Asistente

Natalia llegó a su casa, estaba cansada, había sido una noche de gran éxito por ese lado estaba satisfecha; llegó hasta el sofá dónde se dejó caer, se quitó los zapatos, sus pies estaban cansados, no tenía la costumbre de llevar zapatos altos

-¿Cómo te fue?- su amiga Vanesa venía de la cocina con un vaso de agua, desde que la conoció se había vuelto inseparables, y no había ningún secreto entre ellas…

-Todo muy bien hasta que tuve que bailar con Álvaro- su amiga se atragantó con el agua, sabía perfectamente la aversión que fingía Natalia por él, queriendo ocultar sus verdades sentimientos. Su amiga dejo el agua a un lado para soltar una carcajada- oye no te rías, fue muy malo haber tenido que bailar con un hombre con dos pies izquierdos- la verdad era muy bueno bailando, pero no podía decirlo

-Es que no me puedo imaginar a ti bailando con ese hombre- tomo un cojín del sofá- dicen que es un hombre muy alto y delgado ¿sigue así?- Natalia recordó a Álvaro no tenía nada de delgado

-No, este tiempo fuera, hizo tonificar su cuerpo, ahora tiene un pecho amplio y unos brazos fuertes- Vanesa soltó un suspiro, si más joven así delgado era un hombre guapo ahora no podía imaginarse lo

-Ya quiero verlo, que suerte tienes Natalia- le dio una palmada en la espalda- ya hubiera querido estar trabajando y a la vez disfrutando de la fiesta bailando con el joven De La Rosa- cerro los ojos- que suerte tienes amiga

-Ni tanta, ese hombre es un imbécil de primera…- pero que imbécil decía en su cabeza- te lo he dicho ese hombre nunca se fijará en los sentimientos de las personas solo en las apariencias y en los millones de sus cuentas; ahora vamos a dormir

-Agua fiesta, ¿mañana va ir a la empresa?- Natalia se levantó quería meterse en su cama para poder descansar

-Creo, no lo sé- levanto los hombros con indiferencia- a mí me da igual, mientras no se meta con mi trabajo todo bien- Vanesa la siguió hasta la puerta de su cuarto

-Eso lo dices de dientes para fuera pero la realidad es otra- Natalia la voltio a ver reprendiéndola, tenía que dejarle claro que ella no sentía nada por el hijo de su jefe

-Ya te lo he dicho Vanesa, entré el De La Rosa y yo nunca va ver nada- no tenía intención de decirle que el señor Alexandro la quería de nuera, menos que Álvaro había prometido hablar con su padre y quitarle esa tonta idea- ahora sí me permites voy a ir a descansar buenas noches Vanesa

-Buenas noches Nat- Vanesa se fue a su cuarto sin creer del todo a su amiga. Natalia se dio un baño necesitaba relajarse, toda la noche había estado evadiendo a los fotógrafos, al bailar con Álvaro siempre busco que el fuera su escudo. Tenía claro que no podía aparecer en ningún medio, ni impreso, ni digital, si se colaba una foto suya toda su vida podría hacerse añicos, esa vida que ahora tenía, una vida diferente, si solo una persona que la conociera de antes la podría delatar, movió la cabeza eso no podía pasar, era algo que no podía arriesgar ni tampoco involucrar a nadie más.

El merecía una mejor mujer, una esposa honorable y honesta, que no cargará en sus hombros un secreto que destruiría su vida como un castillo de naipes, esto le impedía aceptar luchar por Álvaro, si su vida fuera otra cosa, tal vez se hubiera acercado, tal vez buscaría la forma de conquistarlo y ahora más sabiendo que don Alexandro la aceptaba como una hija, y como no se iba a enamorar de un hombre así, si era amable pero a la vez determinado que defendía lo que quería como ahora, no quería un matrimonio con ella, pero también sabía que era soñador aunque eso lo había descubierto por casualidad, era fuerte y sincero, era el hombre perfecto pero no para ella.  Gracias a Dios nadie había descubierto lo que Natalia sentía por Álvaro, y menos el que solo lo veía con un empleada de la empresa, y aparte también creía en los rumores de ella, era la amante de su padre, lo dejo muy claro cuando estaban bailando, así que tenía que confiar en la promesa de Álvaro. 

