Capítulo 39El silencio que todo lo consume.Leonard se encontraba sentado en el sofá del salón, con las manos sobre sus rodillas, la cabeza baja y los ojos fijos en el suelo. No había nada en ese espacio que lograra captar su atención; solo la frialdad del entorno lo rodeaba, una frialdad que lo calaba hasta los huesos. El sonido del tic-tac de un reloj invisible en algún rincón parecía más presente que nunca, como si el tiempo se estuviera riendo de su dolor, burlándose de la irreversibilidad de todo lo que acababa de suceder.Alessia lo observaba desde la puerta, donde la luz de la entrada no conseguía alcanzar los rincones más oscuros de su ser. Había algo en su mirada que ya no brillaba, algo que se había roto y que ni siquiera el dolor de la pérdida parecía poder remendar. Se acercó lentamente, sin prisas, pero sin detenerse. Algo en su interior le pedía que no lo dejara solo. Pero su corazón estaba tan agotado que, incluso acercándose, no sabía si sería capaz de decir una so
Capítulo 40 El Último Acto.El aire pesado del campo santo se llenó de una tensión palpable. Las campanas siguieron sonando en la distancia, pero para Leonard, cada repique era un eco que lo golpeaba con mayor fuerza. Sus ojos seguían la figura de Alessia mientras ella se alejaba lentamente del ataúd de su padre, con la misma elegancia implacable que la había caracterizado siempre, pero ahora, con una quietud en su rostro que reflejaba una dolorosa resolución.La luz tenue de la tarde caía sobre ella, dándole un brillo etéreo, como si fuera una aparición, una presencia que ya no se podía tocar, que ya no formaba parte de su mundo. Su vestido negro, apenas dejaba ver el movimiento delicado de su figura al caminar.Leonard no sabía cuánto tiempo había pasado desde que ella se había detenido junto al ataúd de su padre. Su mente seguía envuelta en un manto de confusión, de remordimientos que no lograban formarse en palabras. La figura de Camila a su lado era apenas una sombra más en t
Capítulo 41Las cicatrices del pasado.El tiempo había pasado, pero el dolor persistía en el pecho de Leonard como un peso que nunca terminaba de ceder. Durante más de un año, había esperado que Alessia regresara. Cada día era una promesa rota, una esperanza traicionada, y, sin embargo, él no había dejado de esperarla.Se había convencido a sí mismo de que, en algún momento, ella lo buscaría. Lo haría, como siempre lo había hecho, porque sabía que el amor entre ellos aún existía, aunque él no lo dijera en voz alta. Pero la llamada nunca llegó. Ningún mensaje, ninguna carta, nada. Solo el vacío profundo y las horas interminables que pasaba sin ella.A veces, cuando el sol comenzaba a ponerse y el cielo tomaba ese tono dorado que tanto le recordaba a los momentos felices con Alessia, Leonard se sentaba en la terraza de su casa, mirando el horizonte, intentando encontrar respuestas donde no las había.A pesar de todo, algo dentro de él seguía creyendo que, en algún rincón de su alma, Al
Capítulo 42Rivalidad.Por un momento, los ojos de Alessia se encontraron con los de Anthony. Y aunque no dijo nada, algo en su mirada era clara: "Esto no fue sólo tu error. Lo fue nuestro". Pero al final, no tenía fuerzas para seguir culpándose por lo que pasó.Anthony había destruido su vida y ahí estaba, como si el pasado no hubiera pasado. Ver como él fijaba su atención en la pequeña Lizzy, era algo que le revolvía el estómago. —No le he hablado de ti. —respondió con voz calmada, pero cortante, mirando a Anthony con seriedad—. Creo que no es necesario.Anthony se acercó, aparentemente comprendiendo la indirecta, pero una leve tristeza cruzó por su rostro. La conexión entre ellos, esa que alguna vez existió, parecía haberse desvanecido para siempre. A Alessia le parecía un extraño, no el hombre que conoció ni el que una vez amó.Pero él, no había regresado por casualidad. Estaba allí con el único propósito de recuperar a la única mujer con la que había tenido esa conexión tan ine
