VALERIA — ¿Por qué no? ¿Tienes miedo de que alguien se dé cuenta de que eres un tramposo? ¡Mira esta doncella tan seria, ella sabrá muy bien elegir al más guapo!, ¿verdad que sí linda? – me tiró el brazo por los hombros y me congelé por completo. Obviamente, lo de linda era para comprar mi favoritismo. Iba a alejarme como sea, pero en eso. — ¡¡Pero qué caraj…!! ¿Se… Señor? – su voz temblaba y yo me quería escurrir por entre las tablas del suelo. Su brazo fue quitado bruscamente de encima de mis hombros y un quejido de dolor salió de los labios del guardián, aunque intentó disimularlo. — Vuelves a tocar con tanta confianza a mi doncella, Dave, y te corto el brazo – la voz fría de Aldric resonó muy cerca, haciendo que todos los cabellos de mi cuerpo se pusieran de punta. — ¿Su… su doncella? Por la Diosa me he vuelto loco de remate, yo no sabía señor, si no, nunca hubiese sido tan atrevido – balbuceó. — Doncella Dave, perdone al Guardián Valeria… digo, ¡maldición!, que me disculpe
VALERIAA penas me dio tiempo a reaccionar cuando me vi asaltada por los fríos y sexis labios del Rey.Mi espalda chocó con el respaldar de madera, acorralada por completo entre su boca y el asiento.Una mano áspera apretó mi nuca, incitándome a levantar más la cabeza, entregándome por completo a la caliente invasión de su lengua, cogiéndose mi boca hasta casi mi garganta.Sentía esa sensación de flotar sin suficiente oxígeno llegando a mi cerebro, mi mandíbula dolía un poco y subí mis manos aferrándome a sus hombros, clavando mis uñas en su piel para mantenerme a flote.Un gruñido ahogado resonó en mi boca.Respiramos pesado, deprisa, sobre los labios del otro, compartiendo un hilo plateado de saliva entre ambos.Entreabrí mis ojos azules para cruzarme con los grises lobunos del Rey, podía ver la bestia rugiendo en su interior.La punta de su lengua pasó acariciando mi labio inferior tembloroso y le dio un suave tirón para mordisquearlo entre sus caninos.Mi pecho subía y bajaba con
VALERIASé que le encanta mi sumisión, a los lycan les fascina dominar y controlar.Se recuesta apoyando las manos sobre el banco y solo me observa con desafío, esperando que no lo obedezca, sin embargo, lo hago, porque muero por ver hasta donde puedo enloquecer a este hombre salvaje.Su entrepierna queda a la altura de mis pechos y mis manos van a abrirle los botones del pantalón, uno a uno rozando contantemente ese bulto mojado que me está provocando pasarle la lengua.— Mmm – Aldric gruñe moviendo su pelvis hacia arriba cuando logro abrirle al fin los botones con el sudor corriendo por mi espalda y el jugo por mi centro.— Baja el bóxer de una vez, mujer provocadora, me tienes tan duro que voy a venirme con la ropa puesta.Miro hacia arriba para verlo con los caninos afuera, el peligro se desborda de sus ojos grises casi blancos, su aura opresiva y caliente me envuelve queriéndome engullir.Tomó el elástico del bóxer y lo halo hacia abajo junto con el pantalón de combate.Aldric el
VALERIAMe mantiene agarrada del cabello, me obliga a enfrentar su mirada hambrienta que observa fijamente mis manos mientras me abro el corsé por delante, lentamente, exponiendo mis pesados y duros pechos que rebotan libres de las ataduras de la ropa.Su lengua relame sus largos caninos y ni siquiera son los de la bestia, el poderoso falo frente a mí tiembla delatando la lujuria de Aldric y lo excitado que está.Es por mi causa, yo lo estoy llevando a este extremo y es adictivo esta sensación de sentirse deseada, de calentar a un hombre tan sensual de manera visceral y cruda.Empujo mi vestido por mis caderas y me quedo solo en bragas de rodillas frente al Rey Lycan, cualquiera puede entrar a las duchas y ver este espectáculo, cualquiera puede descubrir que soy la amante de su majestad.— Levántate – ordena implacable y me levanto con las piernas un poco entumecidas e inestables.Me tambaleo hacia delante apoyando las manos en sus fuertes hombros, mi cabello negro largo, cae tapando
