solo un cielo oscuro las veinticuatro horas, aunque allá no tampoco hay horario, en fin, los mundos eran diferente. En el infierno todo era gris y apagado, demasiado frío, y aquello era gracioso, ya que cuando Kaden supo que los mortales pesaban que el infierno eran solo llamas y calor insoportable, rió, se burló de ellos por lo estúpidos que eran.

Warrick siguió caminando, pasando de largo por un callejón sin salida, no dándole importancia a la persona que lo había visto con mal interés. Pero Warrick no ignoró un ruido, lo que al parecer era el sonido que hacia un arma de fuego cuando el seguro estaba siendo retirado. Sonrió, y se detuvo, esto sería divertido, y ahora ya saben a lo que se refería con diversión. En el infierno no se topaba con situaciones como estas, todos ahí ya estaban vagando por la eternidad, demasiados ocupados sufriendo.

—Detente y dame todo lo que tienes, no durare en disparar si no hacer lo que te digo— Dijo el tipo mientras apuntaba a la cabeza del diablo, claro no sabía que lo era. Idiota. —Date la vuelta, rápido— El vil ladrón comenzó a caminar hacia adelante, alcanzando a su victima.

Warrick fue obediente, se dio la vuelta y su sonrisa no concordaba con la situación, claro confundió al ladrón. Comenzó a caminar, y no se detuvo hasta que acorraló al ladrón en el callejón. Le dijo, —¿Qué ocurre? Pensé que estaban asaltándome—

Claro, el ladrón volvió en sí, pero por alguna razón ya estaba sudando frío y se sentía tan nervioso, como si estuviera a punto de morir. Cosa que no era lógico, puesto que era él el que tenía un arma en su mano. Comenzó a temblar, aun así no dio el brazo a torcer.

—¡N-no te muevas, dame tu billetera!— Su voz estaba fallando.

Warrick sonrió aun más, dándole otra calada a su cigarrillo muy tranquilamente... —¿Qué te gustaría que le haga a tu alma?— Dejó ir en humo de sus pulmones, —Vamos, estoy dándote la oportunidad, y no se la doy a todos— Vaya, Kaden estaba siendo "bueno", era eso o solo estaba mintiendo. Lo último era lo más valido. —¿Y bien?—

El ladrón lo empujó, y tomó su arma con mucha más fuerza, iba a disparar en cualquier momento. —¿¡No estas escuchándome!? Voy a matarte maldito bastardo—

Algo se escuchó de fondo.

Warrick recibió un disparo, luego otro, y cuando el cargador se quedo sin balas, el silencio se hizo presente por unos largos segundos. Warrick tiró la colilla al piso y lo pisó de manera tranquila, y a sus pies cayó el arma, luego el tipo.

—N-no es posible.. qu-que- Este retrocedió, todo su cuerpo estaba temblado, el sudor cayo en formas de gotas por su frente. El miedo estaba escrito en su rostro, y luego el horror. —¡Ah-

Warrick tomó al tipo del cuello y lo estranguló, fue lento al principio, ya que le gustaba ver a las personas agonizar primero; Luego de un minuto o tal vez un poco más, convirtió rápidamente el cuerpo en cenizas, haciéndolo desaparecer al tipo de la faz de la tierra. Mandando su alma directo al infierno. 

Kaden se sacudió las manos, no quería tener restos de alguien encima suyo, y se dio la vuelta cuando ya no tenía nada más que hacer. Pero sus piernas se detuvieron, delante suyo, a solo pasos, había un chico tirando en el piso viéndole con terror abismal. Joder. Había sido visto. Pero bien, no importaba, solo tenía que matar al chico y todo se resolvía. 

—¡Ahhhh!— Luego de aquel doloroso grito, el chico desconocido se desmayó.

Y hey, Kaden aun no había hecho nada. Como sea, facilitaba las cosas. Él se acercó al chico en el piso y puso su mano en su pecho, Kaden sonrió, el corazón de este chico latía como si huera corrido una maratón, y dejando aquello de lado, Kaden prosiguió, quemaría el cuerpo de este chico por dentro. Comenzó.

Nada ocurrio...

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