VALERIA Dolía, dolía demasiado como si hubiese metido los dedos dentro de un horno encendido y la verdad, es que se veían justo así mismo, sangrando y quemados. — No es ella, esa chica idiota se equivocó de nuevo ¡No debimos confiar en que lo haría bien! – el vampiro rugió con molestia pateando una silla, luego se calmó de su desliz y guardó la piedra en su caja. — Ya no nos podemos quedar aquí, el Rey Lycan estaba husmeando en esa manada y es solo cuestión de tiempo que nos descubra – declaró — No tenemos claro de donde salió esta mujer, se ve insignificante. La hija del Alfa murió sin explicar mucho. El espectro apareció, atraído por la sangre especial. Respiré un poco aliviada al escuchar que no sabían que yo era la doncella personal de Aldric, sino, cero oportunidades de vivir. ¿Qué era la “sangre especial” de la que hablaban? No tenía ni idea. — ¿La matamos? — No, cúrenle la mano y sácale algo de dinero. Véndela en la subasta con las otras – estaban decidiendo qué hacer
ALDRIC— Estaban buscando a una mujer que pudiese leer lo que decía en el Altar, Adele las probaba a todas locales y visitantes, ¡ni siquiera sabíamos que había algo escrito ahí! — ¡Yo lo hice para proteger a mi familia, usted hubiese hecho lo mismo!— ¡Yo hubiese pedido ayuda, idiota! ¡Los vampiros son los seres más traicioneros que existen! ¡¿Para qué carajos están los Guardianes entonces?! – le rugí casi bestializado, esto era mucho más serio de lo que me imaginaba.— ¡Entregaste una reliquia sagrada de nuestra raza, engañaste a mujeres inocentes y estabas dispuesto a dejarlos tener nuestros secretos! ¡¿De verdad pensaste que tu familia o tú saldrían ilesos de esto?!Continuó llorando y diciendo que lo había hecho por sus hijas, pero mi paciencia se había acabado y lo que más preocupaba, era a dónde se llevaban a Valeria.— Dime dónde están los vampiros – le pregunté con voz mortal.— No, no sé bien, siempre eran muy misteriosos, nunca conocí al jefe, nos reunimos en una cabaña vi
ALDRICEra una mujer rubia, tenía una horrible herida en el estómago, no se iba a salvar.Al agacharme, me di cuenta de que esta debía ser la hija mayor de ese idiota Alfa. Era lógico que terminaría así.— ¡¿A dónde llevaron a las mujeres de aquí?! ¡DIME! – utilicé todo mi comando superior, la máxima compulsión, porque igual iba a morir.— Su… bas…ta… — fueron sus últimas palabras antes de fallecer. La llevaron a vender como esclava, al estar fuera de la protección de una manada, como si fuese una pícara exiliada, pero se equivocaron y mucho.Esa doncella cuenta con mi maldit4 protección, es mía. Encontraría su paradero como fuese y le arrancaría la cabeza a los maldit0s que la tocaron.Salí al fin de esa guarida de vampiros convertido de nuevo en mi Lycan, alcé la cabeza y busqué el delicioso olor espeso a chocolate amargo de Valeria.La subasta podía ser en muchos sitios ocultos y abandonados cerca de aquí, la verdad es que había un caos de olores a mi alrededor.No quería equivoca
ALDRICVer a Valeria tan herida y vulnerable está haciendo que mi corazón se rompa y a la vez una ira desmedida crecía en mi interior.“Él” luchaba por salir a consolarla, a lamer sus heridas, lo sentía escarbando en mi mente, intentando liberarse.Estar al punto de perderla reforzó mis miedos, ella se puede ir de mi mundo en un instante, para nunca más regresar.Miré a los presentes, un puñado de guerreros, dos mujeres desnudas abrazadas temblando en una esquina, una esclava mutilada y la otra muerta.El culpable de todo, un hombre lobo Beta también desnudo y destilando olor a sexo, miedo y pudrición.Gruñí una baja advertencia.“Nadie se mueve de aquí, en especial tú, jefecito, tengo tu aroma y te cazaré como un animal si das un paso lejos de este sitio” les advertí con los caninos afuera.Asintió enseguida con los ojos rojos y temblando de miedo, ahora ya no era tan macho.Me llevé a Valeria un poco más distante.Su pequeño cuerpo se sentía tan débil, acurrucada contra el pecho de