VALERIASin embargo, yo ya me aproveché de él y es justo que le devuelva el favor.Dejo que me tome por la cintura y las nalgas y me pegue a su robusto cuerpo para levantarme.“Solo te ayudo por solidaridad de camaradas” Pienso en mi interior, no dejando filtrar mis pensamientos a su mente. “Claro que sí, lo ayudo por lástima. No tiene nada que ver con las cosquillas que sentí allá abajo, al imaginarme esa cosa abriéndome en dos como un melón.”Aldric me vuelve a besar sacándome de mis erráticos pensamientos.Esta vez más íntimo y sensual, se encorva sobre mi pequeña estatura, ambos desnudos, pegajosos del sudor, mientras me acaricia la espalda y las nalgas y yo me aferro a su pecho con mis manos.Me guía hacia la ducha un paso a la vez.Sin embargo, de repente todo se va al traste.Aldric se tensa repentinamente, me separa para esconderme detrás de su espalda posesivamente y girarse hacia la puerta de entrada gruñendo.Su aura pasa de caliente a congelada y furiosa mientras la puer
QUINN— Ya deja de poner esa cara, como si alguien hubiese fallecido… Nmmm…No puede evitar gemir de dolor llevándome la mano a varias de mis costillas fracturadas al recostarme a la cama.— ¿Por qué haces esto Quinn? Te pedí que no te acercaras más a esa mujer, es obvio que el Rey se ha encaprichado con ella. — ¡Esta es su advertencia, él se ha dado cuenta de que te fijas demasiado en su doncella!— Aaah, joder, suave Celine o terminarás por perforarme el corazón con la punta de una costilla – sus manos rudas están limpiando la sangre de mi torso y como siempre, nada de delicadeza.A veces hasta tengo duda de que sea mujer.— ¡¿Acaso me estás escuchando siquiera?! ¡De tantas mujeres, justo te interesa ella! – me grita exasperada, incorporándose.— Sí, hermana, sí que te escucho. Solo… Valeria es diferente, ella, tiene muchas cosas misteriosas que me atraen, no sé por qué, pero no puedo dejar de seguirla con la vista cada vez que nos encontramos – confieso al fin suspirando.— Yo sé
VALERIALiberada de mi tarea y sin la gobernanta vigilando, decidí escabullirme con la excusa de acomodar las ropas en el closet del Rey.Así que agarré una cesta con sábanas limpias y caminé al interior del castillo.Llegué frente a la puerta de ébano y dudé un poco en si pasar o no a la guarida del lobo.“Vamos Valeria, qué tontería, solo cumplieron el acuerdo y ahora es tiempo de volver al terreno profesional, trabajadora y empleador. Yo soy la doncella y él es el Rey”.Me dije sacando pecho, porque si cada vez que Aldric y yo tuviésemos intimidad, por el trato, me comportaba como una chiquilla, entonces esto estaba destinado a fracasar.Entré con mi rostro bien serio y avancé hacia el cuarto con las piernas hechas gelatinas.Toqué suavemente, pero nadie me respondió, así que empujé la puerta y entré en la alcoba de su majestad.El olor delicioso a vino enseguida asaltó mis sentidos, este era su espacio privado, íntimo y todo aquí olía como a Aldric.Caminé hacia el enorme guardarr
VALERIASu aura fría y amenazante me rodeaba y aplastaba mi voluntad, caí de rodillas en el frío suelo cuando su sombra se cernió sobre mí.Había olvidado lo peligroso que era el Rey y quizás, ahora pagaría por mi estupidez.Lo sentí rebuscando entre el álbum y luego las cajas, quizás cerciorándose de que no hubiese dañado sus recuerdos valiosos.Se acercó a mí de repente y bajé mucho más la cabeza, mordiéndome el labio inferior para evitar que mis dientes castañearan.Agarró mi barbilla con fuerza y me hizo levantar la mirada para ver por encima de mí, sus ojos casi rojos como su bestia, llenos de ira e intenciones asesinas.— Nunca jamás en tu vida se te ocurra volver a revisar mis cosas privadas, ¡no te pases de la confianza que te he dado, Valeria! ¡Este lugar está prohibido para ti, no tienes el derecho de tocarlos! ¡¿Te quedó claro?! — Sssí, sí… sí, señor – le respondí tartamudeando, sintiendo la presión en mi barbilla y como si una mano invisible apretara mi cuello.— ¡Márchat