¿Cómo se le explicaba a una niña pequeña lo que sucedió entre Megan y Albert?, ¿el encuentro íntimo que tuvo ella con un desconocido, quien nunca supo de la existencia de su propia hija?Por más que Megan lo pensaba, no había manera de decirlo, por lo menos no en ese momento.—No, no, no, cielo, no digas eso, tu papi nunca se olvidaría de ti, yo… Ya te lo dije, todo fue una confusión… — Explicó Megan con toda la dulzura del mundo, al tiempo que veía como los ojos de April se cristalizaban.—Pero él no nos buscó, mamá… — Gimió April haciendo un puchero. — Y cuando volvió, tampoco me dijo que era mi papá de verdad, ¿por qué?, ¿no nos quería? — La niña se abalanzó en el cuello de Megan, abrazándola con fuerza y escondiendo el rostro en su hombro, se escuchaba a April hipar.—No, April, por favor no pienses eso… — Megan la abrazó, sintiendo como se le quebraba el alma con cada estremecimiento de la niña que lloraba en su hombro.Mientras que Albert contemplaba con el corazón roto,
—¿Tan malo así fue? — Isabella dio un paso hacia adelante con evidente preocupación. — ¡Por Dios! Albert, ¿acaso Rosalyn te acosó?, ¿intentó hacerte algo?—No, fuera de crear el chisme de que estábamos por comprometernos, pero sí intentó atacar a Megan. — Aclaró Albert, dejando a sus padres pasmados por la sorpresa. — Afortunadamente, nada malo sucedió y aproveché la entrevista para aclararlo todo, inclusive me tomé la libertad de poner un par de demandas en su contra y hacerlas públicas, para que no vuelva a acercarse.—Lo lamento mucho, Albert, de haberlo sabido… — Intentó disculparse Isabella, cuando Máximo se adelantó, posando una mano sobre el hombro de Albert, mirándolo fijo, él veía bastante avergonzado.—Albert… Nuestra intención nunca fue crearte tal molestia, solo te arreglamos una cita porque tu situación nos preocupaba, ¿entiendes? — Aclaró Máximo. Albert asintió. — Hablaré con los padres de Rosalyn directamente, ellos sabrán ponerla a raya… Será lo mejor para mante
—Así fue, hace mucho tiempo… El día de la fiesta en que nos conocimos, hace cinco años… — Comenzó Megan, dirigiendo una mirada insegura a Albert. — Gianfranco me invitó como su acompañante, llevábamos apenas unos tres meses saliendo… Lo conocí en la empresa en la que trabajaba, también era mi jefe… Megan se detuvo, la voz le temblaba, había duda en su mirada y expresión, sin embargo, ella ya se había propuesto desde hacía mucho en contar todo.—Albert, cuando me dijiste que me habías estado buscando durante todo este tiempo, yo pensé… Pensé que me buscabas precisamente por petición de Gianfranco. — Soltó Megan repentinamente.—¿Qué?—El día de la fiesta, Gianfranco fue precisamente con la intención de conocerte, era un nuevo inversionista en esa empresa y su deseo era acercarse a ti, hacer amistad, colarse entre la crema y nata de la sociedad, los más poderosos… Pensé que lo había logrado y que te había inventado alguna mentira sobre mí, para luego pedirte que usarás el poder
Rosalyn corrió llena de ansiedad, apenas su sirvienta de mayor confianza le informó que había recibido la visita de un caballero elegante y bastante atractivo.Ella de inmediato dedujo que se trataba de Albert, quien ya se debía haber dado cuenta de su error y había regresado para suplicar su perdón.Con la emoción brillando en la mirada y una sonrisa ladeada de autosuficiencia y satisfacción, Rosalyn abrió de golpe la puerta de ese salón.Sin embargo, la visita no era lo que esperaba.En efecto, se trataba de un hombre muy atractivo, alto, de espalda ancha, rubio, de rasgos masculinos y marcados, mirada oscura y peligrosa, aunque no tenía el porte tan elegante de Albert, bien podía pasar por un caballero bastante decente.Rosalyn lo detalló en silencio por un instante, el hombre la veía con curiosidad y parecía haber descifrado en ella, el gesto de decepción que Rosalyn le mostró apenas lo vio.—Buenas tardes, señorita Harrington. — El hombre se inclinó ligeramente en forma de
