VICTORIA Miro al frente con la visión algo borrosa, mirando como comenzamos a salir de la ciudad, comienzo a sentir miedo de todo esto. ¿En qué estaba pensando cuando decidí venir aquí?, debía saber que él no se iba a quedar quieto. —Estarás bien, descansa. —¿Mi madre sabía de esto? —Lo sabía, ella sabía lo que tú ibas a significar para nosotros. Sigo sin entender, qué papel en todo esto juegan los guardianes y porque los antiguos Reyes quisieron exterminarlos, algo falta aquí. —¿A dónde vamos? —Te llevaré a las afueras de la ciudad, en el bosque hay una casa donde nos quedaremos solo hasta mañana, apenas lleguemos, debo marcarte, descansaras hasta la noche para luego completar el vínculo. Cierro los ojos y aprieto con fuerza mis manos cuando de nuevo la puntada comienza a quemarme la cabeza. Cuando pasa, miro los alrededores, los últimos edificios se alzan sobre nosotros para adentrarnos en el camino. Debo pensar en algo antes de que este loco vaya a hacerme alg
VICTORIA Lucien ya lleva cinco días fuera, parece que realmente no quiere verme. Solo suspiro mientras paso la página del libro que estoy leyendo. Daniel no mintió cuando dijo que los Reyes casi exterminan a los lobos guardianes, aunque tampoco mencionó el motivo por el cual lo hicieron. —Mami te traje jugo. —Gracias cariño. Paso de nuevo la página y sigo leyendo la historia de todo este desastre. La verdad es que los lobos guardianes trabajaron en unión con los Reyes en el pasado, pero un día, una loba fue destinada al Rey Alfa, esta loca, intentó asesinarlo para darle paso a la rebelión de los guardianes. Ellos creían que merecían más, así que decidieron derrocar al Rey Alfa y acabar con su linaje utilizando a la pobre mujer como peón. Así ellos quedarían como Reyes gobernando el mundo sobrenatural mientras utilizaban sus dones para hacer daño a todo aquel que no los aceptara. Cierro el libro y pego la cabeza a este, no quiero saber nada de esto. —Parece que te
LUCIEN Mirando a través de la ventana de mi oficina, me pierdo en mis propios pensamientos. Errick anda silencioso y sé que es por ella. Los dos seguimos molestos, sentimos que ella nos traicionó, no importa cuantas veces trate de decirle a mi mente que no es así. —Adelante— digo cuando escucho golpes en la puerta. Volteo solo para ver a mi cachorro con la cabeza abajo, él sabe que hizo algo mal. —¿Sabes que fue lo que hiciste mal, Ben?—, él solo asiente con la cabeza y no dice nada más. —Dime que fue. —Haber ayudado a mi mamá a escapar, no me dijo para que, solo sé que ella iba a estar en peligro y por eso le dije a mi tía que te avisara. Mi mirada ahora se posa en Séfira, que solo permanece en silencio a su lado, mirándome como si nada. —Ben, que sea la última vez que ayudas a tu madre a hacer algo como esto, no quiero que nada les pase a ninguno, espero lo entiendas. Ahora ve a tus clases. Él sale sin decir nada y yo me quedo solo con Séfira que viene a s
VICTORIA Solo salí de aquella habitación sin mirar atrás, Lucien no parecía él, ese brillo dorado a su alrededor, sus ojos brillando con intensidad me gritaban peligro. Ese poder quería de alguna forma aplastarme, no me quedaría pasa saber que iba a hacer conmigo. Corrí hacia el bosque lo más rápido que pude, mis sentidos comenzaron a agudizarse de una forma extraña. El cielo de pronto cambio, el día tan claro como siempre se oscureció en solo segundos, la brisa comenzó a soplar con fuerza y el mismo suelo bajo mis pies se alteró. El verde suave comenzó a oscurecer bajo mis pies mientras seguía corriendo sin rumbo por entre los árboles. Un fuerte estruendo se escuchó a los lejos y la tierra bajo mis pies se sacudió con fuerza haciéndome caer. Todo a mi alrededor se quedó sumido en un profundo silencio, la brisa dejó de soplar y la poca luz que quedaba se fue. El miedo se filtró por cada célula de mi piel evitando que me moviera, escuchando atentamente cualquier
