Te voy ayudar hermanita- Conrado había salido a buscarlos, no podía permitir que Natalia estuviera con ese hombre, ya era tiempo que fuera feliz, como pudo consiguió una moto y discretamente los siguió. Raúl dio mil vueltas hasta que al final llegó a un barrio a las afueras de la ciudad, casi cerca del relleno sanitario las casas estaba hechas de lámina negra, otras de cartón. En todo el camino la había llevado con la vista al suelo, el auto que había retando no era llamativo, la hizo bajar a Natalia al encontrar un lugar donde podía tenerla sin llamar la atención, llevándola a rastras la hizo entrar a la fuerza, al tenerla sujeta por el cuello quiso morder su brazo por un momento la soltó pero al tenerla de nuevo a su alcance le dio una bofetada
-Maldita zorra!- Natalia lo voltio a ver con sus ojos llenos de odió, ya el pómulo dónde había recibido el golpe estaba muy rojo
-¿Donde estamos?- creyendo que Raúl no conocía el lugar pensó que sería fácil salir, pero al ver su
-Hijo tranquilo- Diana miraba a su hijo dormir intranquilo, de pronto el grito el nombre de su esposa. Álvaro miro el lugar, estaba solo de nuevo en su habitación los paramédicos le habían dado algo por qué estaba soñando y era lo que menos debía pasar, no podía estar ahí el durmiendo sin saber que infierno estaba pasando ella. Se levantó como un rayo quería saber si había alguna noticia de su esposa, está realmente era la peor noche de su vida, sin saber nada de ella, si ese maldito se osaba a ponerle una mano ensima el mismo lo buscaría hasta matarlo. No sabía a dónde la había llevado ese infeliz, el auto que había rentando no tenía GPS para buscarla, las cámaras de vigilancia de la policía los habían perdido por la ciudad, no sabían si estaba en la ciudad o si habían salido, tal vez a estás horas el había hecho su objetivo, soltó una lágrima pensando solo como estaba ella, sabía perfectamente que podría defenderse y confiaba en eso. Llegó a la parte baja de la casa pero en vez de
Hice lo que me pediste- Javier entraba a una gran casa--¿Y como te sientes?- pregunto la voz femenina que tenía en sus manos una taza de té-Me he quitado un peso de encima- tomo asiento en el sofá continúo de dónde estaba la mujer sonriendo- ella quiere verme pero creó que será mejor que nunca tengamos contacto- guardo un momento de silencio- ¿y tú porque me dijiste que la ayudará si fuiste tú quien corrió a su mamá de casa?-Porque mucho después comprendí que Úrsula fue una víctima de tu padre como yo- una mujer con su cabello blanco tomaba una galleta que estaba en un plato que descansaba en una mesita ovalada. Podía sentirse la tristeza en sus palabras- si hubiera sabido cómo era Patricio Rinaldi nunca me hubiera casado con él- se movió un poco el cabello que cubría su cicatriz en el rostro- pero lo hice y no me arrepiento del todo porque te tengo a ti- tomo su mano- perdóname por no volver por ti pero él…- Javier no dejó terminar la frase de su madre
El agua cristalina refleja el bello atardecer que se pone en el horizonte, dentro del agua se puede ver el centenar de monedas que las personas arrojan pidiendo deseos, el lugar está casi solitario, solo un hombre que no creé en esas tonterías, pero había hecho una apuesta y ahora tenía que cumplir, viendo que nadie lo vea cierra los ojos dándole la espalda al agua, “que estupidez” piensa en sus adentro, entre abre los ojos para ver qué nadie lo vea, mueve los labios de un lado a otro pensando en que pedir, al tenerlo sin más rodeos lanza la moneda al agua-¿Y ahora?- se pregunta, mirando su moneda como cae al fondo, la contempla por largo rato- siempre lo he dicho esto de los deseos es una tontería- comienza a ocultarse el sol, pronto será de noche toma su chaqueta negra da medía vuelta para ir por su auto, a la distancia comienza a escuchar los sollozos de una persona, no sabe de dónde viene; sigue el ruido hasta un callejón dónde está una joven rubia con el cabello totalmen