Megan hablaba por teléfono con su hermana, hacía mucho tiempo que no la llamaba y se sintió muy culpable, pues toda su familia estaba muy preocupada.Sin embargo, todas las buenas noticias que les dio Megan, les hicieron olvidar a su familia los reproches por no llamar.Con gran emoción, Megan les contó que se había encontrado con el padre de April y aunque fue muy difícil de explicar la situación y casi que no le creen lo sucedido, su familia celebró el feliz giró que su vida había dado.—¡Albert Collins! ¡El heredero más cotizado del país! ¡Es que todavía no me lo creo, cuánta suerte tienes! — Voceo Melanie, su hermana.—No tienes ni idea… — Suspiró Megan. — Pero no por el apellido, ni el dinero, Albert es… Es… Él es increíble, todo lo que soñé, un caballero, amable, amoroso, honesto…—Wow… Lo amas, se nota… — Afirmó su hermana.—Mucho…—¿Y April?, debe estar muy feliz de haber encontrado a su padre…—Es… Es complicado… — Musitó Megan pensativa. — Ella está confundida,
—¿Dayana?, no puede ser… — Comentó Albert incrédulo. — Ella era la antigua jefa de la empresa, no le hubiera convenido que quebrara, además, ha demostrado ser muy diligente, responsable y trabajadora…—No la conoces, Albert… — Lo interrumpió Megan.—¿Qué?—Quizás el plan no es que las empresas de tu familia quiebre, porque a pesar de la fuga de inversionistas, hasta donde sé, ninguna de sus empresas ha estado en peligro de quebrar… No lo sé, aún no entiendo las razones de esas personas. — Megan se encogió de hombros. — Pero de lo que estoy segura, es que no conoces a Dayana, esa mujer es… Es horrible, cruel y malvada…—¿Qué dices? — Albert dio un paso hacia adelante, confundido.—Desde que llegué a la empresa, ella me estuvo amedrentando, me insultó, me amenazó, intentó mil maneras de deshacerse de mí y tiene a muchos empleados de su lado, porque usa su poder y sé que a la mayoría los amenaza…—No puede ser, yo… Yo nunca lo vi… — Murmuró, Albert, perplejo.—Porque frent
—April, hija… — Megan se separó de la niña, una vez estuvieron a solas en su habitación, April ya estaba derramando lágrimas. — Cariño, por favor, pensé que tú querías que Albert fuese tu padre…—Sí, pero, pero, porque… Pensé que era bueno… Y él no… — Comenzó a gimotear la niña.—¿Cómo no?, claro que es muy bueno, él te quiere… Nos quiere a las dos… — Le murmuró Megan.—Mami, tú dijiste que… Él… Él se fue a trabajar… Y algo malo le pasó… Por eso no vino más… Pero no tenía nada malo… No vino a buscarnos… Y después se olvidó de nosotras… — Comenzó a explicar April, derramando otro torrente de lágrimas.Megan volvió a abrazarla, recordando la piadosa mentira que le había dicho a la niña sobre su padre, ella lo había hecho pensando que nunca en la vida, ninguna de las dos sabrían de ese hombre.Jamás se hubiera imaginado la jugada que le tenía el destino.—No hija… Déjame explicarte… — Intentó solucionar Megan, cerrando los ojos con fuerza, pensando desesperadamente qué decirle
Al volver a la ciudad, April se quedó maravillada con el enorme edificio al que arribaron, subieron hasta el último piso, en dónde las esperaba un gigantesco y lujoso apartamento.Allí fueron recibidas por un gran grupo de empleados, entre el servicio y más escoltas, todos inclinados en reverencia hacia su nueva señora y damita.Albert las presentó, Megan y April tenían sus bocas abiertas, pues aunque ya habían visto el lujo y la opulencia en la mansión de los padres de Albert, ellas no esperaban vivir en un palacio como ese.Sobre todo cuando estaban acostumbradas a ese pequeño apartamento, que parecía ser más chico que la sala de Albert.El personal se retiró volviendo a sus deberes para dejar a la nueva familia a solas.—¡Wow!, ¡qué bonito!, ¿aquí es donde vives, papá? — Preguntó April sorprendida, entrando tomada de la mano de Albert.—Aquí es donde viviremos…—¡¿Qué?! — Voceo la niña.—Sí, a partir de hoy, ustedes vivirán conmigo aquí… Y adivina qué… — Albert se agach