VALERIA Al final me liberó de la presión de su poder y pude al fin respirar.El guardián Quinn también se levantó limpiándose la sangre de su mejilla magullada a pesar de su rápida sanación.Así de salvaje fue ese puñetazo.— Dime, ¿qué descubriste? – le preguntó, los tres parados frente al Altar de la Diosa.Quinn le dijo todo lo que descifró.En realidad, había muchos errores, pero no vi que tuviesen importancia así que no lo rectifiqué.— Es claro que habla del descenso de la Diosa Luna a la tierra a mezclarse con nosotros, es parte de una leyenda antigua – Aldric concluyó.— Parece que andan en busca de altares como estos, porque aquí se señala la localización de otro Altar Lunar – Quinn señala las últimas frases.— Quieren llevarse algunas partes que había de adorno, como aquí. El idiota del Alfa les regaló unas estrellas de plata que colgaban de la figura de la Luna, me lo dijo su mujer – Aldric agrega y todo esto parece una aventura misteriosa.— Hay que encontrar el próximo t
VALERIA Las miradas despectivas no se demoraron en llegar cuando se levantaron entusiasmadas esperando al Rey y solo vieron a su fea doncella. — ¿Dónde está su majestad? – me preguntó una observando a la puerta que ya se había cerrado. — El Rey no puede venir personalmente, yo las escogeré – no sé ni como pude pronunciar esas palabras con mi boca cuando me estaba ahogando en miles de pensamientos negativos. — ¿En serio? Que mal, ¿qué gusto puede tener ella? — Tal vez escoge a las más feas solo por envidia. — ¿Quién eres que haces algo tan importante como seleccionar a la posible futura Reina? – una pelirroja con rasgos exóticos me pregunta altanera. Es mucho más alta que yo e intimidante, pareciera una Beta, todas aquí son lobas superiores, pero es tanta mi ira, que me importa un comino su pedigrí. — Si tienes alguna insatisfacción puedes quejarte entonces con el Rey, él fue quien me envió – le respondo empujando mi molestia hacia el fondo de mi pecho, no les daré el placer de
VALERIA Lo sentí congelarse, su boca rozando mi mejilla y pensé que se iba a retirar molesto por mi rechazo, hecho un ogro como de costumbre, pero nunca he podido terminar de descifrar al Rey, sigue siendo un enigma para mí. Un suave beso cayó sobre mi mejilla llena de cicatrices, estremeciendo mi sensible piel y se sintió más íntimo que besarnos en la boca. Mi pecho comenzó a revolotear nervioso. Resopló un poco y luego al fin me liberó. Enseguida la frialdad invadió mi cuerpo al no tenerlo abrazándome. — Bien, entiendo tu decisión y que esté enojada. No te forzaré a nada que no desees – me dijo en voz baja y pensé que ya este momento dramático terminaría, que se iba a retirar a su cuarto. Sin embargo, caminó hacia el viejo sillón floreado cerca de la cama y se sentó muy tranquilo, cruzando las piernas y tomando un libro de costura que tenía sobre la mesita de noche. — ¿Qué está haciendo su majestad? ¿Hay algo más que necesite? – le pregunté sin entender qué tramaba ahor
VALERIA— ¡Vale! – caminando rumbo al gimnasio de entrenamiento, escucho a mi espalda la voz apresurada de Juliette, la doncella que siempre ha sido agradable conmigo.— Hola, Jul… ¡espera mujer que te vas a ir de cabeza contra el suelo! – agarro la enorme cesta de ropa que lleva y en su carrera, casi rueda dentro de ella.— Uf, es que pensé que no me escucharías, ¿cómo sigues de tus dolores? – pregunta mirándome por todos lados— ¿Dolores? – no entiendo nada.— Sí, la Gobernanta me dijo ayer cuando pregunté por ti que te sentías mal y te habías retirado a tu habitación, ¡te perdiste lo menor Vale! – grita entusiasmada y luego mira de un lado al otro del pasillo para acercarse a mí, susurrante.Me tenso un poco por su cercanía, siempre creo que la gente va a criticar mi rostro lastimado, pero a Juliette, eso no ha parecido importarle nunca.— Te cuento, ¡su majestad ayer estaba hecho una fiera, se armó un escándalo en su piso con esas mujeres que escogiste! – sus ojitos brillan llenos