ALDRICDice mi nombre en un susurro, arrastrando esa rosada lengua que ahora acaricia su labio superior.Es la primera vez que me nombra y se siente como un maldito orgasmo escucharla.Se pega a mi pecho, su cuerpo contra el mío casi desnudos, su piel fresca y a la vez caliente.Olfatea mi pecho, acariciándome con sus manos, bajando la boca hasta mis tetillas para lamerlas.Mi polla se estremece contra su vientre.— Valeria… Nmm...Gimo aguantándome para no tomar el control, si pierdo la cordura ahora, voy a hacerle daño, está muy herida, pero sus caricias, sus besos, su delicioso olor, todo me está enloqueciendo.Agarra una de mis manos y me hace colarla por detrás de su vestido, entre sus nalgas desnudas, sin braga, la invitación es clara y yo no soy de piedra.Bajo mis dos manos, subiendo la tela hasta su cintura, apretando con ganas sus carnosas nalgas, siseando de placer por cumplir mis fantasías.Me separo un segundo y arranco las maldit4s hojas quedándome desnudo, necesito más
ALDRICUn tirón en mi cabello comenzó de manera insistente.— Espera nena… Nmmm… solo necesito un segundo… Shhh… — subí la mirada hasta encontrarme con la suya azul, necesitaba venirme desesperadamente, estaba tan cerca.— No lo desperdicie, lo quiero probar como hizo con el mío. Póngase de pie, su alteza… — susurró, empujándome por los hombros.Se llevó dos dedos a sus labios y comenzó a chuparlos adentro y afuera, enredando su lengua, gimiendo, imitando una caliente felación.Me levanté como un resorte y la tuve de rodillas delante de mi miembro que no había parado de bombear ni un segundo.Su sumisión y deseos de complacerme, llevaba mi oscuro morbo a otro nivel.Yo, que necesitaba follarme mínimo dos mujeres para venirme, por unos juegos estaba en mi límite.Un hilo viscoso de presemen salía de la dilatada uretra y caía hasta la hierba del bosque.Los ojos de Valeria se abrieron asombrados al ver las diferencias entre el humano y la bestia Lycan.— ¿Ahora tienes miedo? Mmm… ¿ya no
VALERIAMi cerebro se conectó con la realidad y me dijo que estaba acostada de lado sobre una cama.No encadenada, no apresada, ni atada y definitivamente, muy viva.Sentía una vitalidad increíble en mi interior, sanando y reparando mis heridas.Abrí medio confusa mis ojos, para dar con una vieja pared de madera.Conozco este papel tapiz, es de la posada donde nos estábamos quedando, en esa… ¡manada de donde me secuestraron para llevarme a unos vampiros que me vendieron como esclava y luego… luego el Rey Lycan me rescató!Hasta ahí todo era terrorífico, pero lo podía manejar, sin embargo, los recuerdos de todas las cosas sexuales que hice luego con el Rey Aldric, ¡eran imposible de soportar!Frases como “… necesito que me toques más, Aldric…” “… lo quiero probar como hiciste con el mío y etc.” hicieron corto circuito en mi mente.— Uuuuhhhh – agarré la almohada y grité frustrada contra ella, hundiendo mi rostro lleno de vergüenza.¿El Rey me habrá dejado tirada aquí en la posada? Lo
VALERIADespués de llegar al acuerdo más atrevido de mi vida, Aldric salió y le pidió al posadero que llenara la tina con agua caliente.Agradecí el detalle y me sumergí en la relajante agua hasta el cuello, sola en el cuarto, suspirando relajada.No quería pensar en nada, pero levanté la mano donde me había quemado con esa piedra extraña y estaba casi sana, toqué mi cuello y tampoco me dolía.Todas las heridas y magulladuras estaban sanando rápido, como nunca, a excepción de las más serias y antiguas.Era por el poder del Lycan, lo sabía muy bien.También recordé todo lo raro que experimenté, mis memorias sobre el ataque de ese espectro estaban medio confusas, pero una cosa era segura, yo me le enfrenté, incluso creo que él me tuvo miedo.¿Qué soy yo en realidad?Nadie puede saber de esto, absolutamente nadie.Todos los relacionados con esas criaturas y los vampiros, son ejecutados sin miramientos.Esa orden la dio, nada más y nada menos que el mismo Rey y yo estoy a su lado.Aldric,