****

Los días siguientes para Álvaro fueron diferentes, su padre siempre estaba al pendiente de él, al intrigarlo a la empresa, lo había nombrado vicepresidente, escuchaba sus propuestas y le daba el visto bueno, Natalia estaba consiente que todo lo que Álvaro proponía era lo mejor para la empresa, Alexandro no se perdía las horas de comida con su familia, era algo nuevo que se enteró Álvaro que hacían desde unos años, su padre dejaba de lado el teléfono y Natalia tenía la orden de no pasarle ninguna llamada…

-Tu como vicepresidente necesitas a una asistente calificada, así que tengo a la indicada- le dijo cuando regresaban a la empresa, Álvaro temía que dijera ese nombre, así que se adelantó

-¿No ella verdad?- su padre lo miro con una sonrisa confirmando sus temores- ella y yo no nos podemos ver ni en pintura como quieres que trabajé con ella ¿me puede decir?

-Ella es una gran mujer que en el ámbito profesional te ayudará, dale una oportunidad, si no aceptaste mi sugerencia de matrimonio con ella acéptala como tú asistente- Álvaro movió la cabeza, al menos estaba tranquilo que su padre no volvieron con ese tema, aún tenía que cumplir con su promesa, tenía que eliminar esa tonta idea de su padre, que aún albergaba una esperanza

-Si yo acepto que ella sea mi asistencia, tú no volverás a tocar el tema de matrimonio con ella me lo juras- Alexandro sin que su hijo lo viera cruzó dos dedos de su mano izquierda mientras con su mano derecha la  levantaba frente a él

-Lo juro- Álvaro noto un brillo que de inmediato desapareció, pero no le tomo importancia, ya había cumplido con su promesa, hizo que su padre dejará esa tonta idea…

****

Natalia desde mañana serás la asistente de mi hijo- ha Natalia le cayó con agua fría la noticia, abrió los ojos no podía ser, ella no podía dejar de ser la asistente de presidencia, porque don Alexandro le hacía esto, miro Álvaro que venía detrás, no quería estar cerca, cada vez que lo estaba su traicionero corazón no dejaba de palpitar por él, sus manos sudaban, no podía aceptar este cambio

-Pero ¿porque señor?- camino hasta el escritorio de cedro que adornaba la amplia oficina- ¿hice algo mal?- su voz sonaba preocupada

-No niña, solo que me gustaría que ustedes cómo jóvenes trabajarán juntos- Álvaro se puso del lado de su padre, llevaba una carpeta- además pronto terminarás la carrera de diseño automotriz y pues quiero que tengas un trabajo seguro aquí- ha Álvaro le llamo la atención que ella estuviera estudiando esa carrera, eran pocas las mujeres que escogían esa rama de la automotriz de hecho eran pocas las mujeres que escogían la carrera relacionada con autos, algunas eran lesbianas, “¿ese sería el caso de Natalia?” se pregunta tal vez por eso la negativa al matrimonio, pero los rumores, después tendría tiempo para investigar…

-Tal vez a su hijo no quiera trabajar conmigo- ese era su último recurso, tenerlo cerca sería una tortura, porque aún cuando trabaja ahí no se cruzaba en su camino, así como el también la evitaba pero ahora tendrían que ir a reuniones juntos, compartir más tiempo del innecesario. 

-Yo ya acepté señorita Vidal- Álvaro la miro fijamente, realmente los pocos días que llevaba en la empresa había notado que era fría e indiferente con los hombres- mañana la espero para organizar mi agenda, sé por mi padre que hoy tiene que salir por la tarde a realizar un examen- Natalia solo asintió, pero en este momento su cerebro no podía hilar ninguna palabras, tenía que ser una mala broma, dónde había quedado su promesa que le hizo en la fiesta- y también necesito saber que días no estará por la tarde- ella asintió ya era un hecho que no había vuelta de hoja, miro a su jefe bueno ahora ya no jefe directo que sonreía feliz, se extraño tenía meses que no le veía esa sonrisa

-Ve niña, mucha suerte aunque se que no la necesito porque sacarás diez

-Si señor, gracias- Natalia camino automáticamente, desde el día de mañana todo se volvería una pesadilla.