VICTORIA Cerré los ojos con fuerza, esperando a que el dolor más mortal de mi vida llegara y acabara con ella. Escuchaba el viento silbar en mis oídos y sé que era cuestión de tiempo para sentir el impacto. Sin embargo, una luz comenzó a colarse en la oscuridad de mis ojos, los abrí para ver como cadenas doradas se enrollaban en mi cuerpo. Cubriéndome hasta la más pequeña parte de mí, creando un ataúd que me mantenía a salvo. El impacto llegó pronto y con él; un dolor que me recorrió el cuerpo, como si hubiese caído de unos tres metros de altura. Las cadenas amortiguaron el golpe y una vez que lograron su cometido, se desvanecieron en pequeñas motas brillantes. —"No puedo creer que saltaras, ahora va a sentirse más traicionado" —"¿Y qué demonios esperas que haga?, va a lastimarme, no, va a matarme, tú no puedes venir a decirme nada por qué eres producto de mi imaginación" Me levanté sintiéndome mareada, me recosté un momento antes de que un aullido retumbara en todo
VICTORIA ¡Desperté!, tal como no quería, volví a despertar. Miro alrededor y estoy en una choza. Escucho el cantar de las aves y algo que parece agua. Miro la pequeña cocina donde hay una olla hirviendo, desprendiendo un olor tenue, pero agradable. Traté de levantarme y solo conseguí recostarme al cabecero, mi cuerpo dolía de una forma atroz y el cuello me ardía. Cerré los ojos recordando todo lo que pasó y por primera vez me dan ganas de golpearme. Abrí los ojos de golpe al recordar a mi loba, traté una y mil veces hablar con ella, pero solo obtenía silencio. —Ella no te puede oír. Giré en esa dirección, mirando como Grecia caminaba a la pequeña olla y servía algo en un vaso. —Tu loba volvió a su encierro una vez que la marca de Lucien desapareció. —¿Volverá? Ella no respondió, en cambio, caminó hasta mí dándome la taza con eso adentro. —No te preocupes, es solo para que recuperes fuerzas, es un milagro que sigas viva después de qué... bueno... —Lo
VICTORIA Con cada hebra de cabello que caía sentía un peso menos, uno que sabía volvería a crecer sin importar cuando lo quisiera quitar. Cuando ya no vi nada de ese color me dejé caer al suelo, llorando, clavando mis uñas en la piel. Me dolía, dolía demasiado lo que perdí. Perdí a Ben, perdí a Lucien, lo volví a perder todo y esta vez fue por mí, pero que más podía hacer, aunque me duela, debo aferrarme a la idea de que fue lo mejor. Él iba a matarme tarde o temprano cuando completáramos la unión, cuando se diera cuenta de lo que soy. Mi propia loba me lo dijo. Me levanté y volví a lavarme la cara y salí de aquella habitación, debía irme, irme lejos, muy lejos. Cuando bajé, vi a Daniel con una sonrisa y un ramo de flores. —Daniel... —No digas nada, solo ven conmigo, quiero mostrarte algo. Me tomó de la mano dándome el ramo y luego me jaló hasta un jardín de gardenias, las flores favoritas de mi mamá. —Es muy bonito— dije, alejándome de él, recordando los días e
VICTORIA Solo fui un peón en su juego cruel. Ahora entiendo por qué esa noche fue a esa manada. Al igual que mi padre, ella quería poder, más poder, tomando el hijo de Lucien, utilizándolo a su favor para colocar de nuevo a los guardianes en lo alto. Para controlar al Reino de los lobos como la alta Reina y señora, mientras yo seguiría siendo su arma perfecta y sumisa. Vuelto a vomitar la bilis que es lo único que me queda. No puedo creer esto, no puedo. Mi propia madre. Solo soy esto para todos, alguien a quien utilizar por el poder que tengo dentro. Pero en sus planes no estaba que yo llegara a esa manada, en sus planes no estaba que yo fuera esa noche con ella, en sus planes no estaba morir. Y agradezco a quien sea que lo haya permitido, no quiero ni pensar que sería de mí si todo eso hubiese sucedido. —Ahora entiendo por qué los Reyes quisieron exterminarlos, talvez por eso me emparejaron con Lucien, para que él pueda acabar conmigo y terminar con mi linaje. Me dej