VICTORIA Cerré los ojos con fuerza, esperando a que el dolor más mortal de mi vida llegara y acabara con ella. Escuchaba el viento silbar en mis oídos y sé que era cuestión de tiempo para sentir el impacto. Sin embargo, una luz comenzó a colarse en la oscuridad de mis ojos, los abrí para ver como cadenas doradas se enrollaban en mi cuerpo. Cubriéndome hasta la más pequeña parte de mí, creando un ataúd que me mantenía a salvo. El impacto llegó pronto y con él; un dolor que me recorrió el cuerpo, como si hubiese caído de unos tres metros de altura. Las cadenas amortiguaron el golpe y una vez que lograron su cometido, se desvanecieron en pequeñas motas brillantes. —"No puedo creer que saltaras, ahora va a sentirse más traicionado" —"¿Y qué demonios esperas que haga?, va a lastimarme, no, va a matarme, tú no puedes venir a decirme nada por qué eres producto de mi imaginación" Me levanté sintiéndome mareada, me recosté un momento antes de que un aullido retumbara en todo
VICTORIA ¡Desperté!, tal como no quería, volví a despertar. Miro alrededor y estoy en una choza. Escucho el cantar de las aves y algo que parece agua. Miro la pequeña cocina donde hay una olla hirviendo, desprendiendo un olor tenue, pero agradable. Traté de levantarme y solo conseguí recostarme al cabecero, mi cuerpo dolía de una forma atroz y el cuello me ardía. Cerré los ojos recordando todo lo que pasó y por primera vez me dan ganas de golpearme. Abrí los ojos de golpe al recordar a mi loba, traté una y mil veces hablar con ella, pero solo obtenía silencio. —Ella no te puede oír. Giré en esa dirección, mirando como Grecia caminaba a la pequeña olla y servía algo en un vaso. —Tu loba volvió a su encierro una vez que la marca de Lucien desapareció. —¿Volverá? Ella no respondió, en cambio, caminó hasta mí dándome la taza con eso adentro. —No te preocupes, es solo para que recuperes fuerzas, es un milagro que sigas viva después de qué... bueno... —Lo
VICTORIA Con cada hebra de cabello que caía sentía un peso menos, uno que sabía volvería a crecer sin importar cuando lo quisiera quitar. Cuando ya no vi nada de ese color me dejé caer al suelo, llorando, clavando mis uñas en la piel. Me dolía, dolía demasiado lo que perdí. Perdí a Ben, perdí a Lucien, lo volví a perder todo y esta vez fue por mí, pero que más podía hacer, aunque me duela, debo aferrarme a la idea de que fue lo mejor. Él iba a matarme tarde o temprano cuando completáramos la unión, cuando se diera cuenta de lo que soy. Mi propia loba me lo dijo. Me levanté y volví a lavarme la cara y salí de aquella habitación, debía irme, irme lejos, muy lejos. Cuando bajé, vi a Daniel con una sonrisa y un ramo de flores. —Daniel... —No digas nada, solo ven conmigo, quiero mostrarte algo. Me tomó de la mano dándome el ramo y luego me jaló hasta un jardín de gardenias, las flores favoritas de mi mamá. —Es muy bonito— dije, alejándome de él, recordando los días e
VICTORIA Solo fui un peón en su juego cruel. Ahora entiendo por qué esa noche fue a esa manada. Al igual que mi padre, ella quería poder, más poder, tomando el hijo de Lucien, utilizándolo a su favor para colocar de nuevo a los guardianes en lo alto. Para controlar al Reino de los lobos como la alta Reina y señora, mientras yo seguiría siendo su arma perfecta y sumisa. Vuelto a vomitar la bilis que es lo único que me queda. No puedo creer esto, no puedo. Mi propia madre. Solo soy esto para todos, alguien a quien utilizar por el poder que tengo dentro. Pero en sus planes no estaba que yo llegara a esa manada, en sus planes no estaba que yo fuera esa noche con ella, en sus planes no estaba morir. Y agradezco a quien sea que lo haya permitido, no quiero ni pensar que sería de mí si todo eso hubiese sucedido. —Ahora entiendo por qué los Reyes quisieron exterminarlos, talvez por eso me emparejaron con Lucien, para que él pueda acabar conmigo y terminar con mi linaje. Me dej