****

El examen había sido relativamente fácil, y como no, si tenía que ver con la administración de la calidad, era pura teoría y una cuanta fórmula pero era fácil, ahora solo faltaba el último examen para poder comenzar a la residencia en la empresa, pensándolo solo serían unas semanas como asistente de Álvaro ya después tendría que buscar a otra, pero aún le atormentaba tener que ser su asistente, tenía que mentalizarse que Álvaro es uno más, un hombre por el que no siente nada, un hombre fuera de su alcance… 

-¿Cómo te fue en el examen?- Vanesa venía llegando del trabajo, Natalia vio como dejo su bolsa en la mesita de la entrada junto con las llaves

-Muy bien, el examen estuvo realmente fácil,- Vanesa se sentó junto a ella en el sofá, miro su cara de preocupación, le extraño, 

-¿Si estuvo fácil porque tienes esa cara Nat?- Natalia soltó un suspiro, sabía que si le decía a Vanesa ella se reiría de su suerte, entre más lo quería lejos, más la vida se empeñaba en juntarlos- Natalia dime ¿qué pasa?- tomo su mano, 

-Si te digo promete que no te vas a reír- Vanesa sonrió, respiro hondo, Natalia sabía que era un error decirle pero tenía que soltarlo

-Te lo prometo, pero dime qué pasó- Natalia se levantó, era una verdadera tontería Vanesa la siguió con la mirada, era algo serio, tal vez ya la había corrido o no aceptarían su solicitud de residente en la empresa

-Desde mañana seré la asistente del joven Álvaro De La Rosa- dijo rápidamente cerrando los ojos, su amiga quiso reír pero se detuvo, ya le había prometido 

-¿Porque el jefe te dio ese puesto?- trataba de no soltar la carcajada, frunció los labios hacia dentro, pero esto era broma, no podía ser, mientras Natalia más lo quería lejos algo la quería mas cerca de él- ¿Qué hiciste mal?

-Yo que sepa nada- le dio la espalda, Vanesa aprovecho para reír por lo bajo- he pensado toda la tarde que hice para que don Alexandro me pusiera a trabajar con su hijo pero aún no la encuentro esto es un castigo!- se volvió a sentar en el sofá, ya había repasado todo pero no encontraba ningún error

-¿Qué tal que el joven De La Rosa te pidió?- Vanesa levantó las cejas, se mordió el labio inferior, Natalia se puso blanca, tal vez tenía razón pero porque lo haría si no la soportaba, 

-Hay algo aquí que no me cuadra- Natalia se puso pensativa- me voy necesito pensar y sabes bien que cuando dibujo todo se aclara, después me iré a descansar, dulces sueños amiga

-Igual Nat, pero si quieres puedes acompañarme al antro, a tomar unos drinks- Vanesa se levantó, ya tenía todo planeado, Natalia pensó la idea pero era mejor no, no podía llegar a trabajar con Álvaro con una resaca, o desvelada era mejor su plan

-Será para la próxima Vane, tu ve y diviértete, pero eso sí cuídate y no llegues muy tarde- su amiga le sonrió, a veces se comportaba como su mamá

-Si mamá, no te preocupes- sonrió burlona, Natalia dejo las cosas así, sabía que era solo una broma de su amiga…

****

Buenos días señor- Natalia llegó más temprano no quería que su nuevo jefe tuviera alguna queja, la noche anterior había estado dibujando pensando pero sin llegar a nada, solo lo sabría el día siguiente cuando comenzará a trabajar con él- tiene a las diez una video llamada con nuestros socios de Tokio, al medio día una junta con su padre y por la tarde una reunión con el jefe de ensamble - Álvaro la veía, no podía ser que tan solo unos minutos y ya estaba organizando su día, de verdad era muy eficiente en su trabajo, la miro tenía que dejarle claro que cumplió con sus promesa, ella venía siguiéndola muy de cerca

-Buenos días señorita Vidal, cierre la puerta - Natalia obedeció, no le gustaba su actitud, pero tenía que aguantar ahora era su jefe, y tal vez durante mucho tiempo lo sería si ella decidía seguir en la empresa- yo cumplí con mi promesa señorita, ya mi padre va dejar esa absurda idea de…- lo pensó no podía decirlo- bueno ya usted sabe- Natalia suspiro, gracias a Dios aunque se sintió triste por qué si fuera otra la situación tal vez se lanzaría a sus brazos y lo conquistaría tal vez pero sabía perfectamente que no la quería a ella

-¿Cómo lo logro?- se sentó en la silla de frente, en sus manos llevaba la tablet 

-Pues tuve que declinar en esto- Natalia al fin daba con la clave,- si la aceptaba como asistente, el dejaría esa idea de lado, así que cumplí, ahora tratemos de llevar el trabajo en paz,

