VALERIASolo había escuchado hablar de ellos en las historias de miedo para los niños traviesos.Eran demasiado raros de encontrar y casi nadie había sobrevivido al verlos.Seres de pura energía oscura y maldad, magia podrida y asesina.Sus ojos rojos, como dos abismos profundos llenos de llamas, me miraban fijos en ese rostro sin forma, haciéndome temblar de miedo.Su cuerpo lleno de una bruma negra y como pelos largos colgando por todos lados mientras avanzaba hacia mi posición.Sus brazos demasiado largos, desproporcionados, con unas garras afiladas y gigantes que me podían atravesar de lado a lado.Gateé hacia atrás, arrastrándome por el suelo, no me sentía las piernas, el corazón me latía tan rápido que creí que se detendría en cualquier momento.Intenté levantarme varias veces y fallaba, lo tenía sobre mí y a través de la oscuridad, vi con terror como abrió una boca llena de dientes disparejos y me sonrió, erizándome todos los pelos del cuerpo.— ¡AAAHHHH! – grité tapándome el r
VALERIA«Al jefe esto no le va a gustar nada»«¡¿Qué querías que hiciera, que recogiera el cadáver ese asqueroso, o quedarnos a esperar al espectro?!»«Sí que tiene suerte esta chica, tiene la cara tan dañada que ni el espectro la quiso»Escuchaba la conversación de lo que parecían dos hombres.Todo mi cuerpo se sentía agotado, como si hubiese hecho un esfuerzo sobrehumano, estaba confundida, no recordaba muy bien qué había sucedido.Adele intentó engañarme, luchamos, apareció esa cosa y luego… ¿Qué?Acostada sobre la espalda de uno de mis captores, era conducida a un sitio desconocido.A pesar de estar despierta, me hice la dormida para escuchar sus retazos de conversación.— ¡Súbela en la barca! – me arrojaron de repente a una vieja embarcación.Entendí que cada vez me alejaba más del Rey, así que intenté luchar como pude.— ¿Ya despertaste? ¡Aahh, maldit4 mujer!— ¡¿Qué sucede?!— ¡Me ha mordido! ¡Ahora verás lo que te va a costar!Lo último que vi fue un puño directo a mi cara.*
VALERIA Dolía, dolía demasiado como si hubiese metido los dedos dentro de un horno encendido y la verdad, es que se veían justo así mismo, sangrando y quemados. — No es ella, esa chica idiota se equivocó de nuevo ¡No debimos confiar en que lo haría bien! – el vampiro rugió con molestia pateando una silla, luego se calmó de su desliz y guardó la piedra en su caja. — Ya no nos podemos quedar aquí, el Rey Lycan estaba husmeando en esa manada y es solo cuestión de tiempo que nos descubra – declaró — No tenemos claro de donde salió esta mujer, se ve insignificante. La hija del Alfa murió sin explicar mucho. El espectro apareció, atraído por la sangre especial. Respiré un poco aliviada al escuchar que no sabían que yo era la doncella personal de Aldric, sino, cero oportunidades de vivir. ¿Qué era la “sangre especial” de la que hablaban? No tenía ni idea. — ¿La matamos? — No, cúrenle la mano y sácale algo de dinero. Véndela en la subasta con las otras – estaban decidiendo qué hacer
ALDRIC— Estaban buscando a una mujer que pudiese leer lo que decía en el Altar, Adele las probaba a todas locales y visitantes, ¡ni siquiera sabíamos que había algo escrito ahí! — ¡Yo lo hice para proteger a mi familia, usted hubiese hecho lo mismo!— ¡Yo hubiese pedido ayuda, idiota! ¡Los vampiros son los seres más traicioneros que existen! ¡¿Para qué carajos están los Guardianes entonces?! – le rugí casi bestializado, esto era mucho más serio de lo que me imaginaba.— ¡Entregaste una reliquia sagrada de nuestra raza, engañaste a mujeres inocentes y estabas dispuesto a dejarlos tener nuestros secretos! ¡¿De verdad pensaste que tu familia o tú saldrían ilesos de esto?!Continuó llorando y diciendo que lo había hecho por sus hijas, pero mi paciencia se había acabado y lo que más preocupaba, era a dónde se llevaban a Valeria.— Dime dónde están los vampiros – le pregunté con voz mortal.— No, no sé bien, siempre eran muy misteriosos, nunca conocí al jefe, nos reunimos en una cabaña vi