Capítulo 43La Sombra del Pasado.La oficina de Alessia estaba sumida en un ritmo frenético, pero ella ya no lo sentía. Las horas se deslizaban sin que su mente lograra enfocarse por completo en lo que hacía.Todo en ella estaba inquieto, acelerado, especialmente desde que Leonard había aparecido en la reunión de ayer. La forma en que había dicho su nombre, con esa familiaridad aterradora… la mirada que había fijado en ella.Aunque se esforzaba en mantener la compostura, había algo dentro de ella que se agitaba, como si la tormenta que había intentado acallar durante años estuviera comenzando a desbordarse.De repente, la alarma de su celular la sacó de sus pensamientos. Era la hora de recoger a Lizzy del colegio.Se levantó rápidamente, ajustándose el blazer y recogiendo su bolso. Su respiración se aceleró al imaginar el rostro de su hija, como siempre, esperando su llegada con esa sonrisa inmensa que le quitaba cualquier pesadilla de la cabeza. La pequeña Lizzy era su ancla, su raz
Capítulo 44Ni un solo minuto. Don Ricardo se detuvo justo en el centro de la oficina, mirando a su hija Alessia una mezcla extraña de incomodidad y algo más que no pudo identificar. Sus ojos se deslizaban por ella, como si quisiera decir algo, pero no sabía cómo.Alessia lo observó con desdén, su mirada fija en el rostro arrugado de su padre, mientras sus pensamientos se mezclaban, cada uno empujando al otro en su mente. ¿Qué podía tener que decirle ahora? Después de todo lo que había sucedido, ¿qué podía esperar él de ella? Finalmente, después de un largo silencio, Don Ricardo habló de nuevo, su voz más suave, pero aún cargada de una sombra de arrepentimiento que Alessia no pudo identificar.—Vine… vine a pedirte perdón, hija. Alessia dio un paso atrás, como si su cuerpo mismo tratara de alejarse de las palabras que acababan de salir de la boca de su padre.¿Perdón?—¿Perdón? —repitió, esta vez con sarcasmo—. ¿Perdón por qué? ¿Por el daño que me hiciste? ¿Por el desprecio con el
Capítulo 45Un peligroso reencuentro. Leonard la miró con intensidad, sus ojos oscuros reflejaban una determinación que Alessia conocía demasiado bien. Sin embargo, ella no se permitiría caer en la trampa de sus palabras, ni en el magnetismo de su presencia.—Es tarde, Leonard. Debes irte —insistió. —Lo sé —respondó con voz grave—. Pero no quiero hacerlo. No quiero perder ni un solo minuto más lejos de ustedes.Alessia cruzó los brazos sobre su pecho, tratando de contener la oleada de emociones que amenazaba con desbordarse. Su corazón latía con fuerza, pero su razón gritaba más alto.—No confundas las cosas, Leonard —su voz era firme, casi cortante—. Esta cena fue por Lizzy, nada más. No hay un "nosotros" y nunca lo habrá.Leonard apretó la mandíbula. Dio un paso hacia ella, reduciendo la distancia entre ambos.—Dices eso, pero yo sé que sientes algo, Alessia.Ella cerró los ojos por un instante, aspirando ese exquisito aroma de su perfume, pero a su vez, obligándose a no ceder. Cu
Capítulo 46Duras confrontaciones. Leonard estaba sentado en su oficina, los codos apoyados sobre el escritorio y las manos entrelazadas frente a su boca. Sus ojos se tornaron oscuros, usualmente fríos y calculadores, ardían con una mezcla de frustración y rabia contenida.Había pasado más de veinticuatro horas desde que perdió el rastro de Alessia y Lizzy, y la incertidumbre lo carcomía por dentro.Se giró abruptamente hacia Iván, su hombre de confianza, quien se mantenía firme, pero nervioso, al otro lado del escritorio.—Dime que las encontraste —gruñó Leonard con voz grave, sus dedos tamborileando contra la madera con impaciencia.Iván tragó saliva antes de responder.—No, señor. Hemos revisado aeropuertos, estaciones, hoteles… Nadie tiene registro de ellas. Es como si hubieran desaparecido.El golpe resonó por toda la oficina cuando Leonard lanzó los papeles y la laptop al suelo con un violento manotazo. Su mandíbula se tensó, y sus músculos se contrajeron con furia contenida.—