Nicolás Harrison

Sabía que él tenía razón, al menos en una parte, yo la había dejado y él había cuidado de ella de los bebés pero el hecho de que tuviera razón me molestaba muchísimo más.

Bajes furioso sabiendo que ella tenía razón y que estaba en la habitación de mis hijos, pude verlos lastimado.

— Nicolás!— reconocí aquella voz chillona realmente no quería dialogar con ella en este momento ni tenía tiempo ni el ánimo para soportarla así que comencé a caminar tratando de alejarme, podía escuchar sus tacones razonar por lo que supe que me estaba siguiendo así que seguí caminando, necesitaba un momento para calmarme si no iba a terminar pagándola con ella y realmente no era algo que quisiera.

— Hola! Hay alguien ahí?—aquella voz se me hizo conocida, fruncía el ceño confundido.

Alguien estaba pidiendo ayuda pero ¿Quien y por qué?

Me di cuenta que había llegado hasta el final del castillo y que habían unas escaleras que te indicaban el paso hacia abajo, dispuesto a saber quién era a