Los invitados comenzaron a llegar uno a uno a la gran casa de la familia De La Rosa en una puerta formada por un arco de flores se encontraba el anfitrión don Alexandro De La Rosa junto a su bella esposa Diana Montiel dando la bienvenida a todos los invitados, la fiesta apenas empezaba su apogeo, siendo amenizada por un cuarteto de cuerdas, las personas disfrutaban, se podía ver a los meseros yendo y viniendo con charolas en mano; unas vacías otras con copas llenas; por el lugar hombres y mujeres tomando fotos del evento social, todos quería ver Álvaro De La Rosa, algunas mujeres estaban ahí para ver si conseguían conquistar al joven millonario De La Rosa…Álvaro podía escuchar todo desde su habitación, no tenía intención de bajar, no estaba de humor de fiestas y menos en una de su padre de negocios, dónde solo presumía sus logros de gran empresario, dejando de lado a su familia además estaba muy cansado, se tapo con la almohada, lo único que quería era que terminara ese
Natalia llegó a su casa, estaba cansada, había sido una noche de gran éxito por ese lado estaba satisfecha; llegó hasta el sofá dónde se dejó caer, se quitó los zapatos, sus pies estaban cansados, no tenía la costumbre de llevar zapatos altos-¿Cómo te fue?- su amiga Vanesa venía de la cocina con un vaso de agua, desde que la conoció se había vuelto inseparables, y no había ningún secreto entre ellas…-Todo muy bien hasta que tuve que bailar con Álvaro- su amiga se atragantó con el agua, sabía perfectamente la aversión que fingía Natalia por él, queriendo ocultar sus verdades sentimientos. Su amiga dejo el agua a un lado para soltar una carcajada- oye no te rías, fue muy malo haber tenido que bailar con un hombre con dos pies izquierdos- la verdad era muy bueno bailando, pero no podía decirlo
Capitulo 4-¿Doctor de que murió mi papá?- pregunto Álvaro tenía cruzados los brazos era una forma de protegerse, de no dejar salir su dolor enfrente de todos, el médico lo vio soltando un suspiro, hacía años él lo había diagnosticado****Dos años atrásSeñor De La Rosa no le voy a mentir- el doctor veía el expediente, los análisis que le acaban de llegar.-¿Qué tengo doctor?- Alexandro solo veía la cara de preocupación del doctor, era algo grave, lo podía leer en su rostro-Usted tiene un mal cardíaco, que podemos tratar con medicamentos, pero- se acomodó los anteojos- pero necesita un trasplante de corazón-¿Cuándo obtendría ese trasplante?- el doctor movió la cabeza, no era tan fácil como pensaba Alexandro-Señor debe saber que hay una lista de espera y si lo colocamos a usted, quedará al final- Alexandro bajo los hombros,-¿Entonces cuánto me queda de vida doctor?- cruzó sus manos, era difícil dar este tipo de notic
-Y el era como un padre, el que siempre quise tener- era la verdad, realmente nunca había conocido a su padre biológico, siempre que le pregunto a su madre le había dicho que ella no tenía padre, que nunca volviera a preguntar por ese bastardo, que en cuanto supo de ella se fue dejándolo sola, pero ella no se quedó con eso, tenía que saber de dónde había venido, si tenía medios hermanos, tíos, primos algo o realmente estaba sola en la vida como su mamá le dijo, indagó hasta donde más pudo pero nunca encontró nada. Al llegar a trabajar a la empresa automotriz conoció a don Alexandro un jefe hábil, muy perspicaz y calculador, era muy buen con los trabajadores, a las personas que le demostraban lealtad le correspondía con gratitud y siempre mantenía su palabra, al conocerla le apoyo para que estudiará la preparatoria, al terminar le dio como regalo el ascenso a secretaría, en esos días ingreso a la universidad, con un aumento de salario la ayudo a completar para la universidad, los mes
Buenas noches- su celular había sonado, al ver el número lo reconoció de inmediato era el abogado de don Alexandro, cuántas veces lo había marcado cuando don Alexandro quería arreglar un contrato- dígame señor Ripoll-Señorita Vidal buenas noches, perdón la hora pero necesito algo- Natalia le extraño ¿como era posible que ella pudiera ayudarla?-Dígame señor- la verdad tenía curiosidad por su llamada-Señorita Vidal mañana tiene que estar en la casa de don Alexandro De La Rosa a las once de la mañana- ella no entendía porque comenzó a sudar de la manos temía que fuera algo más, que Álvaro se hubiera atrevido a despedirla, necesitaba saber para buscar la manera de quedarse ahí-Señor Ripoll para que tengo que ir, ¿si se puede saber?- el abogado tenía la orden expresa de no decir nada hasta la lectura del testamento, así le había dicho Alexandro-Mañana lo sabrá señorita sea puntual por favor- el abogado colgó no dejando que Natalia preguntará algo más, s