-Si señor, así será, yo me dedicaré a mi trabajo como debe ser- Natalia se levantó, ya teniendo todo claro era lo mejor, al menos ya no se volvería a tocar ese tema- muchas gracias- salió de la oficina dejando a Álvaro pensativo. Había algo diferente en Natalia, en los días que llevaba él trabajando la observó, no podía negar que era eficiente, siempre atenta a lo que su jefe necesitaba, se daba a respetar con los hombres, y al parecer con ninguno había salido, así que su teoría iba teniendo fuerza, a ella no le gustaban los hombres. La última vez que la vio antes de irse fue cuando aún trabajaba en el área de limpieza ahí había comenzado, era niña, su cuerpo aún no se había formado o más bien lo había ocultado por lo que vio en la fiesta ella tenía un cuerpo bien formado, que cualquiera quisiera tener pero el no, Álvaro se interesaba en otros aspectos para sentirse atraído, tenía que ver su interior…

****

La noche llegó como cada día Alexandro De La Rosa le daba un beso a su esposa antes de dormir, hablaban de su día acostados abrazados quedándose dormidos;

-Cariño ¿fuiste feliz conmigo?- esa pregunta desconcertó a Diana, que se levantó para verlo a los ojos, noto una tristeza profunda en sus ojos, sin evitarlo levantó su mano para acariciar su rostro 

-Claro que fui feliz, tu siempre fuiste mi amor, me diste a dos hijos hermosos, aún cuando un tiempo te alejaste por tu trabajo volviste y me has hecho la mujer más feliz- beso sus labios- te amo cariño

-Yo también- Alexandro contuvo las lágrimas, no quería que su mujer lo viera así- gracias por todo mi vida, gracias por nunca dejarme, te pido perdón por todo lo malo que hice- Diana le puso los dedos en sus labios parecía una despedida

-Siempre te he perdonado, pero no hables como su te estuvieras despidiendo, falta muchas cosas por vivir- Diana soltó una lágrima, no supo porque pero sintió un golpe en el pecho- falta que Álvaro encuentre a una buena mujer y también Blanca, y a ella tu la vas entregar en el altar- Alexandro cerro los ojos sabía perfectamente que eso no podía ser, desgraciadamente tenía el tiempo contado, era un secreto que no quiso decirles a su familia, quería que estuvieran con el por amor y no por lastima, quería que su hija lo recordada con amor, y que su hijo en los últimos días conociera a otro padre del que tuvo, pero también quería dejar protegida a Natalia con el matrimonio de su hijo…

-No llores cariño- beso su mejilla- sabes que me parte el alma verte así- con su mano limpio sus lágrimas

-Entonces no hables como si te fueras a morir hoy- lo abrazo muy fuerte, no soportaría perderlo, habían sido casi treinta años de matrimonio, tenerlo siempre que no podía imaginarse una vida sin él.

-Ya pues ven- levantó su rostro, miro sus labios y los beso- te amo Diana- ya más calmados se durmieron abrazados…

El sol salía resplandeciente, las aves cantaban dichosas, Diana abrió los ojos mirando a su esposo dormir tranquilo, en su rostro se dibujaba una sonrisa, no aguanto quería despertarlo a besos como años anteriores, se acercó a besarlo pero noto algo diferente, sus labios no eran cálidos con días anteriores, sintió su cuerpo que no expedía su calidez, estaba frío

-Cariño despierta- lo sacudió un poco- mi amor abre tus ojos, Alexandro abre los ojos- pero su esposo no respondía, comenzó a llorar- Alexandro amor dime qué estás bien, por favor- beso de nuevo sus labios pero el hombre seguía igual, puso su oído en el pecho para poder escuchar su corazón pero aquella música melodiosa ya no sonaba- no es verdad tú no- se limpio las lágrimas- ¡Alexandro!- grito con todas sus fuerzas, fue un grito desgarrador que enchino la piel de la gente de servicio- ¡Álvaro! Ven- Álvaro ya había escuchado el anterior grito, cuando se levantó fue directamente a la habitación de sus padres

-¿Qué pasa mamá?- al entrar encontró a su mamá llorando desconsolada, 

-Llama a un médico- Álvaro tomó el teléfono marcando rápidamente a su doctor.

Los minutos pasaron, al salir el doctor dio la mala noticia Don Alexandro De La Rosa había muerto mientras dormía, Diana se derrumbó, Álvaro la abrazo para que no cayera hasta el suelo, no podía creer que ya no estuviera, era un dolor tan grande, su mamá no dejaba de llorar, el amor de su vida se había ido, la noche anterior algo debió de presentir para decirle esas cosas, Blanca abrazo a su mamá tratando de darle consuelo, pero también no podía aceptar esa noticia, había sido tan poco los días que compartieron, le dolía pensar que no lo vería sonreír, ni tampoco escucharía su voz, que ya no la abrazaría ¿porque hoy se iba?. El doctor tuvo que administrar un calmante a Diana mientras el servicio funerario se llevaba el cuerpo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo