NARRADORAPOCOS MESES DESPUÉS…Las cosas parecían tomar su curso. Los Duques de Everhart ocuparon el puesto de los Regentes.A pesar de las inconformidades de algunos, cuando el Rey Espectro hizo su primera y única aparición frente a la corte de nobles y anunció que, por “sus cojones”, los Duques serían ahora los jefes, todos tuvieron que tragárselo sin tomar siquiera agua.Fue algo así, con la menor sutileza del mundo, a pesar de que había practicado con Sigrid ser más sociable y educado delante de su pueblo.Pues no funcionó.También se anunció la procedencia de Katherine, quien aprovechó para decir que había cambiado su nombre, caprichos de excéntricas millonarias.Cosas peores hacían las nobles, así que un cambio de nombre, así, de la nada, no parecía tan loco.La situación se fue estabilizando.La barrera se retiró en una parte, nombrada como: La Frontera.Ni siquiera Aldric confiaba completamente en el buen corazón de los seres sobrenaturales; debía velar también por la integrid
NARRADORAEn el pasillo, estaba casi toda la familia en ascuas, menos Celine, que descansaba con náuseas en su habitación.Por mucho que insistió en estar presente, Zarek no la dejó salir de la cama. La próxima en soltar la bombita de la barriga sería ella.Los demás se quedaron afuera y solo Gabrielle y Sigrid se internaron en la guarida del lycan. Azarot gruñó un poco a Gabrielle y luego se calmó, sus instintos llevándolo a acurrucarse más contra sus lobeznos y su hembra vulnerable.La mano de Sigrid acarició su morro, rascándolo un poco, y Azarot la lamió con cariño.Esta era también su cachorra, así que se podía quedar.—Ay, hija… qué cositas más tiernas —Gabrielle se agachó, inclinándose hacia Valeria y los pequeños glotones.Obviando las malas pulgas del lobo del Rey, estos lycan brutos y salvajes a veces parecían más animales que otra cosa.—Uhhh, yo quiero unos igual. Chiquitines, yo soy la hermanita mayor, los voy a cuidar — Sigrid extendió los dedos para acariciarlos como l
NARRADORAIncluso Dave había sentado cabeza, pero Erik seguía siendo un mujeriego sin causa.—¿Qué te puedo decir? Me estoy preparando, entrenando para repoblar la raza de los lycan —Erik le respondió con sorna."Elliot, no quiero a este Casanova cerca de nuestras hijas” Aldo le dijo en la mente, tomando de sus bebidas.Tomas intentaba no mirar asombrado a todos lados como un idiota.La verdad pensaron que se sentirían incómodos, pero estar entre personas de su misma raza resultaba liberador.Aunque no se quejaban, vivían ahora en el palacio, como consejeros y administradores de los Regentes, llegando a una posición elevada, que jamás imaginaron obtener.“Pf, puedes apostarlo. Denegada la entrada al Reino Elemental” Elliot respondió medio en broma.También tenía a una hija que cuidar. Menos mal que los cachorros de lycan eran machos… o al menos, eso creía.—Más bien, busquémosle hembra a Beof, que siempre está de bebé llorón, fingiendo que no le importa el tema de que le huyan por su l
NARRADORAEl cántico se escuchaba en el cuarto a media luz, preparado también como la guarida de lobos salvajes.Solo que Katherine a penas podía mantener la forma de loba.El pequeño cuerpo que había logrado transformar con magia, temblaba, contrayéndose con dolor para dar a luz a sus dos cachorros lycans.Era por esta razón que muchos elementales morían en el pasado al dar a luz a seres sobrenaturales con instintos tan salvajes, los lycans, eran los más difíciles de gestar y de parir.Gabrielle y Sigrid recitaban encantamientos, las runas alrededor de la cama brillaban con la magia revolviéndose en el aire.Katherine no era tan poderosa como la estirpe de las Selenias, la ayudaban a mantener la transformación mágica en una loba y le daban de su energía para que lograra el proceso a salvo.—Nena, tú puedes, Kath, ya están aquí, amor. Lo lamento, lo lamento por tanto dolor… —Elliot la abrazaba angustiado contra su pecho, convertido en su forma humana, sentado con las piernas abiertas
NARRADORAFreya incluso se tuvo que llevar al lobezno y encerrarlo en las mantas, Katherine estaba teniendo otro momento complicado; el segundo cachorro resultó ser más grande que el primero.“¡AAAAHHHHH!” Con un grito desgarrador en su mente y agotando por completo su magia, el cuarto se saturó de energía cuando pujó con todo su ser por su segundo hijo.Gabrielle resopló cansada, pero Sigrid se encontraba exhausta, con la panza sobresaliendo por su vestido holgado.Se secó el sudor con la mano temblorosa, pero satisfecha con la buena obra que había hecho.Silas casi no la deja venir, pero obvio que no se perdería esto.De repente, los murmullos y jadeos fueron interrumpidos por el llanto vigoroso del lycancito.Sigrid pensó ver la cara de alegría de su madre, sin embargo, la sonrisa de Valeria se le quedó congelada en el rostro.—¿Sucede algo? —Elliot le preguntó tenso. La loba entre sus brazos se revolvía para mirar, nerviosa y casi a punto del desmayo.—No, no, solo… mamá, ven acá
NARRADORA —No sé realmente cómo me convenciste para hacer esto —la pelicastaña bufó mirando a través de la ventanita del carruaje; el paisaje del atardecer pasaba como un borrón, debido a la carrera vigorosa de los caballos. —Lavi, no seas malita, si no me acompañas, ya sabes cómo es papá. ¡Nunca me dejaría venir sola! —otra chica se recostaba en su hombro.Sus ojos azules, hermosos y seductores, pestañeaban con coquetería. —Porque papá sabe que eres una revoltosa, Amara, y ¡ahora mira en lo que me metes! —Lavinia se la sacudió del hombro, tomando a su hermana pequeña por los hombros para hacer que la mirase.Lo de “pequeña” era por la edad; Lavinia le llevaba como diez años de ventaja, pero solo por eso, porque en lo demás, Amara Everhart era de todo menos “menor”. Había heredado los ojos azules de su padre y su ímpetu heroico. Llevaba el cabello castaño largo al igual que Lavinia y su madre. Era prácticamente del tamaño de su padre y hermano lycan, de grandes curvas y cuerpo su
NARRADORA Celine, a pesar de su origen híbrido, dio a luz a una verdadera Vlad, de cabo a rabo: mortal, fiera y hermosa, como las criaturas de la noche. Sus ojos con tonos rojizos y el cabello largo, castaño, hasta las redondeadas nalgas enfundadas en un pantalón negro de cuero. —Uf, lo siento, Vicky. Es que estoy muy emocionada de verlas, chicas, ha pasado un tiempo. ¡Lyra! —Amara se acercó entonces a la mujer que más bien parecía una diosa; el cabello platinado ondeó con gracia y los ojos plata brillaron llenos de alegría.Su loba interior, una poderosa Alfa, juntó el morro con el de Amara; se llevaban muy bien.Lavinia también se acercó, su capa gruesa flotando detrás de ella. —Nyx —saludó a la mujer de cabello negro que vino a su encuentro; sus personalidades, más tranquilas, eran muy parecidas. —Lavi, me alegra que hayamos podido reunirnos —la Selenia la abrazó con cariño.Tenía mucha química con Lavinia, a pesar de la diferencia de edad, porque podían hablar de magia y disf
NARRADORALavinia se dio cuenta del misterio, pero le dio espacio a su hermana.Al final, Amara ya tenía veinte años y era una mujer hecha y derecha a pesar de que su padre aún le dijera cachorrita.—Yo… la verdad necesito pedirte otro favor, un hechizo. No me atrevía a pedírselo a Lavi porque me iba a sermonear —Amara le dijo en voz baja, con algo de vergüenza.—Hum, ¿y qué sería? —Nyx alzó una ceja; si Lavinia le echaba la bronca, era por algo.Mientras escuchaba otra de las locuras de Amara, entendió el punto.— Mara, eso es un poco caprichoso. No deberías jugar así con Beof. Él es un buen hombre, te ha esperado por tanto tiempo. Si hubiese sabido con certeza que eras su mate, seguro estaría pidiendo tu mano desde la mayoría de edad.—¿Tú crees, Nyx? Más bien he escuchado que Beof no tiene ningún interés en conocer a su compañera. Tal vez me rechace de plano —el pecho se le apretó a Amara de solo pensarlo.—No te va a rechazar. Él solo… ha sido muy herido por su gran tamaño. No deb