VALERIA — ¿Por qué no? ¿Tienes miedo de que alguien se dé cuenta de que eres un tramposo? ¡Mira esta doncella tan seria, ella sabrá muy bien elegir al más guapo!, ¿verdad que sí linda? – me tiró el brazo por los hombros y me congelé por completo. Obviamente, lo de linda era para comprar mi favoritismo. Iba a alejarme como sea, pero en eso. — ¡¡Pero qué caraj…!! ¿Se… Señor? – su voz temblaba y yo me quería escurrir por entre las tablas del suelo. Su brazo fue quitado bruscamente de encima de mis hombros y un quejido de dolor salió de los labios del guardián, aunque intentó disimularlo. — Vuelves a tocar con tanta confianza a mi doncella, Dave, y te corto el brazo – la voz fría de Aldric resonó muy cerca, haciendo que todos los cabellos de mi cuerpo se pusieran de punta. — ¿Su… su doncella? Por la Diosa me he vuelto loco de remate, yo no sabía señor, si no, nunca hubiese sido tan atrevido – balbuceó. — Doncella Dave, perdone al Guardián Valeria… digo, ¡maldición!, que me disculpe
VALERIAA penas me dio tiempo a reaccionar cuando me vi asaltada por los fríos y sexis labios del Rey.Mi espalda chocó con el respaldar de madera, acorralada por completo entre su boca y el asiento.Una mano áspera apretó mi nuca, incitándome a levantar más la cabeza, entregándome por completo a la caliente invasión de su lengua, cogiéndose mi boca hasta casi mi garganta.Sentía esa sensación de flotar sin suficiente oxígeno llegando a mi cerebro, mi mandíbula dolía un poco y subí mis manos aferrándome a sus hombros, clavando mis uñas en su piel para mantenerme a flote.Un gruñido ahogado resonó en mi boca.Respiramos pesado, deprisa, sobre los labios del otro, compartiendo un hilo plateado de saliva entre ambos.Entreabrí mis ojos azules para cruzarme con los grises lobunos del Rey, podía ver la bestia rugiendo en su interior.La punta de su lengua pasó acariciando mi labio inferior tembloroso y le dio un suave tirón para mordisquearlo entre sus caninos.Mi pecho subía y bajaba con
VALERIASé que le encanta mi sumisión, a los lycan les fascina dominar y controlar.Se recuesta apoyando las manos sobre el banco y solo me observa con desafío, esperando que no lo obedezca, sin embargo, lo hago, porque muero por ver hasta donde puedo enloquecer a este hombre salvaje.Su entrepierna queda a la altura de mis pechos y mis manos van a abrirle los botones del pantalón, uno a uno rozando contantemente ese bulto mojado que me está provocando pasarle la lengua.— Mmm – Aldric gruñe moviendo su pelvis hacia arriba cuando logro abrirle al fin los botones con el sudor corriendo por mi espalda y el jugo por mi centro.— Baja el bóxer de una vez, mujer provocadora, me tienes tan duro que voy a venirme con la ropa puesta.Miro hacia arriba para verlo con los caninos afuera, el peligro se desborda de sus ojos grises casi blancos, su aura opresiva y caliente me envuelve queriéndome engullir.Tomó el elástico del bóxer y lo halo hacia abajo junto con el pantalón de combate.Aldric el
VALERIAMe mantiene agarrada del cabello, me obliga a enfrentar su mirada hambrienta que observa fijamente mis manos mientras me abro el corsé por delante, lentamente, exponiendo mis pesados y duros pechos que rebotan libres de las ataduras de la ropa.Su lengua relame sus largos caninos y ni siquiera son los de la bestia, el poderoso falo frente a mí tiembla delatando la lujuria de Aldric y lo excitado que está.Es por mi causa, yo lo estoy llevando a este extremo y es adictivo esta sensación de sentirse deseada, de calentar a un hombre tan sensual de manera visceral y cruda.Empujo mi vestido por mis caderas y me quedo solo en bragas de rodillas frente al Rey Lycan, cualquiera puede entrar a las duchas y ver este espectáculo, cualquiera puede descubrir que soy la amante de su majestad.— Levántate – ordena implacable y me levanto con las piernas un poco entumecidas e inestables.Me tambaleo hacia delante apoyando las manos en sus fuertes hombros, mi cabello negro largo, cae tapando