Capitulo 18

"No siempre soy una flor. A veces la espina me define mucho mejor. Pero sólo pincho los dedos de quien cree que me tiene en las manos."

Clarice Lispector

Aún quedaban tres días para mi regreso a Compostela, donde retomaría el sacerdocio. Necesitábamos actuar rápidamente.

Hace dos noches que no dormíamos. Parecíamos zombis.

Luchábamos para que nuestros ojos se mantuvieran abiertos. ¡Necesitábamos descifrar ese Códice! Cada vez que miraba hacia el horizonte, veía la lucha más feroz y cada vez más cercana al plano terreno. Ángeles y demonios parecían cada vez más voraces, cada cual en su convicción ciega de estar haciendo lo mejor para las almas, que eran prácticamente desgarradas por la mitad... Es casi imposible imaginar algo etéreo siendo desgarrado,
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