ALDRICEra una mujer rubia, tenía una horrible herida en el estómago, no se iba a salvar.Al agacharme, me di cuenta de que esta debía ser la hija mayor de ese idiota Alfa. Era lógico que terminaría así.— ¡¿A dónde llevaron a las mujeres de aquí?! ¡DIME! – utilicé todo mi comando superior, la máxima compulsión, porque igual iba a morir.— Su… bas…ta… — fueron sus últimas palabras antes de fallecer. La llevaron a vender como esclava, al estar fuera de la protección de una manada, como si fuese una pícara exiliada, pero se equivocaron y mucho.Esa doncella cuenta con mi maldit4 protección, es mía. Encontraría su paradero como fuese y le arrancaría la cabeza a los maldit0s que la tocaron.Salí al fin de esa guarida de vampiros convertido de nuevo en mi Lycan, alcé la cabeza y busqué el delicioso olor espeso a chocolate amargo de Valeria.La subasta podía ser en muchos sitios ocultos y abandonados cerca de aquí, la verdad es que había un caos de olores a mi alrededor.No quería equivoca
ALDRICVer a Valeria tan herida y vulnerable está haciendo que mi corazón se rompa y a la vez una ira desmedida crecía en mi interior.“Él” luchaba por salir a consolarla, a lamer sus heridas, lo sentía escarbando en mi mente, intentando liberarse.Estar al punto de perderla reforzó mis miedos, ella se puede ir de mi mundo en un instante, para nunca más regresar.Miré a los presentes, un puñado de guerreros, dos mujeres desnudas abrazadas temblando en una esquina, una esclava mutilada y la otra muerta.El culpable de todo, un hombre lobo Beta también desnudo y destilando olor a sexo, miedo y pudrición.Gruñí una baja advertencia.“Nadie se mueve de aquí, en especial tú, jefecito, tengo tu aroma y te cazaré como un animal si das un paso lejos de este sitio” les advertí con los caninos afuera.Asintió enseguida con los ojos rojos y temblando de miedo, ahora ya no era tan macho.Me llevé a Valeria un poco más distante.Su pequeño cuerpo se sentía tan débil, acurrucada contra el pecho de
ALDRICDice mi nombre en un susurro, arrastrando esa rosada lengua que ahora acaricia su labio superior.Es la primera vez que me nombra y se siente como un maldito orgasmo escucharla.Se pega a mi pecho, su cuerpo contra el mío casi desnudos, su piel fresca y a la vez caliente.Olfatea mi pecho, acariciándome con sus manos, bajando la boca hasta mis tetillas para lamerlas.Mi polla se estremece contra su vientre.— Valeria… Nmm...Gimo aguantándome para no tomar el control, si pierdo la cordura ahora, voy a hacerle daño, está muy herida, pero sus caricias, sus besos, su delicioso olor, todo me está enloqueciendo.Agarra una de mis manos y me hace colarla por detrás de su vestido, entre sus nalgas desnudas, sin braga, la invitación es clara y yo no soy de piedra.Bajo mis dos manos, subiendo la tela hasta su cintura, apretando con ganas sus carnosas nalgas, siseando de placer por cumplir mis fantasías.Me separo un segundo y arranco las maldit4s hojas quedándome desnudo, necesito más
ALDRICUn tirón en mi cabello comenzó de manera insistente.— Espera nena… Nmmm… solo necesito un segundo… Shhh… — subí la mirada hasta encontrarme con la suya azul, necesitaba venirme desesperadamente, estaba tan cerca.— No lo desperdicie, lo quiero probar como hizo con el mío. Póngase de pie, su alteza… — susurró, empujándome por los hombros.Se llevó dos dedos a sus labios y comenzó a chuparlos adentro y afuera, enredando su lengua, gimiendo, imitando una caliente felación.Me levanté como un resorte y la tuve de rodillas delante de mi miembro que no había parado de bombear ni un segundo.Su sumisión y deseos de complacerme, llevaba mi oscuro morbo a otro nivel.Yo, que necesitaba follarme mínimo dos mujeres para venirme, por unos juegos estaba en mi límite.Un hilo viscoso de presemen salía de la dilatada uretra y caía hasta la hierba del bosque.Los ojos de Valeria se abrieron asombrados al ver las diferencias entre el humano y la bestia Lycan.— ¿Ahora tienes miedo? Mmm… ¿ya no