VICTORIA Me siento en la pequeña cocina de la casa de Santi, logró comprarla para por fin formalizar algo con su novia. Lo reconozco, primero no pensé que esto fuera posible y segundo jamás pensé que ella lo amarrara hasta este punto. Aunque ni yo misma pensé que me fuera a enamorar y aquí estoy, recordando las estupideces que me llevaron a llevar una marca horrible en mi cuello que no se va y a tratar de olvidar a un hombre que se impregnó a mí con su forma tosca de ser. —Oye, Ben volvió a llamarme, quiere saber de ti. —¿Qué le dijiste? —Que cuando supiera algo de ti, lo llamaría de inmediato. Me mandó literalmente a violar todas las leyes para que te encontrara. Una pequeña sonrisa brotó de mis labios al saber que mi pequeño salió como yo. Al menos en los mejores sentidos. —¿Por qué simplemente no vas?, sigues siendo la compañera del Rey. —Él rompió el vínculo Santi, ya no tenemos nada, solo yo llevo el recuerdo en mi lindo cuello. Juego con mi teléfono
VICTORIA Me paro frente al espejo observando mi atuendo. Frunzo un poco los labios con el vestido. Es blanco con dorado. El corsé tiene pedrería dorada bordada, que se va dispersando a lo largo del torso hasta llegar a la falda suelta totalmente blanca. —Parezco novia con esto. —Victoria, no sabes de elegancia, te ves impresionante con ese vestido. —Lo dices después de que habías dicho lo horrible que era Santi. —Anoche me dieron unas cuantas lecciones de gustos de mujeres. Solo me tapo los ojos negando con la cabeza, sintiendo vergüenza. —Santi, mantén tus cochinadas lejos de mis oídos, no necesito detalles. Me acomodo un poco el cabello con un semi recogido de lado. Cubriendo un poco la marca en mi cuello. Las puntas platinadas insufribles de nuevo ahí, después de que anoche las cortara por completo. Es trabajo perdido. Un maquillaje sencillo y unos cuantos roces de perfume. No necesito más. —Lista, vamos. Nos dirigimos al carro y Santi emprend
LUCIEN Jamás pensé que volvería a escuchar su voz. Sabía lo que hacía, sus movimientos, por más que intenté dejarla en el olvido no pude. Después de que rompí nuestro vínculo, no pensé al momento en las consecuencias, cuando desperté de aquel fuerte dolor, supe que ella pudo haber muerto. Sin embargo, solo recibí la noticia de que su padre la tenía. Estaba preparando todo para sacarla de allí, pero alguien más se adelantó. Ese miserable Alfa que no parece querer dar su brazo a torcer se ha vuelto una piedra en mi zapato. Agradezco que la sacara, pero no pasó por alto lo demás. Solo suspiré y me acomodé el traje, hoy era la celebración de Ben y debía tener mi mente ahí. Guardé todas sus cosas como un recuerdo lejano que no estaba seguro de soltar y no estaba seguro de si sería solo eso. Hoy lo iba a saber. Ben siempre venía a mi cuarto para llamar a ese Santi y que lo ayudara a encontrar a Victoria y fue mi sorpresa grande al escucharla. Talvez lo que dij
LUCIEN Salí de mi habitación caminando directo a la habitación de Ben. Al entrar vi a Victoria que dio un pequeño salto al verme. Me acerqué a ella, la tomé del brazo y comencé a sacarla de allí. —Lucien... —Solo camina. La volví a meter en la habitación, parecía algo asustada y esto es una de las cosas que odiaba de ella. Conmigo se asustaba y con ese don nadie se veía más tranquila. —Desvístete Ella me miró por unos segundos antes de comenzar a deslizar el cierre de su espalda. Su vestido cayó, dejando ver solo la prenda íntima de encaje semitransparente que dejaba ver su hermosa V. Se tapó los senos con sus brazos y esto solo me hizo fruncir el ceño. —Con él no eres así. —Él nunca me ha visto desnuda. —¿Cómo puedo saberlo si dentro de sus paredes yo no tengo ojos? Vi el desafío en su mirada, quería saber cuanto tiempo aguantaría esa bomba de tiempo. —No me ha visto, ni siquiera me ha tocado. —¿Puedes demostrarlo? Ella apretó los pu